De Teher¨¢n a Jerusal¨¦n
Israel pretende destruir el cauto acercamiento entre Ir¨¢n y EE UU por temor a una arma at¨®mica iran¨ª
Dos procesos negociadores discurren en sugerente paralelo en las ¨²ltimas semanas. Uno es la en¨¦sima encarnaci¨®n del contencioso ¨¢rabe-israel¨ª, que comenz¨® hace m¨¢s de un siglo con la primera gran inmigraci¨®n jud¨ªa a Palestina; y el otro, la recent¨ªsima negociaci¨®n entre Occidente ¡ªv¨¦ase EE UU¡ª e Ir¨¢n sobre las aspiraciones nucleares de este ¨²ltimo. Ambos, cruciales para la paz en Oriente Medio.
Las conversaciones entre palestinos e israel¨ªes datan de 1993 y han procedido con muchas m¨¢s interrupciones que sesiones negociadoras. Pero John Kerry se obstina dudosamente en recomponer las piezas de un acuerdo marco que permita firmar la paz de aqu¨ª al 29 de abril, plazo fijado por el propio secretario de Estado norteamericano. Y a las negociaciones con Ir¨¢n, tambi¨¦n Kerry les ha atribuido un tiempo m¨¢ximo de seis meses, que se cumplir¨ªan poco despu¨¦s de la fecha citada.
En ambos casos los actores son virtualmente los mismos. ?rabes e israel¨ªes tienen a EE UU mucho m¨¢s como actor que como ¡®broker¡¯, e Ir¨¢n, aunque menos implicado, es tambi¨¦n un vigilante apoyo de la causa palestina. Y en el segundo proceso Washington y Teher¨¢n son directamente las partes dialogantes. Si nos referimos a los enemigos de que se negocie la n¨®mina es id¨¦ntica. Israel, con sus poderosas extremidades en EE UU pretende destruir el cauto acercamiento a Ir¨¢n por temor a que un acuerdo conduzca a Teher¨¢n hasta el umbral del arma at¨®mica. Y en Tierra Santa los peores enemigos de la paz militan en el doble campo negociador. La extrema derecha israel¨ª, presente en el Gobierno de Jerusal¨¦n, pone condiciones infranqueables o califica de indeseable cualquier clase de acuerdo; y una parte mal determinada del pueblo palestino, que representa el movimiento terrorista de Ham¨¢s, amenaza con desconocer lo que pueda firmar el presidente de la AP Mahmud Abbas, al que suele acusar de ¡®entreguista¡¯.
Los procesos son entre s¨ª un calco. Israel pretende lo m¨¢s dentro de lo menos: el mayor n¨²mero de palestinos en el territorio m¨¢s escueto y menos soberano, al que, de paso, se exigir¨ªa el reconocimiento de Israel como Estado jud¨ªo, y por tanto sin obligaci¨®n de recibir a millones de descendientes de los que fueron expulsados en las guerras de 1948 y 1967. Y la AP palestina reclama los territorios ocupados por Israel, lo m¨¢s, pero sin renunciar al regreso de los refugiados, lo menos. EE UU intenta, finalmente, impedir que Ir¨¢n disponga del arma nuclear, aunque se resigna a que el ¨¢tomo sirva a fines pac¨ªficos; mientras que el poder iran¨ª cabe que se contentara con quedar a un tiro de piedra de la ¡®bomba¡¯. Lo m¨¢s en menos.
En un Oriente Medio que ya es multipolar, donde ni EE UU ni Rusia llenan la totalidad del espacio geopol¨ªtico, es perentorio mantener con vida ambos procesos. Aunque la soluci¨®n no sea para ma?ana.
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