La herencia de Pablo Escobar, 20 a?os despu¨¦s de su muerte
Colombia no acaba de vivir el final en la guerra contra las drogas, a pesar de liderarla, enterrar miles de v¨ªctimas y gastar m¨¢s de 10.000 millones de d¨®lares
La imagen parece tomada apenas ayer. El temido Pablo Emilio Escobar Gaviria abatido sobre el techo de una casa en su natal Medell¨ªn tras una feroz cacer¨ªa que dur¨® 17 meses. Ah¨ª estaba, el ¡°patr¨®n del mal¡±, el narcotraficante m¨¢s buscado del mundo, el hombre que puso en jaque al gobierno colombiano, el responsable de la muerte de m¨¢s de 500 polic¨ªas, el mismo al que no le tembl¨® la mano para pagar mil d¨®lares por cada asesinato, ni para detonar decenas de bombas, ni para cometer magnicidios, ni siquiera para explotar un avi¨®n en pleno vuelo.
Ah¨ª estaba, sin vida, el ladr¨®n que empez¨® robando l¨¢pidas y lleg¨® a convertirse en uno de los m¨¢s ricos del mundo. Escobar no fue un narco an¨®nimo, mientras crec¨ªa en el bajo mundo construy¨® un barrio entero para los que viv¨ªan en un basurero de Medell¨ªn -que hoy lo siguen viendo como un h¨¦roe-. Ese fue su trampol¨ªn para la pol¨ªtica, lleg¨® a ser parlamentario y so?aba con la presidencia de la rep¨²blica, pero todo lo hizo rodeado de un ej¨¦rcito de sicarios. Cuando se someti¨® a la justicia hizo construir una c¨¢rcel, donde permaneci¨® un poco m¨¢s de un a?o rodeado de grandes lujos, sin que eso le impidiera seguir al frente de su m¨¢quina criminal.
Esa imagen del capo ca¨ªdo, que muchos colombianos pueden describir a la perfecci¨®n acaba de cumplir 20 a?os y se convirti¨® en la primera gran victoria del pa¨ªs sobre la mafia, primero sobre el cartel de Medell¨ªn (del que Escobar era amo y se?or) y despu¨¦s sobre el cartel de Cali con la captura de los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela. Y aunque este ser¨ªa el fin de los grandes carteles, de aquellos que no solo procesaban la coca, sino que la sacaban de Colombia y la met¨ªan a Estados Unidos, empezar¨ªa otra guerra contra la proliferaci¨®n de nuevas bandas de narcotraficantes.
Esa imagen del capo ca¨ªdo, que muchos colombianos pueden describir a la perfecci¨®n acaba de cumplir 20 a?os y se convirti¨® en la primera gran victoria del pa¨ªs sobre la mafia
¡°Si bien otros hombres han tomado su lugar en el negocio de la coca¨ªna, ning¨²n otro se ha atrevido a desafiar al Estado y a la sociedad colombiana con tanta virulencia como ¨¦l lo hizo. La carnicer¨ªa salvaje desatada por ¨¦l, en realidad, no es la consecuencia necesaria de toda la actividad ilegal del narcotr¨¢fico, sino el efecto perverso de una mente particularmente enfermiza y maligna. Y de un talento excepcionalmente afilado y pulido para hacer el mal con todo el c¨¢lculo de su inteligencia¡±, escribi¨® H¨¦ctor Abad Faciolince en el diario El Espectador.
De ah¨ª que su figura se haya convertido en una especie de mito popular que parad¨®jicamente, en Colombia, no solo genera repudio sino tambi¨¦n admiraci¨®n. Su nombre ha dado para escribir decenas de libros y documentales y hasta para una muy popular serie de televisi¨®n que hoy arrasa en Am¨¦rica Latina. Por el contrario, los capos actuales prefieren el anonimato. ¡°El narcotr¨¢fico aprendi¨® que ese protagonismo [el de Escobar] era totalmente contraproducente, la estrategia ahora es invisibilizarse¡±, dice Camilo Echand¨ªa, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
?Pero cu¨¢nto ha cambiado el negocio del narcotr¨¢fico desde la muerte de Escobar? Las autoridades sostienen que se atomiz¨®. Sin embargo, el analista Gustavo Duncan afirma que no es cierto que esto ocurriera despu¨¦s de la desaparici¨®n de los grandes carteles. ¡°Los paramilitares dominaron el negocio durante casi una d¨¦cada, controlando territorio, y surgieron grandes narcotraficantes como los hermanos Casta?o, Wilber Varela [comandaba a Los Rastrojos], Don Diego [al frente de Los Machos], Macaco y ahora est¨¢n Los Urabe?os [herederos de los paramilitares]¡±, dice, por nombrar solo algunos. Muchos de ellos est¨¢n muertos o han sido extraditados.
?Pero cu¨¢nto ha cambiado el negocio del narcotr¨¢fico desde la muerte de Escobar? Las autoridades sostienen que se atomiz¨®
Luego, tras la desmovilizaci¨®n de los paramilitares, estos mutaron hacia bandas criminales y redes sicariales que se renuevan f¨¢cilmente cuando pierden a su l¨ªder. El narcotr¨¢fico se transform¨®. De pocos capos y del capo de capos como lo fue Escobar, se pas¨® a muchos. Y mientras en la fase de Escobar, ¨¦l era el que organizaba a los grupos paramilitares, despu¨¦s los paramilitares fueron los que organizaron el narcotr¨¢fico, coinciden los analistas consultados.
Los Pepes, que era el acr¨®nimo de Perseguidos por Pablo Escobar, entre los que se contaban a los hermanos Carlos, Vicente y Fidel Casta?o, as¨ª como Diego Fernando Murillo alias Don Berna, siguieron en el mundo del narcotr¨¢fico pero amparados por un grupo de paramilitares que se expandi¨® por toda Colombia a finales de la d¨¦cada de los noventa buscando acaparar territorios en donde se produc¨ªa droga.
Don Berna, por ejemplo, quien fue extraditado en 2008 despu¨¦s de desmovilizarse como jefe paramilitar, control¨® las bandas que delinqu¨ªan en Medell¨ªn y se apoder¨® de la Oficina de cobro de Envigado (creaci¨®n de Escobar), una estructura armada que prestaba seguridad a los narcos y que hoy se financia de m¨²ltiples actividades criminales que incluyen el expendio de droga, la peque?a extorsi¨®n, la prostituci¨®n, la venta de alcohol y los juegos de azar. Este esquema se extendi¨® a otras ciudades.
De pocos capos y del capo de capos como lo fue Escobar, se pas¨® a muchos. Y mientras en la fase de Escobar, ¨¦l era el que organizaba a los grupos paramilitares, despu¨¦s los paramilitares fueron los que organizaron el narcotr¨¢fico
Cuando Escobar estaba vivo la hoja de coca se produc¨ªa en Per¨² y Bolivia, se procesaba en Colombia y de all¨ª la exportaban. Luego este ¨²ltimo se volvi¨® el principal productor de coca, lo que modific¨® los patrones del conflicto y fortaleci¨® a las FARC, que se volvieron un objetivo central del narcotr¨¢fico para evitar que se apoderaran del negocio. Se sum¨® que los mexicanos ¨Cque no tienen la amenazada de guerrillas tan fuertes como las FARC¨C entraron a competir a los colombianos, por lo que hoy el mercado se reparte entre m¨¢s cabezas, explican los analistas. Se estima que los carteles mexicanos son responsables del 70% de la coca¨ªna que ingresa a EE UU.
¡°Del control de las rutas de exportaci¨®n hasta los mercados de consumo se pas¨® a ser proveedor de mayoristas internacionales que operan desde el vecindario y que mitigan el riesgo de extradici¨®n¡±. As¨ª lo explica Ricardo Rocha, autor del libro Las nuevas dimensiones del narcotr¨¢fico en Colombia. Para este analista econ¨®mico, la erradicaci¨®n, la interdicci¨®n y la confrontaci¨®n de los grupos armados ilegales ha reducido los ingresos por narcotr¨¢fico del crimen organizado, pero ha provocado ¡°una recomposici¨®n en la especializaci¨®n del trabajo a favor de la producci¨®n de base de coca¨ªna y el microtr¨¢fico, con efectos indeseados sobre el consumo y la criminalidad¡±.
De ah¨ª que aunque Colombia enfrenta un problema de las drogas muy diferente al de la ¨¦poca de Escobar, est¨¢ lejos de solucionarlo. La organizaci¨®n del negocio cada vez m¨¢s se ha fragmentado, especializado, profesionalizado y subcontratado, agrega Rocha. Como resultado de la constante presi¨®n de la polic¨ªa colombiana e internacional, las bandas criminales han mutado hacia una organizaci¨®n criminal que es muy dif¨ªcil de atacar y casi imposible de desmantelar, dice un informe de Insight Crime.
El precio por enfrentar el narcotr¨¢fico ha sido muy alto. Seg¨²n cifras de la polic¨ªa colombiana, desde la muerte de Escobar se han capturado algo m¨¢s de 866.000 personas narcos, se han dado 1.743 extradiciones y se redujo en un? 70% los cultivos de hoja de coca. El costo econ¨®mico para Colombia entre 1995 y 2012 ha sido de 10.000 millones de d¨®lares, una guerra que le ha costado la vida a 1.785 polic¨ªas y a 10.000 personas, la mitad de ellas atribuidas a Escobar.
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