Votos para la Constituci¨®n y para el general Al Sisi en Egipto
Los egipcios votan la nueva carta magna en medio de una fuerte campa?a oficial a favor del s¨ª
En la papeleta que deposit¨® este martes Farouk Hassan, jubilado de 67 a?os, en el colegio Abbas el Akkad de El Cairo, dec¨ªa ¡°s¨ª¡± a la nueva constituci¨®n. Pero para ¨¦l su voto no era solo para eso, sino para mucho m¨¢s. ¡°Voto a favor del gobierno, la polic¨ªa, el ej¨¦rcito y, sobre todo, el general Al Sisi¡±, dijo. A las puertas del colegio donde Hassan vot¨®, la gente hac¨ªa cola con grandes pancartas con la cara del general, coreando su nombre. Les daban rosas a los soldados. Levantaban los dedos ¨ªndice y coraz¨®n, haciendo con la mano el s¨ªmbolo de la victoria. Esa victoria qued¨® clara ayer, antes si quiera de contar un solo voto: la del golpe de Estado de julio, la de la deposici¨®n del gobierno islamista de Mohamed Morsi y la del nuevo orden impuesto por las fuerzas armadas en Egipto.
Son 52 millones de personas las llamadas a votar en dos jornadas, martes y mi¨¦rcoles. Egipto decide sobre una constituci¨®n que sustituir¨¢ a la de corte isl¨¢mico del anterior gobierno, aprobada en las urnas en 2012. En varios colegios de El Cairo las largas colas eran fiestas, con m¨²sica y baile. Once personas murieron durante la jornada electoral.
Los generales buscan legitimar sus acciones y para ello han pedido una participaci¨®n elevada. A muchos asistentes les daba igual que la consulta fuera sobre la constituci¨®n. Podr¨ªan haber sido de cualquier otra cosa. Lo importante era votar lo que pida el general Abdel Fatah al Sisi, art¨ªfice del golpe, con la esperanza de auparle a la presidencia. Si se preguntaba, la aplastante mayor¨ªa hab¨ªa votado s¨ª: s¨ª al nuevo gobierno, s¨ª al ej¨¦rcito, s¨ª a prohibir los Hermanos Musulmanes.
A s¨®lo unas manzanas, la mezquita de Raba al Adauiya permanec¨ªa custodiada por tanquetas y un fuerte dispositivo de seguridad. All¨ª, en agosto, una carga del ej¨¦rcito se cobr¨® cientos de vidas, incluidos mujeres y ni?os, que hab¨ªan acampado en protesta por el golpe de Estado contra el islamista Morsi, el primer presidente elegido en la truncada democracia egipcia. Ayer nadie recordaba aquellos cuerpos desfigurados y calcinados. En la plaza frente al templo, una nueva estatua permanec¨ªa a¨²n cubierta. Dos manos que representan a la polic¨ªa y el ej¨¦rcito, protegen una esfera de color met¨¢lico, que parece una bola de demolici¨®n.?
Llorar a aquellos muertos ha quedado prohibido en Egipto. Los Hermanos Musulmanes fueron declarados el mes pasado organizaci¨®n terrorista. Clandestinos de nuevo, no han participado en el referendum, ni siquiera con el ¡®no¡¯. Y ayer era imposible encontrar en las urnas a nadie que admitiera abiertamente haber votado en contra de un texto constitucional que ilegaliza los partidos fundados sobre bases religiosas. Hubo varias manifestaciones, y encontronazos con la polic¨ªa, que provocaron en todo el pa¨ªs al menos nueve muertes. Una bomba explot¨® por la ma?ana ante un juzgado en Giza, sin provocar heridos.
¡°No voy a decir qu¨¦ vote¡±, dec¨ªa Bassem Yousef, de 32 a?os. Ante el festival de patrioterismo de las calles, era toda una admisi¨®n de voto negativo. ¡°S¨®lo puedo decir que estoy en contra de la deposici¨®n del presidente Morsi. Las instituciones del estado no le ayudaron a gobernar y, cuando fall¨®, le echaron la culpa de todo. No creo que este pa¨ªs vaya a avanzar mucho sin reconciliaci¨®n, integrando a la hermandad¡±, a?adi¨®, bajando la voz. ?Y respecto a Al Sisi? ¡°Espero que no se presente¡±.
Esas opiniones se hubieran considerado este martes un sacrilegio en las calles. En las colas de los colegios m¨¢s concurridos, un nuevo p¨®ster se vend¨ªa a una libra egipcia. El general Al Sisi entre dos presidentes, Anuar el Sadat y Gamal Abdel Naser, ninguno de ambos, por supuesto, elegido democr¨¢ticamente. Algunos de los entrevistados ni siquiera sab¨ªan que estaban votando a favor de una constituci¨®n, pensaban que eran unas elecciones presidenciales. Entre los que sab¨ªan lo que hac¨ªan, la mayor¨ªa confesaba haber le¨ªdo poco o nada del texto a consulta.?
Si la historia pudiera reescribirse, nadie en las calles de Egipto hubiera votado a Morsi en las elecciones presidenciales de 2012, a pesar de que en la segunda vuelta recibi¨® 13,2 millones de votos. Muchos egipcios le ven ya como un mal recuerdo o un experimento frustrado, y le acusan de uno de los peores males en este patri¨®tico pa¨ªs: no ser un buen egipcio.
¡°Morsi presid¨ªa sobre una intentona de convertir a Egipto en parte de un imperio isl¨¢mico internacional¡±, dec¨ªa Nadima Mohamed Ali, de 30 a?os. ?Y sobre los muertos de Raba al Adauiya, tan cercanos a donde ella vive? ¡°El derrame de sangre no se justifica en ninguna parte, pero lo que all¨ª suced¨ªa, aquellas protestas, era inaceptables, y apoyo completamente al ej¨¦rcito en sus acciones. No hab¨ªa otra opci¨®n¡±.
De falta de opciones se trata este referendum. El ej¨¦rcito dice que no ten¨ªa m¨¢s remedio que quitar de en medio a Morsi y los Hermanos Musulmanes. A estos no se les ha dejado m¨¢s escapatoria que el regreso a la clandestinidad. Y en este referendo, previo a las elecciones legislativas y presidenciales, la ¨²nica e inevitable opci¨®n parece ser el ¡®s¨ª¡¯.
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