Berlusconi, ¡°el padre de la patria¡±
Una nueva ley electoral consagrar¨ªa aI Cavaliere como l¨ªder de la derecha
¡°Le aprecio, porque se me parece¡±, fueron las palabras de Silvio Berlusconi sobre el futuro l¨ªder del Partido Democr¨¢tico (PD), Matteo Renzi, tras una cena en 2010. Ahora todos los medios que le est¨¢n directa o indirectamente sometidos cantan las excelencias del joven pol¨ªtico de centroizquierda. Solo hace unas semanas declaraba la muerte pol¨ªtica de Berlusconi por su justa expulsi¨®n del Senado tras la condena judicial, y ahora, con todos los honores, apadrina su resurrecci¨®n. El director de Il Giornale, Sallusti, que en noviembre hablaba de golpe de Estado del presidente Giorgio Napolitano por no indultar a su jefe, se entusiasmaba el viernes ante un Renzi ¡°bravo, molto bravo¡±; al dar prioridad a un acuerdo con Berlusconi demuestra ser disc¨ªpulo suyo. Despu¨¦s de la reuni¨®n del s¨¢bado, el mismo Berlusconi se deshace en elogios: para ¨¦l, desde siempre, la oposici¨®n de izquierda encarnaba el odio, frente a su pol¨ªtica fundada sobre el amor; ahora eso acab¨® y en la isla del amor berlusconiano ha entrado Renzi. Entre ambos, hay ¡°una sinton¨ªa perfecta¡±. Excesivo, advierte el presidente del PD, Gianni Cuperlo, ¨²ltimo superviviente del antiguo Partido Comunista Italiano.
El valor de un acuerdo tanto tiempo esperado es la principal baza para Renzi: ley electoral a la ¡°hisp¨¢nica¡±, modificada para mal en nombre de la ¡°gobernabilidad¡±. En principio, todo bien, salvo que la ley electoral consagrar¨ªa a Berlusconi como l¨ªder indiscutible de la derecha, aplastando el intento de renovaci¨®n de su exdelf¨ªn Angelino Alfano, quien ve premiado el salvamento del Gobierno de Enrico Letta por su grupo en octubre con la calificaci¨®n de ¡°partiditos que chantajean¡±.
El estilo de Renzi tiene tres rasgos: la promoci¨®n de s¨ª mismo como l¨ªder carism¨¢tico seg¨²n el principio de ¡°yo o el caos¡±, una exhibici¨®n permanente de tecn¨®crata agresivo (avalado por la brillantez de sus propuestas) y, como Berlusconi, el menosprecio de las reglas del juego y de la verdad cuando se trata de consolidar el poder. Contra el Gobierno de Letta, maniatado durante meses por el cerco pol¨ªtico berlusconiano, su acusaci¨®n de pasividad ¡ªcuriosa pues Letta es de su partido¡ª coincid¨ªa plenamente con la de Forza Italia. Su enemigo no era esta, sino la autonom¨ªa del gobierno.
Personalizaci¨®n del poder y exhibici¨®n medi¨¢tica: Renzi sigue la l¨ªnea trazada antes por Berlusconi, confiemos que con un contenido democr¨¢tico y reformador, apreciable ya en su proyecto de ley de trabajo. La larga marcha de la izquierda cl¨¢sica, iniciada con Enrico Berlinguer, llega as¨ª a su desenlace, tal vez hoy, con el fracaso de Cuperlo en la reuni¨®n del PD.
Y en cuanto a Berlusconi, ?qui¨¦n va a hablar ahora de su condici¨®n probada de delincuente o de sus impedimentos morales y legales, una vez consagrado como salvador del orden democr¨¢tico? En la ¡°profunda sinton¨ªa¡±, bien pudo existir parte secreta, cuando Berlusconi se presenta de cara al futuro como ¡°el padre de la patria¡±. Ser presidente de la Rep¨²blica era su sue?o.
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