Un gol de la diplomacia secreta alemana
La intervenci¨®n del exministro de Exteriores Genscher y de la canciller Angela Merkel fueron cruciales en la liberaci¨®n del magnate Jodorkovski
Berl¨ªn fue su primer destino en libertad y tiene permiso de residencia para un a?o, pero Mija¨ªl Jodorkovski ha solicitado visado para Suiza una semana despu¨¦s de su liberaci¨®n. All¨ª viven su segunda esposa y varios de sus hijos. La puesta en libertad del oligarca y opositor ruso se interpreta en Alemania como ¡°un ¨¦xito de la diplomacia secreta¡± berlinesa. En la masiva rueda de prensa que ofreci¨® el pasado domingo, apenas 36 horas despu¨¦s de salir del campo de prisioneros, el que fuera magnate del petr¨®leo ruso agradeci¨® a Angela Merkel y al antiguo ministro de Exteriores alem¨¢n Hans-Dietrich Genscher su mediaci¨®n ante el presidente ruso Vlad¨ªmir Putin. Tan secretas fueron estas negociaciones que el propio Jodorkovski dijo haberse visto sorprendido por su liberaci¨®n anticipada. Lo despertaron a las dos de la ma?ana del 20 de diciembre para decirle que sal¨ªa de la c¨¢rcel porque hab¨ªa obtenido el indulto de Putin, diez a?os despu¨¦s de su arresto y ocho meses antes de que concluyera su condena por corrupci¨®n y robo. ¡°Luego supe que viajar¨ªa directamente a Berl¨ªn¡±, explic¨® a los periodistas.
Las autoridades rusas se apresuraron a aclarar que en la capital alemana se reunir¨ªa con su madre, que est¨¢ siendo tratada de un c¨¢ncer en una c¨¦ntrica cl¨ªnica berlinesa. La enfermedad fue el argumento de Putin para explicar el indulto de su antiguo adversario, encarcelado tras un proceso que diversas organizaciones por los derechos humanos califican de pol¨ªtico. El viernes de la liberaci¨®n de su hijo, la anciana Marina Jodorkovskaya estaba todav¨ªa en cerca de Mosc¨² cuando su hijo aterrizaba en las pistas de Sch?nefeld. Su esposo, Boris, explic¨® despu¨¦s que ambos se reunir¨ªan en Berl¨ªn con el hijo reci¨¦n indultado. El encuentro solo fue posible gracias a dos a?os y medio de conversaciones en las que el viejo ministro Genscher jug¨® un papel crucial.
Jodorkovski dijo el domingo que ¨¦l mismo pidi¨® en 2011 a sus abogados que solicitaran su mediaci¨®n: ¡°pens¨¦ que quiz¨¢ no podr¨ªa hacer nada bueno, pero estaba seguro de que no har¨ªa ning¨²n da?o¡±. Genscher (de los liberales del FDP), que fue el jefe de la diplomacia alemana casi ininterrumpidamente durante unos 18 a?os hasta 1992, se fij¨® como objetivo negociar directamente con Putin. Seg¨²n el dominical del Frankfurter Allgemeine Zeitung, el octogenario pol¨ªtico retirado y el, entonces, de nuevo investido presidente Putin se reunieron en el aeropuerto berlin¨¦s de Tegel en junio de 2012. Fue un encuentro secreto que dio pocos frutos directos. Putin se hab¨ªa reunido previamente con Merkel, con quien dio una rueda de prensa en la que no mencionaron a Jodorkovski. La canciller y la Embajada alemana en Mosc¨² tomaron el testigo para mantener la presi¨®n sobre el presidente ruso hasta la siguiente reuni¨®n entre Genscher y Putin, que se produjo en Mosc¨² a primeros de 2013. El alem¨¢n le pregunt¨® un multimillonario amigo llamado Ulrich Bettermann si pondr¨ªa su avi¨®n privado a disposici¨®n del magnate. Jodorkovski us¨® su jet para volar a Berl¨ªn, donde para desde el d¨ªa 20 en el lujoso hotel Adlon. El que fuera el hombre m¨¢s rico de Rusia confirm¨® que hoy tampoco tiene problemas de dinero.
Seg¨²n ha explicado al semanario Der Spiegel el experto en Rusia Alexander Rahr, que asesor¨® a Genscher durante las negociaciones, el alem¨¢n argument¨® ante Putin que Jodorkovski ya no encarna una amenaza y que puede serle m¨¢s ¨²til en libertad que preso. Durante los dos o tres ¨²ltimos a?os se han tensado ostensiblemente las relaciones entre Berl¨ªn y Mosc¨², en primer t¨¦rmino debido a las cr¨ªticas europeas a las restricciones de las libertades que Putin impone cada vez con menos disimulo. La liberaci¨®n de Jodorkovski demuestra que Alemania, que mantiene importantes lazos comerciales y econ¨®micos con Rusia, puede actuar ante Mosc¨² con m¨¢s eficiencia que otros pa¨ªses occidentales. Tambi¨¦n es la constataci¨®n de que el Kremlin tiene cierta conciencia del brutal deterioro de su imagen exterior. Nada m¨¢s llegar a Berl¨ªn, Jodorkovski pidi¨® a los pol¨ªticos y a los medios occidentales: ¡°no olviden que yo no soy el ¨²ltimo preso pol¨ªtico¡± en Rusia.
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