El esc¨¢ndalo de Christie limita las opciones republicanas a la Casa Blanca
El gobernador de Nueva Jersey dice que sus asesores no le informaron sobre el cierre de un puente para perjudicar a un rival pol¨ªtico
Su aparici¨®n este jueves para pedir repetidamente perd¨®n y anunciar la liquidaci¨®n de buena parte de su equipo de asesores, no le ha evitado al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, el da?o causado por un esc¨¢ndalo pol¨ªtico que compromete seriamente la carrera de quien en este momento era tal vez el pol¨ªtico m¨¢s popular del pa¨ªs y sin duda la mayor esperanza del Partido Republicano de reconquistar la Casa Blanca.
¡°Todo lo que puedo hacer es disculparme¡±, dijo Christie tras conocerse que algunos de sus colaboradores estuvieron implicados en un asunto aparentemente menor e infantil, pero tan miserable que despierta sospechas sobre la altura moral de cualquier pol¨ªtico: el cierre de dos carriles en el cruce del puente George Washington ¨Cuna v¨ªa esencial en el tr¨¢fico entre Nueva Jersey y Nueva York- con el prop¨®sito de crear un monumental atasco y perjudicar a un alcalde que se hab¨ªa negado a apoyarle en su disputa por la reelecci¨®n.
Christie hab¨ªa sostenido hasta ahora que ni ¨¦l ni nadie de si entorno hab¨ªan tenido nada que ver con ese incidente, ocurrido en septiembre pasado. El mi¨¦rcoles, sin embargo, la prensa hizo p¨²blicos correos electr¨®nicos enviados por altos funcionarios de su gobierno que, no solo demuestran lo contrario, sino que prueban el desprecio con el que los asesores de Christie se refieren al alcalde rival, perteneciente a la ciudad de Fort Lee, y a los ciudadanos afectados por el embotellamiento.
No soy un mat¨®n¡± Gobernador Chris Christie
El gobernador compareci¨® este jueves para asegurar que no estaba enterado de esa operaci¨®n, que fue enga?ado por sus colaboradores y que, en ning¨²n momento, actu¨® con el prop¨®sito de amenazar o castigar al alcalde de Fort Lee por razones pol¨ªticas. ¡°No soy un mat¨®n¡±, asegur¨®.
Pero en esa misma negaci¨®n, Christie reconoc¨ªa lo que desde hace tiempo se sospecha como uno de los principales rasgos de su car¨¢cter: su tendencia a las reacciones col¨¦ricas, apasionadas y desproporcionadas cuando alguien se le resiste. Es frecuente en pol¨ªtica el fen¨®meno de que un desmentido hace m¨¢s veros¨ªmil un rumor. ¡°No soy un tramposo¡±, dijo Richard Nixon en medio del Watergate. Ahora, Christie va a tener muchas dificultades para convencer a los norteamericanos de que, efectivamente, no es un mat¨®n. Algunas de las preguntas de la rueda de prensa fueron reveladoras: ¡°?Grit¨® mucho cuando se enter¨® de los e-mail?¡±, ¡°?Rompi¨® algo?¡±.
Provocar un caos de tr¨¢fico para castigar a un alcalde que se le resiste ¨Cun caos de tales dimensiones que durante meses ha sido noticia en Nueva York- es una bajeza de tal calibre que es dif¨ªcil conservar la autoridad para hacer promesas electorales. La implicaci¨®n de algunos de los miembros de su equipo es evidente. Los e-mail prueban que su vicejefa de Gabinete anunci¨® que ¡°es hora de que haya problemas de tr¨¢fico en Fort Lee¡± y que otro de sus colaboradores, que trabajaba en la oficina de control del puente de George Washington, se regocijaba, cuando se le advert¨ªa de que miles de ni?os estaban atrapados en el trayecto a la escuela, de que los que sufr¨ªan las consecuencias de ese desprop¨®sito eran ¡°los hijos de los votantes de Buono¡±, en referencia a Barbara Buono, la rival de Christie en las elecciones para gobernador en noviembre. Incluso si es verdad que el propio Christie no sab¨ªa nada, es alarmante que pueda rodearse de semejante personal.
Christie acab¨® ganando las elecciones de noviembre con suma facilidad. Ese triunfo fue mencionado internacionalmente como la confirmaci¨®n del republicano con m¨¢s posibilidades de obtener la victoria en las elecciones presidenciales de 2016. Aclamado en un estado de mayor¨ªa dem¨®crata, Christie ratific¨® su perfil de pol¨ªtico moderado capaz de obtener apoyos de amplios sectores del electorado, justo lo que se requiere para llegar a la Casa Blanca. El gobernador nunca neg¨® esa ambici¨®n, y durante todo este invierno se ha venido especulando ¨Cincluso se han hecho encuestas- sobre el pr¨®ximo duelo Chris Christie-Hillary Clinton.
Ahora todo eso queda en duda, si no es que completamente descartado. Pese a toda su popularidad, a Christie no le faltan enemigos dentro y fuera de su partido que traten de aprovechar este grave traspi¨¦s para acabar con ¨¦l. Dentro del Partido Republicano esta noticia habr¨¢ sido motivo de satisfacci¨®n entre muchos conservadores y afines al Tea Party que recelan de Christie desde que ¨¦ste acept¨® la colaboraci¨®n de Barack Obama y fotografiarse con ¨¦l con motivo del hurac¨¢n Sandy de 2012.
Christie intentar¨¢ salir de este apuro con las armas que le han hecho famoso hasta ahora, su naturalidad y espontaneidad. Este jueves estuvo contestando preguntas sobre el tema durante dos horas, aparentemente sin esconder nada. Admiti¨® que tiene un car¨¢cter fuerte, que es humano, que no es perfecto, pero que nunca reaccionar¨ªa de forma tal que los ciudadanos resultasen perjudicados por su ira contra un rival pol¨ªtico.
Podr¨ªa funcionarle. Los norteamericanos son bastante receptivos al reconocimiento de errores y suelen respaldar a los pol¨ªticos que muestran humanidad y proximidad. Esas son, precisamente, algunas de las dificultades de Obama, su rigidez, su lejan¨ªa. Pero, en esta ocasi¨®n, se trata de un esc¨¢ndalo que no est¨¢ relacionado con el confuso mundo de financiaci¨®n y contactos en el que viven los pol¨ªticos, sino con el tormento cotidiano de cualquier ciudadano de Nueva Jersey: su recorrido a Nueva York. Y eso puede ser m¨¢s dif¨ªcil de perdonar.
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