Ir¨¢n choca con las l¨ªneas rojas de la libertad de prensa
La justicia bloquea la publicaci¨®n de diarios reformistas pese a las promesas del nuevo presidente
?¡°La llegada de Rohan¨ª ha significado una esperanza para nosotros, pero no ha ocurrido nada tangible¡±, resume Mashallah Shamsolvaezin, el presidente de la Asociaci¨®n de Periodistas iran¨ªes. Aunque los m¨¢rgenes de lo tolerado se han ampliado desde que el nuevo Gobierno tom¨® posesi¨®n el pasado verano, es m¨¢s resultado de la osad¨ªa de los informadores que cada d¨ªa fuerzan los l¨ªmites que de cambios reales. Contin¨²an las detenciones de periodistas y el poder judicial ha cerrado el diario reformista Bahar y frenado el lanzamiento de varios m¨¢s.
¡°En este pa¨ªs publicar un peri¨®dico es un privilegio, no un derecho¡±, se queja Shamsolvaezin, que a sus 58 a?os iba a dirigir el malogrado Neshat, uno de los peri¨®dicos prohibidos cuya cabecera fund¨® hace 15 a?os. ¡°Ten¨ªamos el equipo, el local y mensajes contradictorios sobre el permiso, pero finalmente nos lo denegaron¡±, explica.
En su opini¨®n, una prensa libre podr¨ªa ayudar al Gobierno a reconciliarse con la gente y tambi¨¦n mejorar su imagen internacional. Dado que la radio y la televisi¨®n siguen siendo monopolio estatal, la prensa es el ¨²nico ¨¢mbito donde es posible la cr¨ªtica. Sin embargo, siguen produci¨¦ndose detenciones de periodistas, seg¨²n denuncia Reporteros Sin Fronteras.
La censura mata a la prensa
La explosi¨®n de peri¨®dicos que se produjo durante el primer Gobierno de Jatam¨ª (1997-2001) marc¨® un momento dorado para la prensa en Ir¨¢n. Algunos observadores llegaron a decir que los medios escritos hac¨ªa las veces del partido pol¨ªtico que el presidente reformista no ten¨ªa. Desde entonces, ¡°la gente ha perdido confianza en la prensa debido a la censura¡±, afirma la periodista Marzie Rasouli.
"Los datos de tirada son catastr¨®ficos", apunta Mashallah Shamsolvaezin, el presidente de la Asociaci¨®n de Periodistas. Seg¨²n sus datos, entre todos los peri¨®dicos no llegan al medio mill¨®n de ejemplares en un pa¨ªs de 80 millones de habitantes. "Hamshari, el de mayor difusi¨®n, tira entre 140.000 y 150.000", apunta, en claro contraste con los 483.000 que lleg¨® a vender Yame¨¦, el diario que abri¨® el camino hacia un periodismo independiente de los poderes f¨¢cticos y defendi¨® el proyecto democratizador que llev¨® a Jatam¨ª a la presidencia.
¡°Entonces con 60 millones de habitantes se tiraban 5,8 millones de ejemplares¡±, recuerda Shamsolvaezin, que se niega a aceptar que el descenso est¨¦ provocado por el uso de las redes sociales. ¡°?D¨®nde es mejor el acceso a Internet en Jap¨®n o en Ir¨¢n? All¨ª solo Yomiuri tira 12 o 13 millones de ejemplares¡±, argumenta.
¡°Somos como un jinete sin caballo al que se le pide que cabalgue por un campo de minas, del que s¨®lo las autoridades tienen el mapa y cada vez que ponemos el pie en el suelo pisamos una l¨ªnea roja¡±, describe Shamsolvaezin.
A pesar de que no hay censura previa, los periodistas iran¨ªes trabajan en la cuerda floja ya que nunca saben cu¨¢les van a ser las consecuencias de lo que escriban o digan. Es lo que Shamsolvaezin llama ¡°libertad de expresi¨®n a priori, pero no a posteriori¡±. ?l mismo sufri¨® las consecuencias en 2009 cuando en una entrevista con Al Arabiya describi¨® al entonces presidente Mahmud Ahmadineyad como un exc¨¦ntrico.
¡°A las dos de la ma?ana del d¨ªa siguiente, seis polic¨ªas de paisano se presentaron en mi casa y, con una orden de detenci¨®n en blanco, me llevaron a Evin. Estuve 70 d¨ªas encerrado en una celda del tama?o de ese ba?o¡±, dice se?alando un peque?o aseo.
No era su primera experiencia en prisi¨®n. Cuando en junio de 1998 cerraron Yame¨¦, el exitoso diario que fund¨® tras la elecci¨®n del reformista Mohammed Jatam¨ª, pas¨® 35 d¨ªas encarcelado sin cargos ni juicio. En abril de 2000, le condenaron a 30 meses por un art¨ªculo contrario a la pena de muerte en el despu¨¦s prohibido Neshat. Como ¨¦l, decenas de informadores iran¨ªes han pasado por la c¨¢rcel. ¡°A¨²n quedan 47¡±, asegura.
¡°Hay much¨ªsimas limitaciones en temas pol¨ªticos y tampoco podemos hablar con libertad de los sociales. No est¨¢n claras las l¨ªneas rojas, lo que nos deja perplejos¡±, declara por su parte la periodista Marzie Rasouli, de 34 a?os. Entre los asuntos que no se pueden criticar enumera la obligatoriedad del hiyab (vestimenta isl¨¢mica), la situaci¨®n de los presos, las leyes que aprueba el Parlamento, el trato a las minor¨ªas ¨¦tnicas, como los kurdos, o las declaraciones del l¨ªder, ¡°a pesar de que ¨¦l mismo ha dicho que hay que criticarlo¡±.
A falta de espacio en el que escribir con independencia, numerosos periodistas recurren a las redes sociales. Rasouli, que era una de las 70 personas seleccionadas para la redacci¨®n de Neshat, ha terminado colgando varias de las historias que preparaban en el diario en su Facebook, donde tiene casi 6.000 seguidores.
¡°No es ilegal tener una cuenta en Facebook o Twitter, aunque est¨¦n bloqueados. Los pol¨ªticos tambi¨¦n las tienen. Lo que es ilegal es subir temas en contra de las leyes¡±, explica. ¡°En las redes sociales hay m¨¢s libertad que en los medios, pero siempre existe el peligro de que te detengan¡±, se?ala antes de recordar que la polic¨ªa tambi¨¦n vigila Internet.
¡°Cuando me encarcelaron hace dos a?os, me preguntaron por mi actividad en Facebook a pesar de que me acusaban de colaborar con la BBC en persa¡±, recuerda.
A¨²n as¨ª, Rasouli asegura que la situaci¨®n ha mejorado con Rohan¨ª. ¡°Han quitado la mano que oprim¨ªa el cuello de la prensa. El clima es parecido al que hab¨ªa antes de Ahmadineyad", asegura. Tanto ella como Shamsolvaezin consideran que la prohibici¨®n de Neshat y otros diarios es fruto del temor que tiene el r¨¦gimen a que se repitan los incidentes del verano de 2009, cuando varios millones de iran¨ªes se manifestaron en las calles a favor de los reformistas.
¡°Entiendo la preocupaci¨®n del Estado. Queremos volver a intentarlo. Buscamos un cambio, no hay duda, pero pac¨ªfico, no violento. Si nos pierden, ?qu¨¦ va a pasar con la pr¨®xima generaci¨®n?¡±, plantea Shamsolvaezin, quien tras ocho a?os de inhabilitaci¨®n, ve la posibilidad de entrevistarse con una periodista extranjera como una buena se?al. ¡°La sociedad iran¨ª ha aprendido a caminar poco a poco y va a continuar haci¨¦ndolo¡±, asegura optimista.
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