Eyad El Serraj, el psiquiatra de la causa palestina
El m¨¦dico fue un pionero al exponer y tratar el impacto del conflicto en las v¨ªctimas, sobre todo los ni?os
En las tinieblas de Gaza, asediada por el bloqueo israel¨ª, encogida por el islamismo en el poder, a¨²n quedan hombres de luz que superan el dolor y el tedio y se convierten en ejemplos de lucha sensata, conocimiento curioso y compromiso universal. Eyad El Serraj, pionero en la psiquiatr¨ªa de Palestina, era posiblemente el m¨¢s brillante de ellos. Gaza perdi¨® su faro el pasado d¨ªa 17, cuando el doctor Serraj muri¨® en un hospital israel¨ª. Hab¨ªa logrado permiso para salir de la franja y tratarse en Jerusal¨¦n de una larga leucemia. Hasta sus ¨²ltimos d¨ªas estuvo escribiendo, dando entrevistas, alzando la voz.
Serraj fue el fundador del Programa Comunitario de Salud Mental de Gaza, en 1990, un hito que super¨® los prejuicios de una sociedad conservadora y que hoy ha atendido ya a m¨¢s de 35.000 pacientes. Su ¡°honestidad¡± y su ¡°poder pedag¨®gico¡±, explicando a los pacientes humildes y a los poderosos gestores la necesidad de actuar en este campo, fueron sus claves, destaca Khaled Monsour, antiguo colaborador, hoy en Jordania. Empez¨® tratando mujeres y ni?os y, m¨¢s tarde, ampli¨® su trabajo a los presos que hab¨ªan estado en c¨¢rceles israel¨ªes. ¡°Fue el primero en exponer el impacto del conflicto, las heridas que no se ven y perduran¡±, destaca su colega.
Los menores, recuerda, eran su obsesi¨®n. ?Han visto los dibujos de los ni?os palestinos que muestran sus recuerdos de ataques, sus esbozos sue?os? Son parte de la terapia que El Serraj llev¨® a cabo con ellos. Quiz¨¢ le apasionaban porque ¨¦l tambi¨¦n fue un ni?o de la guerra. Nacido en 1943 en la actual Beersheva, una ciudad israel¨ª llamada entonces Bir Al Saba y de la que su familia fue expulsada en 1948, fue otro refugiado m¨¢s en Gaza. Eran otros tiempos, sin barreras, y pudo salir a estudiar en Alejandr¨ªa y perfeccionarse en el Instituto de Psiquiatr¨ªa de Londres. Ah¨ª forj¨® la base para su trabajo posterior.
Su compromiso con su pueblo lo llev¨® a buscar el debate intelectual intenso, a comprometerse contra las injusticias provenientes de Israel o del propio Gobierno palestino. Cre¨® un centro de estudios, TIDA, donde dec¨ªa cosas que nadie se atrev¨ªa ni a susurrar. Por eso, en 1996 fue detenido y torturado por las autoridades palestinas. La Autoridad Nacional orden¨® su encarcelamiento en tres ocasiones. Porque no callaba. ¡°Era un revolucionario, un rom¨¢ntico. So?aba con lo que los dem¨¢s cre¨ªamos inalcanzable. Todo lo que le disgustaba, lo denunciaba. Su compromiso era con su gente y su bienestar¡±, ensalza el director adjunto del Centro Palestino por los Derechos Humanos, Jaber Wisham, su amigo.
Entre sus pensamientos m¨¢s impopulares, la defensa encendida de un di¨¢logo con Israel y, en tiempos de la Segunda Intifada, cuando la desesperaci¨®n tom¨® las calles, su empe?o en pelear desde la no violencia. Llamaba a Israel a tratar a los palestinos como seres humanos y a la ANP, a respetar a sus gobernados. Siempre, apuntalando sus cr¨ªticas con su profundo optimismo y su convicci¨®n de que el conflicto es ¡°reversible¡±, una palabra que le gustaba repetir con su voz ronca de acento british. Wisham reconoce que hoy es ¡°imposible pensar siquiera¡± en conferencias como las que ¨¦l organizaba en los a?os 90 entre especialistas de los dos lados de la frontera, aprendiendo en com¨²n, entendi¨¦ndose.
Elocuente, moderado y secular, estaba convencido de que Palestina ten¨ªa que curarse dentro para negociar con Israel y por eso en 2011 fue uno de los impulsores del proceso de acercamiento entre Fatah y Ham¨¢s para lograr un Gobierno de unidad entre Cisjordania y Gaza, sin avances desde entonces. De ah¨ª que, pese a sus feroces cr¨ªticas al Movimiento de Resistencia Isl¨¢mico, el mi¨¦rcoles Ham¨¢s le hiciera casi un funeral de estado, con sus principales mandatarios en primera fila. ¡°Fue un gran militante, dedic¨® su vida al servicio de los palestinos, la resistencia a la ocupaci¨®n y toda forma de racismo¡±, destac¨® en un comunicado. ¡°Deja una profunda huella en la causa de nuestro pueblo¡±, complet¨® el presidente de la ANP, Mahmud Abbas.
¡°Padre y maestro¡±, como rezaba una pancarta en su honor, Serraj recibi¨® numerosos premios a su carrera, como el Olof Palme y el Juan L¨®pez Ibor, ambos en 2010. ¡°Yo no lo soy¡ Los verdaderos h¨¦roes son las v¨ªctimas de la violencia, la tortura y la guerra¡±, dijo entonces.
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