El Congreso obstruye el plan de Obama para que la CIA deje de operar ¡®drones¡¯
Los legisladores eliminan los fondos para realizar el traspaso al Pent¨¢gono de los ataques con aviones no tripulados en un anexo clasificado de la ley de presupuesto
Si el Senado aprueba este viernes el mismo texto sobre el presupuesto de Estados Unidos que el mi¨¦rcoles respald¨® la C¨¢mara de Representantes, el plan de la Casa Blanca de transferir el control absoluto al Pent¨¢gono de las operaciones letales con drones que la CIA dirige en el extranjero podr¨ªa quedar seriamente obstaculizado. La ley incorpora un anexo clasificado que ha podido conocer The Washington Post en el que se restringe el uso de fondos para ceder toda la competencia sobre los ataques con aviones no tripulados al Departamento de Defensa. Esta maniobra del Congreso dificulta sobremanera la transici¨®n hacia un control militar del uso antiterrorista del drones en aras de garantizar una mayor transparencia de este tipo de programas que el presidente Barack Obama anunci¨® en mayo del a?o pasado.
La ley incorpora un anexo clasificado en el que se restringe el uso de fondos para ceder toda la competencia sobre los ataques con aviones no tripulados al Departamento de Defensa
La inclusi¨®n de la cl¨¢usula en una ley acordada por ambas C¨¢maras y por ambos partidos supone un nuevo contratiempo en la ejecuci¨®n del programa pol¨ªtico de Obama que ya se ha visto sometido a todo tipo de zancadillas y trabas por parte de la C¨¢mara de Representante en su empe?o por frustrar pr¨¢cticamente todas y cada una de las reformas que quiere acometer el presidente. En este caso concreto, la medida dificulta seriamente los esfuerzos de la Casa Blanca por dotar de cierta transparencia y modificar la estrategia antiterrorista en el extranjero y las intenciones del nuevo director de la CIA, John Brennan, de desmilitarizar la agencia y devolver la preponderancia a las operaciones de inteligencia y espionaje.
La cl¨¢usula ha podido contentar a aquellos pol¨ªticos esc¨¦pticos con la capacidad del Departamento de Defensa para dirigir las operaciones con drones con la misma precisi¨®n y escaso margen de error que la CIA, pero ha causado malestar entre los grupos de derechos civiles, el ala m¨¢s libertaria del Partido Republicano y veteranos senadores como John McCain que consideran la disposici¨®n una intromisi¨®n en la pol¨ªtica de misiones encubiertas y en la estrategia antiterrorista tanto de la agencia como del Pent¨¢gono. ¡°Se trata de una violaci¨®n de todos y cada uno de los procedimientos y procesos que se supone que el Congreso deber¨ªa preservar¡±, ha se?alado el republicano.
En mayo de 2013, y en plena pol¨¦mica por sobre la pertinencia y la efectividad de las batidas secretas con drones dirigidas por la CIA, el presidente estadounidense anunci¨® en un discurso sobre la pol¨ªtica antiterrorista de su Administraci¨®n en la universidad de Defensa Nacional su intenci¨®n de transferir el control de estas operaciones al Pent¨¢gono en aras de dotar de m¨¢s transparencia el programa de aviones no tripulados estadounidense. En febrero de 2013, durante las audiencias en el Senado para la confirmaci¨®n de su puesto, el propio director de la agencia se mostr¨® de acuerdo con esa posibilidad. ¡°La CIA no deber¨ªa estar realizando operaciones y actividades militares¡±, sostuvo Brennan.
Dos programas para una misma misi¨®n
La idea de la transferencia y la necesidad de esclarecer los par¨¢metros de actuaci¨®n de los programas de drones y tratar de que se ajusten a los principios establecidos por la legislaci¨®n internacional suscit¨® un amplio consenso en el Capitolio, pero las diferencias en cuanto a actuaci¨®n y supervisi¨®n a la hora de operar las redadas con este tipo de aviones por parte del Comando de Operaciones Conjuntas del Ej¨¦rcito y de la CIA, los dos ¨²nicos competentes para realizar este tipo de ataques en el exterior, est¨¢n demorando la ejecuci¨®n del plan anunciado por Obama.
La medida dificulta seriamente los esfuerzos de la Casa Blanca por dotar de cierta transparencia y modificar la estrategia antiterrorista en el extranjero y las intenciones del nuevo director de la CIA, John Brennan, de desmilitarizar la agencia
Aunque a priori pueda parecer que los objetivos y la finalidad de los ataques con drones dirigidos por el Pent¨¢gono y por la CIA son similares, las diferencias en su modus operandi son determinantes. Los vuelos de la agencia est¨¢n clasificados como acciones encubiertas bajo el T¨ªtulo 50 y, como tales, el Gobierno no est¨¢ obligado legalmente a ofrecer ninguna informaci¨®n sobre el curso de las batidas o sus objetivos espec¨ªficos. Sin embrago, los ejecutados bajo la direcci¨®n del Comando de Operaciones Conjuntas son consideradas operaciones de las ¡°fuerzas armadas¡± y su conocimiento es p¨²blico. Esta dicotom¨ªa es muy ¨²til desde el punto diplom¨¢tico y operativo, ya que el secretismo en torno a los vuelos de la CIA permite a EE UU operar casi en cualquier lugar, mientras que el Ej¨¦rcito ¨²nicamente puede llevar a cabo acciones hostiles dentro zonas de guerra reconocidas.
Desde el punto de vista de las relaciones exteriores, la reserva que rodea a los programas de la CIA es mucho m¨¢s atractivas y plantea muchos menos problemas que el hecho de aceptar abiertamente que el Ej¨¦rcito de EE UU act¨²a en su territorio. Cuando Obama propuso la idea de transferir el control de todos los programas antiterroristas de drones al Pent¨¢gono, varios congresistas mostraron sus dudas de que el Gobierno paquistan¨ª, uno de los que ha autorizado ese tipo de vuelos, permitiera que fueran dirigidos dentro de su territorio por soldados estadounidenses.
La diferencias en cuanto a actuaci¨®n y supervisi¨®n a la hora de operar las redadas con este tipo de aviones por parte del Comando de Operaciones Conjuntas del Ej¨¦rcito y de la CIA, los dos ¨²nicos competentes para realizar este tipo de ataques en el exterior, est¨¢n demorando la ejecuci¨®n del plan anunciado por Obama
El plan de privar a la CIA de la direcci¨®n de los ataques con drones no es nuevo. En 2004, la Comisi¨®n del 11-S del Congreso recomend¨® ¡°ceder la responsabilidad de dirigir y ejecutar operaciones paramilitares, tanto encubiertas como clandestinas al Departamento de Defensa¡± para evitar la ¡°creaci¨®n de autoridades y competencias redundantes y que se solapen en un trabajo tan delicado¡±. La CIA consider¨® seriamente esta propuesta ya que cre¨ªa que este tipo de acciones iban a ser escasas, sin embargo, una d¨¦cada, se ha convertido en la principal estrategia contra el terrorismo internacional de EE UU.
La enmienda del Congreso supone una traba para las aspiraciones de retomar la sugerencia de la comisi¨®n, pero hay especialistas que, sostienen, que desde el Capitolio a¨²n se podr¨ªan interponer m¨¢s obst¨¢culos, como el de exigir al Pent¨¢gono que cumpla con los mismos par¨¢metros y que siga la misma metodolog¨ªa que la CIA o que entrene a los pilotos de la misma manera.
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