The Economist corrige su edici¨®n en tabletas para incluir la muerte de Mandela
Los suscriptores solo tienen que borrar el ejemplar de ayer y descargarlo de nuevo para leer un especial sobre Madiba
Cada jueves sobre las siete de la tarde los suscriptores de la revista brit¨¢nica The Economist reciben un correo electr¨®nico del director de la publicaci¨®n, John Micklethwait. En unas l¨ªneas presenta el tema de portada que el semanario ha elegido para cada uno de los continentes y las razones por las que sus periodistas los consideran importantes. La publicaci¨®n es c¨¦lebre por su capacidad para sorprender con reportajes originales que no son tratados por ning¨²n otro medio. Ayer Micklethwait anunciaba con sorna que "muchos de nuestros lectores nunca habr¨¢n o¨ªdo hablar" del tema de portada compartida por todos las ediciones de la revista, un an¨¢lisis sobre el grupo inversor BlackRock.
La ventaja de trabajar en una publicaci¨®n que no vive atada al d¨ªa a d¨ªa es gozar del tiempo necesario para analizar la actualidad con mayor profundidad y desde ¨¢ngulos imaginativos. Sin embargo, tambi¨¦n tiene sus servidumbres. Siete d¨ªas de reuniones y reflexiones en equipo para producir editoriales sesudos sobre el futuro de Afganist¨¢n, la crisis pol¨ªtica ucrania, reportajes anal¨ªticos sobre el estado de la educaci¨®n en Finlandia o el surgimiento de nuevas burbujas en los mercados financieros... para nada.
Tres horas y media despu¨¦s de recibir el correo de Micklethwait el presidente sudafricano, Jacob Zuma, anunci¨® la muerte de Nelson Mandela, una de las noticias del a?o. Los suscriptores y lectores de The Economist tendr¨ªan que esperar siete d¨ªas para conocer la visi¨®n de la publicaci¨®n.
Esa frustraci¨®n profesional es inevitable en la edici¨®n papel, que compran dos milllones de personas en todo el mundo, y se env¨ªa a imprenta a las tres de la tarde del jueves. Sin embargho, la versi¨®n para tabletas y m¨®viles ofrece m¨¢s posibilidades. Esta tarde Micklethwait ha enviado excepcionalmente un segundo correo a los suscriptores. En ¨¦l anuncia una nueva portada de la revista, con Madiba como protagonista con un editorial de apertura titulado A giant passes, Un gigante fallece. Adem¨¢s, el equipo de The Economist ha introducido un reportaje especial sobre Mandela, A hero, not a saint, Un h¨¦roe, no un santo.
Los lectores solo tienen que borrar el ejemplar de sus dispositivos el ejemplar de ayer y descargarlo de nuevo para leer la nueva versi¨®n.
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