Una mezcla de temor y calma dominan las llamadas a la polic¨ªa de Newtown
Se difunden las grabaciones pidiendo auxilio de los miembros de la escuela donde hace casi un a?o fueron asesinadas 26 personas, 20 de ellas ni?os
El contenido de las llamadas de auxilio que realizaron los miembros de la escuela Sandy Hook a la polic¨ªa de Newtown la ma?ana del 14 de diciembre de 2012 revelan una mezcla de angustia, miedo, ansiedad y, en varios casos, una sorprendente calma y control de la situaci¨®n. En alguna de ellas se alcanza incluso a o¨ªr el sonido de los disparos con los que Adam Lanza termin¨® con la vida de 20 ni?os y seis profesoras, antes de quitarse la suya. Este mi¨¦rcoles, a menos de quince d¨ªas para que se cumpla el aniversario de la tragedia, se han difundido varias de las conversaciones que se mantuvieron desde el interior del colegio con los agentes, despu¨¦s de una dura pugna legal por parte de la agencia Associated Press para que salieran a la luz, en contra de la opini¨®n del fiscal encargado del caso y de varias de las familias de las v¨ªctimas.
¡°Est¨¢n disparando en la parte delantera, algo est¨¢ pasando.... El cristal delantero ha volado de un tiro, y sigue pasando. Est¨¢ sucediendo ahora mismo¡±. Con aparente tranquilidad, Richard Thorne, un vigilante de Sandy Hook, relata a la polic¨ªa el tiroteo. La suya es la llamada m¨¢s larga de las siete que se han hecho p¨²blicas. Thorne se mantuvo varios minutos al tel¨¦fono respondiendo a las preguntas del agente que lo atendi¨®. En un momento determinado se escucha al polic¨ªa decirle a un compa?ero: ¡°Llevad hasta all¨ª a todos los que pod¨¢is¡±. A lo largo de la conversaci¨®n con el vigilante se perciben con total claridad los sonidos de los disparos. ¡°El tiroteo sigue, est¨¢ en marcha, por favor hagan algo¡±, implora Thorne, est¨¢ vez s¨ª, con deje de nerviosismo en su voz.
En las llamadas, se escucha c¨®mo la polic¨ªa pregunta por los ni?os y pide a sus interlocutores que se pongan a resguardo. Una de las profesoras desde un aula narra al agente al otro lado de la l¨ªnea c¨®mo cree que ha escuchado disparos en el pasillo y se da cuenta de que ¡°la puerta no est¨¢ cerrada, tengo que cerrarla¡±. El polic¨ªa le pide que ponga a cubierto a sus estudiantes y que se aleje de las ventanas.
La primera llamada se realiz¨® a las 9.39 de la ma?ana y la polic¨ªa tard¨® en llegar al colegio alrededor de tres minutos y medio despu¨¦s. Lanza se quit¨® la vida al minuto de que entrara en el edificio el primer agente, de acuerdo con el informe de la investigaci¨®n elaborado por la fiscal¨ªa que se public¨® la semana pasada. El fiscal del caso, Stephen Sedensky, se resisti¨® hasta el ¨²ltimo momento a dar a conocer su estudio y ha tratado por todos los medios de que las cintas de las llamadas de emergencia nunca salieran a la luz.
El mismo d¨ªa de la masacre AP solicit¨® a los tribunales una copia de las mismas, pero Sedensky, varios familiares de las v¨ªctimas y la propia alcaldesa de Newtown, Pat Llorca, se opusieron, aduciendo que su contenido ¨²nicamente contribuir¨ªa a aumentar la angustia de los afectados. Tras una dura pugna legal, en la que la agencia ha esgrimido la Ley de Libertad de Informaci¨®n para poder acceder a las grabaciones, la semana pasada un juez dictamin¨® que el audio pod¨ªa contribuir a ¡°una mejora de la respuesta de la polic¨ªa en casos similares, en el caso de que fuera necesaria¡± y orden¨® su publicaci¨®n, argumentando, adem¨¢s, que no se mencionaba el nombre de ning¨²n menor ni se o¨ªan sus voces por lo que no encontraba base legal para que no fueran difundidas.
No obstante, el responsable de la comunidad escolar de Newtown ha advertido a todos los padres de los alumnos de Sandy Hook de que este mi¨¦rcoles se iban a hacer p¨²blicas las cintas para que estuvieran prevenidos.
El audio y el informe del fiscal, en el que se detalla todo lo sucedido la ma?ana de 14 de diciembre de 2012 y ofrece un semblante bastante preciso de la vida y el entorno que rodeaba a Lanza, han obligado a rescatar las im¨¢genes de desconcierto y pavor de ese d¨ªa y a reavivar el dolor y la conmoci¨®n que sacudi¨® a EE UU por la atrocidad de una masacre incomprensible.
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