¡°Me culpan de ser negra, mujer y extranjera¡±
La ministra italiana, v¨ªctima de constantes ataques racistas, confiesa que nunca pens¨® que vivir¨ªa momentos tan duros en su lucha por evitar la "invisibilidad" de los inmigrantes
Italia tiene un problema. Un problema feo. Tal vez el m¨¢s feo de los problemas. Su ministra de Integraci¨®n, C¨¦cile Kyenge, una mujer de 49 a?os, madre de dos hijas, oftalm¨®loga de profesi¨®n, es acosada e insultada desde hace ocho meses con una violencia feroz, en la calle, en el Parlamento, en la prensa y en la televisi¨®n. Pero no por sus ideas pol¨ªticas de centroizquierda. Ni siquiera por intentar que los hijos de los inmigrantes nacidos en Italia tengan derecho a la nacionalidad ¡ªel ius soli¡ª o por exigir la abolici¨®n de una ley ¡ªla Bossi-Fini, aprobada por Silvio Berlusconi con sus socios xen¨®fobos de la Liga Norte¡ª que convierte autom¨¢ticamente en delincuentes a los inmigrantes irregulares. No. Los responsables de la Liga Norte, bajo la mirada pasiva de buena parte de la pol¨ªtica y de la sociedad italiana, comparan a la ministra Kyenge con un orangut¨¢n, le lanzan pl¨¢tanos o dise?an un plan de acoso sistem¨¢tico simplemente porque es negra.
Pregunta. ?Qu¨¦ siente cuando escucha tantos y tan graves ataques racistas contra usted?
Si tengo claro que mi objetivo es el de la diversidad, entonces es posible superar estos momentos tan duros
Respuesta. Est¨¢ claro que hieren, pero la grandeza de cada uno de nosotros est¨¢ en saber mirar por encima, de ver el futuro. Estoy convencida de que todos estos ataques no pretenden solo destruir a la persona, sino que quieren comprometer, poner en riesgo, el futuro de Italia, la sociedad del futuro. Si tengo claro que mi objetivo es el de la diversidad, entonces es posible superar todos estos momentos tan duros. Porque est¨¢ claro que han sido siete u ocho meses muy dif¨ªciles, que han llegado a influir tambi¨¦n sobre mi vida privada, pero jam¨¢s los ataques me han afectado tanto como para pensar en abandonar mis objetivos¡
P. ?Nunca? ?No lo ha llegado a pensar? ?Ni ante la reacci¨®n tibia de quienes tendr¨ªan que defenderla?
R. No, no vale la pena abandonar. Yo desde peque?a no me he distra¨ªdo nunca del objetivo. Quer¨ªa convertirme en m¨¦dico e hice todo lo que ten¨ªa que hacer, incluyendo marcharme del pa¨ªs donde nac¨ª [la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo], hasta que lo logr¨¦. En todas las decisiones que he tomado en la vida, por dif¨ªciles que fueran, ten¨ªa presente un objetivo, poniendo en el centro el respeto a los dem¨¢s. Por eso, todo lo que ha pasado desde el momento de mi nombramiento ¡ªinsultos, provocaciones¡ª lo tomo como un intento de desviar la atenci¨®n. Quieren distraerme del objetivo principal, que es hacer entender a la sociedad italiana que la diversidad es una riqueza, que no debemos tener miedo del otro. Los intolerantes quieren hacernos creer otra cosa, quieren confundirnos, pero debemos tener la fuerza de no permitir que nos confundan.
Si una persona no tiene permiso de residencia, la estamos arrojando al pozo de la invisibilidad
P. Usted decidi¨® salir de Congo para buscar un futuro mejor y pens¨® que en Italia pod¨ªa encontrarlo. ?Se parece esta Italia que insulta a una ministra por ser negra, esta Europa donde crecen los populismos, a aquella de sus sue?os?
R. Est¨¢ claro que estoy viviendo momentos tan duros como jam¨¢s habr¨ªa podido so?ar. Pero no por eso puedo decir que Italia es racista, porque ninguno nace racista. Por eso es tan importante que atajemos todos esos factores externos de intolerancia que hacen apartarse a las personas de la v¨ªa de la convivencia y las hacen tomar la de la xenofobia. Tenemos que conseguir una Italia y una Europa mejor, y ese es precisamente el objetivo que estamos llevando adelante con la Declaraci¨®n de Roma, la que hemos suscrito con otros 17 pa¨ªses para llegar a un pacto 2014-2020 contra la xenofobia, contra el racismo, por la multiculturalidad, para poner la diversidad al centro de todo.
P. Cuando trabajaba como m¨¦dico, ?tambi¨¦n sufri¨® los comportamientos racistas?
R. S¨ª, al principio s¨ª. Pero el rechazo se fue desvaneciendo a medida que la gente iba conociendo mi forma de relacionarme con ellos, mi profesionalidad. Mi ausencia de miedo. Esto es importante. No hay que tener ni prejuicios ni miedo.
P. ?Tampoco ante las descalificaciones de la Liga Norte? La culpan de traer todos los males a Italia¡
R. ?Me culpan de tantas cosas! Pero, lejos de hacerme sentir d¨¦bil, refuerzan mi identidad. Yo he elegido Italia para vivir, pero mi identidad es m¨²ltiple y me siento c¨®moda as¨ª. Me echan la culpa de ser negra, de ser mujer y de ser extranjera. Incluso de una cuarta cosa: de haber estudiado. ?Y esta [exclama sonriendo] s¨ª que es una culpa terrible! Porque seg¨²n el estereotipo, deber¨ªa estar en casa fregando y haciendo hijos. Que no lo haga les parece imperdonable.
P. Su prioridad es el derecho a la ciudadan¨ªa italiana de los hijos de los inmigrantes y la suspensi¨®n del delito de clandestinidad, pero una parte del Gobierno de coalici¨®n se opone. ?Ha logrado alg¨²n paso adelante? ?Cree que lo conseguir¨¢?
R. Para m¨ª la primera satisfacci¨®n es que no se ha tratado solo de una discusi¨®n pol¨ªtica. Nunca como en estos ocho meses se ha hablado de esto en todos los sitios. Tanto en los bares como en el Parlamento se ha discutido sobre ciudadan¨ªa. Esa toma de conciencia por parte de todos nos llevar¨¢ a entender que no es un tema que preocupa a la ministra, sino a toda la sociedad. Tenemos un mill¨®n de ni?os en Italia que todav¨ªa tienen problemas de integraci¨®n, que se sienten discriminados desde la escuela. Y si nosotros queremos hacer un regalo a nuestros hijos, el mejor de todos es ayudarlos a crecer haci¨¦ndoles entender que todos somos iguales, que el ¨²nico futuro posible es el de la igualdad de oportunidades. No es un regalo solo para los hijos de los inmigrantes.
P. ?C¨®mo vivi¨® la tragedia de Lampedusa, en la que perdieron la vida cientos de inmigrantes africanos?
R. Lo primero que pens¨¦ fue que sobre aquella barca pod¨ªa haber estado yo. Pod¨ªamos haber estado cualquiera de nosotros. De hecho, una persona crece si logra ponerse de verdad en las dificultades, en la tragedia del otro. Si logramos vivirlo as¨ª, cambiar¨¢ el modo en que construimos las leyes. Por eso le dec¨ªa que hay que mirar a la pol¨ªtica de la inmigraci¨®n no como un favor, sino como una necesidad. Si me pongo en el lugar del otro y luego hago una ley contra los inmigrantes, es como si hiciese una ley contra m¨ª mismo. Esta idea m¨ªa, puesta del rev¨¦s, me acompa?a tambi¨¦n en los momentos dif¨ªciles, cuando me insultan y me atacan. Si esto me lo hacen a m¨ª, se lo pueden hacer a cualquiera. Por eso, si queremos combatir el racismo o cualquier otro tipo de marginaci¨®n, no hay m¨¢s remedio que ponerse en el lugar de la persona que sufre. En la piel del otro.
Tanto en los bares como en el Parlamento se ha discutido sobre ciudadan¨ªa estos ocho meses
P. Se habla mucho de la inmigraci¨®n que llega de ?frica, pero muy cerca de aqu¨ª, en Prato, junto a Florencia, hay cientos de chinos que viven pr¨¢cticamente en la esclavitud, trabajando y viviendo en naves industriales por sueldos de miseria¡
R. No solo sucede en Prato y no solo con los chinos. Lo fundamental del asunto es que tenemos que ser capaces de dar la oportunidad a esas personas de denunciar sus condiciones de esclavitud. Tenemos que informarles de cu¨¢les son sus derechos. Darle la posibilidad de conocer la lengua, de hablarla, de poder denunciar. Por eso hay que invertir en la mediaci¨®n cultural. Esto solo se puede conseguir si las personas tienen un estado jur¨ªdico bien definido. Una persona que vive en la invisibilidad es una persona que cae en las manos de la criminalidad organizada. Por eso le digo que no se trata solo de Prato. Son muchos otros los lugares bajo un com¨²n denominador: son invisibles¡ Por eso, si una persona no tiene permiso de residencia, la estamos arrojando al pozo de la invisibilidad. Hay que darles posibilidades incluso de volver a su pa¨ªs de origen ¡ªuna opci¨®n que muchos est¨¢n pidiendo¡ª o de ofrecerle una ruta de integraci¨®n distinta, pero jam¨¢s arrojarlos a la ilegalidad. Hacer salir a la gente de la invisibilidad es adem¨¢s un instrumento potent¨ªsimo contra la criminalidad organizada. Hay que salvar a las personas d¨¦biles de las manos de quienes las est¨¢n explotando.
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