La guerra interior
El cambio de estrategia de Al Qaeda en Irak y Siria se debe a que la victoria de los insurgentes islamistas no yihadistas significar¨ªa la derrota para la organizaci¨®n terrorista
Con la toma de Faluya, en Irak, y la ocupaci¨®n de Raqa, en Siria, Al Qaeda ha demostrado no solo su potencia de fuego, sino tambi¨¦n su nueva estrategia. En estas dos ciudades, los yihadistas, a favor de la descomposici¨®n de los estados iraqu¨ª y sirio, imponen una tiran¨ªa religiosa que jam¨¢s ha existido de esta forma en la historia del Islam.
En Irak, las fuerzas de la oposici¨®n sunita, as¨ª como el Gobierno de Al Maliki, organizan conjuntamente, a pesar de su odio mutuo, la ofensiva para recuperar Faluya; de igual manera, en Siria, las fuerzas de la rebeli¨®n contra Bashar Al-Assad, muy divididas, han decidido actuar juntas para retomar el control de las zonas ocupadas por los terroristas. En ambos casos, el objetivo es acabar con la organizaci¨®n yihadista EIIL (Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante).
Conquista de territorios por parte del yihadismo, reacci¨®n de fuerzas islamistas conservadoras: esta nueva situaci¨®n resulta del hecho de que, desde la muerte de Osama bin Laden, Al Qaeda parece haber cambiado de estrategia. Antes, la organizaci¨®n terrorista buscaba primero golpear, luego desestabilizar y huir despu¨¦s.
Hace un a?o, los jefes de Al Qaeda aparentemente decidieron, dada la amplitud del caos regional, que hab¨ªa llegado el momento de conquistar, instalarse y crear ¡°emiratos isl¨¢micos¡± para enfrentarse mejor a otras fuerzas rebeldes.
Al Qaeda ha dado este giro estrat¨¦gico porque estima que las fuerzas que se han sublevado contra los estados sirio e iraqu¨ª son d¨¦biles y que, adem¨¢s, no podr¨¢n alcanzar la victoria frente a estos sin la ayuda de las potencias occidentales (EE UU, Arabia Saudita y Europa). La victoria de los insurgentes islamistas no yihadistas significar¨ªa, a ojos de Al Qaeda, su propia derrota. En cambio, una especie de guerra dentro de la guerra permitir¨ªa ocupar territorios, lo que impedir¨ªa la reconstituci¨®n de los estados naci¨®n, forma pol¨ªtica aborrecida por los integristas panisl¨¢micos. Es, de hecho, la misma estrategia que los terroristas intentaron imponer en el norte de Mali.
Por su parte, las fuerzas rebeldes, sobre todo en Siria, han perdido mucho terreno desde el arreglo americano-ruso, que ha conducido a la apertura del di¨¢logo con Ir¨¢n. La ayuda exterior es para ¨¦stas vital; adem¨¢s, han sido conminadas por sus aliados occidentales a ¡°hacer limpieza¡±.
Finalmente ven que la extensi¨®n territorial de Al Qaeda amenaza la integridad nacional de sus estados (es por esto que acusan a los yihadistas de ser aliados de la dictadura). En realidad, esta batalla contra el integrismo fan¨¢tico constituye un giro, pues ser¨¢ la que decida la suerte de las naciones en el futuro.
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