La Comisi¨®n de la Verdad de Sao Paulo asegura que Kubitschek fue asesinado

El expresidente brasile?o, Juscelino Kubitschek de Olivo, que gobern¨® Brasil de 1956 a 1961, fue v¨ªctima de "conspiraci¨®n, complot y atentado pol¨ªtico" que acabaron con su muerte el 22 de agosto de 1976, durante la dictadura militar. Ese fue el dictamen de la Comisi¨®n de la Verdad Vladimir Herzog, instaurada por el Ayuntamiento de S?o Paulo, para investigar los cr¨ªmenes cometidos durante esa ¨¦poca en S?o Paulo, bas¨¢ndose en 90 indicios encontrados en la investigaci¨®n.

La investigaci¨®n del caso comenz¨® en mayo de este a?o, cuando los concejales paulistanos comenzaron a recopilar documentos y testimonios de figuras importantes conectadas con los hechos, como el ex-conductor de la Via??o Cometa, Josias Nunes de Olivo, que, en la ¨¦poca, fue se?alado como uno de los responsables del accidente que llev¨® al Opala en el que Juscelino y su conductor, Geraldo Ribeiro, viajaban a salirse de la carretera Presidente Dutra y chocar contra un cami¨®n. Nunes afirm¨® a la Comisi¨®n, el 1 de octubre de este a?o, que el coche rebas¨® al autob¨²s por la derecha y sigui¨® directo hacia el carril opuesto, sin hacer curvas. El conductor, que afirm¨® que dos hombres le buscaron tras el crimen para ofrecerle dinero si asum¨ªa la culpa, dij¨® que su veh¨ªculo no roz¨® el del expresidente, lo que se comprob¨® tras investigaciones hechas en los dos autom¨®viles y por el testimonio de pasajeros que estaban en el autob¨²s.

El testimonio de Ribeiro ayud¨® a dar cuerpo a la tesis de que el conductor del coche de?Kubitschek perdi¨® el control del autom¨®vil despu¨¦s de ser alcanzado por un disparo en la cabeza. Otro conductor de un cami¨®n, Ademar Jahn, que estaba pr¨®ximo al accidente, afirm¨® ante los concejales a finales de noviembre, que, poco antes del choque, vio a Ribeiro inclinado, con la cabeza ca¨ªda entre el volante y la puerta del autom¨®vil, indicios de que estaba inconsciente en el momento de la colisi¨®n. Luego despu¨¦s del crimen, la familia del ex presidente fue informada de que un autom¨®vil Caravan march¨® en parelo con el Opala en la carretera antes de que el coche se saliera de control.

Las huellas del tiro en la nunca nunca fueron registradas durante las pruebas polic¨ªales. Y nunca se hicieron las pruebas de rayos-X, que podr¨ªan haber mostrado el impacto de la bala. Los indicios se escondieron hasta hace poco tiempo, afirmaron los concejales. En su testimonio ante a la Comisi¨®n, el perito criminal Alberto Carlos de Minas relat¨® que polic¨ªas y agentes del Estado le impideron fotografiar el cr¨¢neo del conductor del coche del ex presidente durante los trabajos de exhumaci¨®n de los restos mortales, en 1996, cuando el caso volvi¨® a investigarse. El cr¨¢neo presentaba un agujero con las mismas caracter¨ªsticas similar a las que provocan los proyectiles. Las pruebas hechas en el cuerpo mostraron que el cr¨¢neo del conductor ten¨ªa vestigios de metal,? aunque en la investigaci¨®n se determin¨® que eran clavos del f¨¦retro. Esa conclusi¨®n fue rechazada por los concejales, que pidieron una revisi¨®n del material encontrado. La respuesta de la polic¨ªa civil de Minas Gerais, donde est¨¢n enterrados los cuerpos, fue que tanto el material como el atestado inicial no fueron encontrados, seg¨²n dijeron los parlamentarios.

Antes del accidente, el expresidente estaba en una reuni¨®n en una hacienda propiedad del general de brigada, Newton Junqueira Villa-Fuerte, que fue profesor de Jo?o Baptista Figueiredo, quien, en 1978, dos a?os despu¨¦s de la muerte de Kubitschek, se convirti¨® en el quinto general elegido presidente de la Rep¨²blica brasile?a. Juscelino se postulaba como candidato a esas elecciones indirectas de una forma discreta. Ese ser¨ªa el motivo, seg¨²n los concejales, por el cual el pol¨ªtico habr¨ªa sido asesinado. En 272 d¨ªas, murieron en el pa¨ªs tres de los principales l¨ªderes opositores al r¨¦gimen militar: adem¨¢s de?Kubitschek el 22 de agosto de 1976, el tambi¨¦n expresidente Jo?o Goulart, el 6 de diciembre de 1976, y el ex-gobernador de Guanabara Carlos Lacerda, el 21 de mayo de 1977. Los tres integraban, a la ¨¦poca, el movimiento Frente Amplio, que trabajaba por la redemocratizaci¨®n del pa¨ªs.

Los concejales conectaron las muertes del tr¨ªo a la de Orlando Letelier, exministro de Relaciones Exteriores de Chile, ocurrida en Washington el 21 de septiembre de 1976. Una correspondencia entre el coronel chileno Manuel Contreras Sepulveda, director del servicio secreto de la dictadura chilena, dirigida al entonces jefe del SNI (Servicio Nacional de Informaciones) brasile?o, el general Jo?o Baptista Figueiredo, acusaba a Kubitschek y Letelier de ¡°poder influir seriamente en la estabilidad del Cono Sur del hemisferio¡±, por su estrecha relaci¨®n con pol¨ªticos dem¨®cratas norteamericanos. La correspondencia se produjo un a?o antes de los dos cr¨ªmenes.

"Estamos declarando y firmando un documento que muestra que estamos convencidos de que Kubitschek fue asesinado. Asumimos la responsabilidad de decir eso a la poblaci¨®n. Creemos que el gobierno de la ¨¦poca decidi¨® matar a un importante candidato con oportunidades en el colegio electoral", afirm¨® el presidente de la comisi¨®n Gilberto Natalini (PV).

La dictadura brasile?a se mantuvo entre 1964 y 1985, a causa de un golpe militar que derroc¨® al presidente Jo?o Goulart. No fue hasta 2011 cuando el Gobierno Federal resolvi¨® crear una Comisi¨®n de la Verdad nacional para evaluar los cr¨ªmenes ocurridos en ese per¨ªodo. Despu¨¦s, comisiones similares surgieron en Estados y municipios. " Brasil escondi¨® los cr¨ªmenes de la dictadura para bajo la alfombra", dice Natalini, cuya familia tambi¨¦n fue v¨ªctima del r¨¦gimen.

El caso de?Kubitschek se investigaba en la Comisi¨®n de la Verdad nacional desde 2012, pero sin resultados conocidos. La comisi¨®n, que no quiso pronunciarse, recibir¨¢ ahora el informe de los parlamentarios del municipio de S?o Paulo. Esperan que las investigaciones policiales sobre el homicidio, que prescribi¨® en 1996, se reabren para que los responsables del asesinato sean juzagdos. "Cr¨ªmenes como ese no deben prescribir", afirm¨® Natalini.