Brasil, el pa¨ªs que enamor¨® a Nelson Mandela
Los expresidentes Lula y Henrique Cardoso tuvieron siempre un lugar en el coraz¨®n del l¨ªder sudafricano, que visit¨® dos veces el pa¨ªs
"No es f¨¢cil encontrar otro Nelson Mandela", vaticin¨® el expresidente Fernando Henrique Cardoso, al hablar del l¨ªder sudafricano, de quien recibi¨® una carta invitaci¨®n para integrar The Elders, un grupo selecto de l¨ªderes mundiales, que incluye al expresidente estadounidense, Jimmy Carter, y al ex-secretario general de la ONU, Kofi Annan. El expresidente Lula tambi¨¦n deber¨ªa haber formado parte de ese club, pero no pudo conciliar su agenda con la de The Elders. Lula, sin embargo, ten¨ªa un lugar especial en el coraz¨®n de Madiba. En 2008, el ex presidente brasile?o interrumpi¨® su retiro voluntario, tras cuatro a?os alejado de la vida p¨²blica, porque quer¨ªa visitar a su viejo amigo. Mandela ya estaba delicado de salud, pero no pudo resistirse.
En una actitud m¨¢s que generosa, el l¨ªder de Sud¨¢frica recibi¨® a Lula durante 15 minutos en Maputo, y a¨²n se dejo fotograf¨ªar con ¨¦l. ¡°Estoy muy honrado con la visita de Lula¡±, afirm¨® ante los periodistas que esperaban ver al ex presidente brasile?o salir solo y se sorprendieron con la aparici¨®n de Mandela, andando con un bast¨®n, apoy¨¢ndose en el brasile?o. Eran dos iconos mundiales, que fueron una referencia durante los siglos XX y XXI. Mandela era el idealista que resisti¨® 27 a?os de prisi¨®n, y que trabaj¨® para superar la segregaci¨®n en Sud¨¢frica. Lula, el ex-obrero que super¨® la pobreza y promovi¨® la distribuci¨®n de renta en su pa¨ªs.
En una declaraci¨®n inmediatamente despu¨¦s de la muerte del l¨ªder africano, Lula da Silva hizo menci¨®n a sus respectivas trayectorias. ¡°El gran legado de Nelson Mandela fue hacer que el pueblo negro de Sud¨¢frica descubriera una cosa que parece simple, pero no lo es: que si la mayor¨ªa de la poblaci¨®n era negra, no ten¨ªa ning¨²n sentido que la minor¨ªa blanca contin¨²ase gobernando aquel pa¨ªs. Y eso fue una cosa extraordinaria. La gente se descubri¨® como una fuerza motora capaz de transformar la sociedad. Y estoy hablando de Nelson Mandela porque conmigo sucedi¨® lo mismo y tambi¨¦n con Evo Morales¡±.
La presidenta Dilma Rousseff tambi¨¦n estuvo de acuerdo en que su memoria continuar¨¢ inspirando el mundo. ¡°El ejemplo de este gran l¨ªder guiar¨¢ a todos aquellos que luchan por la justicia social y por la paz en el mundo¡±, asegur¨® en un comunicado.
Mandela era reverenciado en Brasil, donde fue sofocado por ¡°tanto amor¡±, seg¨²n sus propias palabras, en su primera visita al pa¨ªs en 1991, reci¨¦n liberado, cuando buscaba apoyo internacional para llegar a la presidencia de Sud¨¢frica. Su caracter¨ªstica sonrisa qued¨® a¨²n m¨¢s patente delante de miles de personas que lo recibieron en la plaza de la Apoteose, en R¨ªo de Janeiro. Iba con su segunda mujer, Winnie Mandela, y fue agasajado por el cantante Martinho de Vila, que compus¨® una melod¨ªa en su homenaje. El segundo viaje a Brasil tuvo lugar en julio de 1998, en una visita oficial al entonces presidente Fernando Henrique, cuando ambos cumpl¨ªan el ¨²ltimo a?o de su mandato. Cardoso ser¨ªa reelegido el a?o siguiente y Mandela estaba bajando el ritmo pues ya ten¨ªa 80 a?os.
Lula, entonces l¨ªder del Partido de los Trabajadores (PT), busc¨® una forma de encontrarse con Mandela, a pesar de que el viaje oficial duraba solo tres d¨ªas. Cuando asumi¨® la presidencia, en 2003, el petista profundiz¨® las relaciones comerciales con Sud¨¢frica y todo el continente. Pero eso ya es otra historia. Mandela era negro y super¨® las adversidades de su vida. Fue siempre un espejo para los brasile?os m¨¢s sufridos, que se miraban en ¨¦l por su capacidad de supervivencia y por ir siempre m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites. El presidente Tribunal Federal Supremo, Joaquim Barbosa, el primer negro que preside la m¨¢s alta corte de Justicia brasile?a, mencion¨® la inspiraci¨®n que Mandela personificaba. ¡°El mundo es m¨¢s pobre desde hoy en ejemplos de coraje, dignidad y obstinaci¨®n en la defensa de las causas justas¡±.
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