Un tiroteo en la mayor favela R¨ªo trae m¨¢s dudas sobre la pacificaci¨®n
A pesar de la disminuci¨®n de la violencia, la estrategia de pacificaci¨®n en comunidades, antes controladas por grupos criminales, comienza a presentar se?ales de desgaste
Pese a la dr¨¢stica ca¨ªda de los ¨ªndices de violencia en las favelas de R¨ªo de Janeiro que se benefician de Unidades de Polic¨ªa Pacificadora (UPP), la estrategia de pacificaci¨®n de comunidades antes controladas por grupos criminales comienza a presentar signos de cansancio. Son varias las favelas donde las unidades pacificadoras est¨¢n sometidas a un alto grado de hostilidad por parte de la poblaci¨®n local, como Rocinha, donde la desaparici¨®n el pasado julio del pe¨®n de alba?il Amarildo de Souza ha generado una situaci¨®n de tensi¨®n que evoca a los tiempos en que reinaba la ley de las pistolas.
Durante las ¨²ltimas semanas los tiroteos en la favela enclavada entre algunos de los barrios m¨¢s codiciados de R¨ªo (Leblon, S?o Conrado y Gavea) no han dado tregua a los vecinos. En Rocinha, cuya poblaci¨®n local se calcula en m¨¢s de 70.000 habitantes, se traba una guerra de baja intensidad, aunque no por ello menos preocupante, entre dos grupos del narco, que se disputan la venta de drogas, y polic¨ªas militares. Seg¨²n informaciones de la propia polic¨ªa, en la comunidad act¨²an actualmente 90 narcotraficantes que controlan cien puntos de venta. El comercio de estupefacientes genera mensualmente alrededor de seis millones de reales (2,5 millones de d¨®lares). En teor¨ªa, Rocinha deber¨ªa vivir en paz desde la implantaci¨®n, en septiembre de 2012, de la Unidad de Polic¨ªa Pacificadora que tiene como uno de sus objetivos principales evitar que la violencia narco vuelva a extenderse por el territorio.
¡°Por mucho que se diga que ciertas favelas est¨¢n pacificadas, no es as¨ª. Un lugar donde generacionalmente mucha gente ha estado involucrada en el narcotr¨¢fico, ya sea directa o indirectamente, no puede abandonar este medio de vida de la noche a la ma?ana. Y no hay que perder de vista que el objetivo de la pacificaci¨®n no es acabar con el narcotr¨¢fico, sino con la violencia que este ven¨ªa generando en las favelas de R¨ªo¡±, admite una fuente de la Secretar¨ªa de Seguridad P¨²blica del Gobierno de R¨ªo.
A los frecuentes testimonios de vecinos de Rocinha que denuncian abusos de autoridad y agresiones por parte de los agentes pacificadores, se sum¨® el pasado julio la desaparici¨®n de Amarildo de Souza, el pe¨®n de alba?il local convertido en el icono de las protestas contra la violencia policial en R¨ªo. Amarildo fue detenido por un grupo de agentes pacificadores y nunca m¨¢s se supo de su paradero. Con el tiempo, las investigaciones fueron desvelando que, casi con toda seguridad, Amarildo fue torturado hasta la muerte en la base de operaciones de la UPP, algo que desencaden¨® una ola de indignaci¨®n social y la detenci¨®n de varios polic¨ªas, entre ellos el mayor Edson Santos, comandante del contingente.
¡°Esto explica en buena medida la situaci¨®n en la que nos encontramos ahora. Tanta presi¨®n medi¨¢tica y social contra la UPP nos ha llevado a un periodo en el que se nota una ca¨ªda en la actuaci¨®n de los agentes para calmar los ¨¢nimos de la poblaci¨®n. Y este es el espacio que justamente estaban esperando los bandidos para volver a las andadas. Si quiere recuperar el terreno perdido, ahora la polic¨ªa no tiene otra alternativa que volver a entrar en la comunidad con dureza¡±, opina un vecino de Roupa Suja, una de las zonas de la enorme favela donde se localizan los enfrentamientos, que pide el anonimato.
Los tiroteos son diarios en Rocinha, aunque a veces no se sabe con total seguridad si los protagonizan las dos facciones que se disputan la zona m¨¢s alta de la favela o los agentes de la Polic¨ªa Militar que se enfrentan cuerpo a cuerpo a los narcos en los angostos callejones de la comunidad. Los choques a veces duran horas, provocando heridos de bala y recreando escenas de pavor que hac¨ªa a?os que no se viv¨ªan en la favela. La UPP de Rocinha cuenta con 700 efectivos para patrullar un territorio de m¨¢s de 887.000 metros cuadrados. Bajo una fuerte presi¨®n local, 70 agentes han solicitado su baja de la Unidad. La situaci¨®n ha ido aumentado de voltaje hasta el punto de que Polic¨ªas de ¨¦lite del Batall¨®n de Choque ya est¨¢n haciendo incursiones en las ¨¢reas en conflicto.
¡°El modelo de las UPP, tal y como lo hemos conocido, est¨¢ agotado. El efecto positivo de los primeros a?os ya se ha diluido y ha llegado la hora de tomar nuevas decisiones que impidan una vuelta atr¨¢s en las conquistas realizadas¡±, comenta el soci¨®logo especialista en violencia, Ignacio Cano. No pocos entendidos en la materia alertan desde hace a?os de la dificultad de pacificar una favela como Rocinha, cuya extensi¨®n requiere de enormes esfuerzos y medios para mantener el control del territorio. No obstante, esta comunidad es el espejo de tantas otras menos visibles, como las favelas que integran el Complexo do Alem?o, en la zona norte, donde la estrategia de pacificaci¨®n tambi¨¦n presenta preocupantes lagunas.
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