Jordania recibe parte de la ayuda internacional de los refugiados sirios
El ¨¦xodo del pa¨ªs vecino ha generado tensiones que Amm¨¢n intenta desactivar
Las miserias de la guerra no acaban con la huida de los bombardeos. Los casi 600.000 refugiados sirios que acoge Jordania, el segundo mayor receptor de asilados despu¨¦s de L¨ªbano, aprenden poco a poco a superar las tensiones derivadas del conflicto civil. Pero la estancia en el pa¨ªs vecino alumbra otras disputas. Tras casi tres a?os de llegada masiva de sirios, la poblaci¨®n jordana recela de una comunidad que recibe atenci¨®n humanitaria, satura el mercado del alquiler y en ocasiones trabaja ilegalmente por salarios ¨ªnfimos. La comunidad internacional ha decidido emplearse a fondo para calmar las aguas.
La cuarta ciudad m¨¢s poblada de Jordania no tiene jordanos registrados en su censo. Tampoco calles asfaltadas ni viviendas de ladrillo. Y su antig¨¹edad apenas supera el a?o y medio. La cuarta ciudad jordana es un extenso campo de refugiados sirios llamado Zaatari, que lleg¨® a acoger a 130.000 personas, aunque la cifra ha ido cayendo hasta quedar por debajo de 100.000. Todos ellos reciben una atenci¨®n de la que muchos jordanos carecen. Esa ayuda, unida a la creciente convicci¨®n de que la estancia en el pa¨ªs vecino va para largo, ha aliviado las revueltas internas que al principio registraba el campo.
¡°En agosto de 2012 llegu¨¦ a ser evacuada 38 veces, pero en los ¨²ltimos meses no ha ocurrido ni una sola vez¡±, explica bajo el sol del desierto jordano Dorte Jessen, jefa del proyecto que el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas desarrolla en Jordania con motivo de la crisis siria. Los refugiados de Zaatari viven en relativa armon¨ªa (a la que, por supuesto, no son ajenos los 900 polic¨ªas jordanos que protegen el asentamiento). Han desaparecido las banderas negras ¡ªs¨ªmbolos de Al Qaeda¡ª que lleg¨® a haber colgadas en algunas de las tiendas y casi todos los problemas del campo se discuten ahora en civilizadas reuniones con representantes de la comunidad internacional.
Con ser importante, esa organizaci¨®n mod¨¦lica solventa solo una parte del problema. Porque los campos de refugiados constituyen la puerta de entrada al pa¨ªs, pero apenas acogen al 20% de los desplazados. El 80% restante se dispersan en las ciudades, principalmente en Amm¨¢n, donde el riesgo de desequilibrios es mayor. El precio de los alquileres se ha duplicado en las zonas con m¨¢s demanda siria. Y el agua escasea en un pa¨ªs que acaba de colocarse como el tercero del mundo con m¨¢s riesgo en el suministro acu¨ªfero, seg¨²n explican los representantes de la ONU en un viaje organizado por el programa de alimentos.
Hasta ahora prevalec¨ªa la comprensi¨®n de los jordanos, un pueblo carente de riqueza pero acostumbrado a compartir sus escasos recursos con los refugiados (Jordania acoge a un gran n¨²mero de asilados de otros conflictos, la mayor¨ªa palestinos). ¡°?Qu¨¦ podemos hacer? Vemos el drama que tienen los sirios. No nos queda m¨¢s remedio que ayudarlos¡±, razona Abe Haaded en la caja de un supermercado de Amm¨¢n donde compran juntos jordanos y sirios, estos ¨²ltimos con los vales de comida de la ONU. A su lado asiente resuelta su hija Lara, una de las pocas j¨®venes vestida a la occidental ¡ªy con el cabello suelto y descubierto¡ª que pueblan las c¨¢lidas calles de Amm¨¢n.
¡°Estamos agradecidos a los jordanos. Como comunidad, son mucho mejores que otros¡±, considera Ahmed Suleiman, que huy¨® el a?o pasado de la ciudad siria de Alepo con su esposa y sus nueve hijos. Pese a ese agradecimiento, su caso refleja bien los agravios que pueden llegar a sentir los jordanos m¨¢s pobres. Este refugiado padece una enfermedad cr¨®nica y requiere de cuidados sanitarios continuos, que Jordania ha decidido prestar de forma gratuita a los sirios. Adem¨¢s de atenci¨®n m¨¦dica, sus hijos necesitan educaci¨®n, un servicio que los refugiados usan de manera creciente ante la evidencia de que el regreso a Siria es improbable. Donde antes hab¨ªa 20 estudiantes por clase ahora hay, en muchos casos, 40. ¡°Y a veces los ni?os sirios llegan con mochilas nuevas, cuando los jordanos no las tienen. Esto crea resentimiento e insatisfacci¨®n¡±, explica Heinke Veit, de la oficina regional para asistencia humanitaria que tiene la UE en Amm¨¢n.
Para evitar fricciones, el Gobierno jordano exige un porcentaje de beneficiarios locales en los planes que desarrollan instituciones y ONG. ¡°Ahora, un 30% o un 40% de los receptores de muchos de nuestros proyectos son jordanos¡±, precisa Carlos Afonso, coordinador de los programas europeos de respuesta a la crisis siria. La situaci¨®n dista de estar resuelta frente a un ¨¦xodo de sirios que representa ya el 10% de la des¨¦rtica jordana y que va camino de engrosar esa cifra en los pr¨®ximos meses.
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