La justicia italiana vuelve a condenar por asesinato a Amanda Knox
Un tribunal de Florencia impone a la estadounidense una sentencia de 28 a?os de c¨¢rcel La joven y su exnovio italiano, declarados culpables de la muerte de una brit¨¢nica en 2007
Sospechosa, culpable, inocente, de nuevo sospechosa y finalmente, culpable. La joven norteamericana Amanda Knox ha sido condenada este jueves por un tribunal italiano a 28 a?os y seis meses de c¨¢rcel por cometer el brutal asesinato la noche del 1 al 2 de noviembre de 2007 de la brit¨¢nica Meredith Kercher, de 21 a?os, con la que compart¨ªa un piso de estudiantes en la ciudad de Perugia. Tambi¨¦n estaba de nuevo encausado el italiano Raffaele Sollecito, su novio de entonces, que este jueves ha sido condenado a 25 a?os de prisi¨®n. Knox y Sollecito, que fueron detenidos unas horas despu¨¦s del crimen y condenados en 2009 a 26 y 25 a?os de prisi¨®n por violaci¨®n y asesinato, recobraron la libertad en 2011, despu¨¦s de que un tribunal de apelaci¨®n formado por seis vecinos de Perugia y dos magistrados los considerase no culpables. No obstante, el pasado mes de marzo el Tribunal Supremo anul¨® la sentencia ¡ªpor no haber tenido en cuenta el 70% de las pruebas¡ª y orden¨® repetir el proceso. Amanda Knox, est¨¢ en su casa de Seattle, aparentemente decidida a no regresar a Italia jam¨¢s, y Raffaele Sollecito, en Florencia.
El fallo, contra el que los abogados de Knox han anunciado un recurso ante el Supremo, mitiga en parte un dolor ya de por s¨ª terrible, no solo por la muerte de una muchacha de 21 a?os que disfrutaba en Italia de una beca Erasmus, sino por las circunstancias del crimen. Seg¨²n la versi¨®n de los fiscales que adopt¨® como valida el tribunal de primera instancia en su sentencia de 2009, la noche de autos, Amanda Knox, que entonces ten¨ªa 21 a?os, Raffaele Sollecito, de 22, y el marfile?o Rudy Guede ¡ªtambi¨¦n condenado en un juicio r¨¢pido a 16 a?os de prisi¨®n¡ª llegaron juntos al piso de v¨ªa della Pergola donde ya se encontraba la joven Meredith: ¡°Knox, Sollecito y Guede, bajo el efecto de estupefacientes y quiz¨¢ del alcohol, decidieron llevar a cabo el proyecto de implicar a Meredith en un fuerte juego sexual¡±. Seg¨²n los fiscales, la joven inglesa trat¨® de negarse, pero la agresi¨®n desemboc¨® ¡°en un crescendo incontrolado, imparable, de violencia y juego sexual que acab¨® con la muerte de la muchacha brit¨¢nica¡±. Meredith recibi¨® 43 pu?aladas.
El tribunal que conden¨® en 2009 a la pareja de novios se bas¨® en las trazas descubiertas en el sujetador de la v¨ªctima y en un cuchillo con restos de sangre encontrado en casa de Sollecito. Seg¨²n los an¨¢lisis de la polic¨ªa cient¨ªfica, se encontraron restos de ADN del joven italiano en el gancho del sujetador que Meredith llevaba en el momento del crimen y trazas de ADN de Amanda en el cuchillo. Sin embargo, un nuevo peritaje ordenado por el tribunal de apelaci¨®n desacredit¨® esas pruebas. Los profesores Stefano Conti y Carla Vecchiotti no solo no pudieron rehacer los test debido a las malas condiciones de conservaci¨®n de las pruebas, sino que advirtieron que la polic¨ªa cient¨ªfica no hab¨ªa respetado ¡°los protocolos internacionales de recolecci¨®n [de pruebas] y almacenamiento¡±. Todo ello, unido a la falta de un m¨®vil del delito, a la falta de testigos que situaran a la pareja aquella noche en el lugar del crimen y a una gran presi¨®n medi¨¢tica y diplom¨¢tica, contribuyeron al fallo absolutorio.
Aquel d¨ªa de octubre de 2011, ante el tribunal formado por seis vecinos de Perugia, Amanda Knox se present¨® como una v¨ªctima de la justicia italiana: ¡°Es dif¨ªcil expresar lo que he sufrido en estos cuatro a?os. Perd¨ª a una amiga de la manera m¨¢s brutal e inexplicable posible. Y luego tuve que enfrentarme con acusaciones injustas, sin base alguna. Estoy pagando con mi vida algo que no hice. Nunca he violado, ni he asesinado ni he robado. Yo no lo hice. No estuve presente durante aquel crimen. Meredith era amiga m¨ªa. Pasaba la vida con ella. Siempre fue gentil conmigo. Ahora solo quiero volver a casa. No quiero ser privada de mi vida, de mi futuro¡¡±.
Sollecito adopt¨® id¨¦ntica estrategia, aunque con una ligera variaci¨®n. Si Knox intent¨® convencer al tribunal de lo injustificado de su fama de arp¨ªa, de mujer fr¨ªa y diab¨®lica, capaz de cometer un crimen horrendo y mantener su gesto angelical, el joven italiano se esforz¨® en que no viesen en ¨¦l al calzonazos dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso de matar, por orden de su amada: ¡°No soy el don Nadie que se deja manipular y har¨ªa cualquier cosa para complacer a su Venus [as¨ª lo presenta la acusaci¨®n, un t¨ªtere en manos de Amanda]. La noche del 1 de noviembre solo quer¨ªamos pasar una velada tierna, abrazados. Espero que para m¨ª y Amanda existan nuevas esperanzas, un futuro nuevo. En mi pulsera llevo escrito ¡®Liberi Amanda e Raffaele¡¯ [Raffaele y Amanda libres]¡±.
En la noche del jueves, Knox dijo estar "atemorizada y entristecida" por el veredicto, que consider¨® "injusto". "Habiendo sido declarada inocente antes, esperaba algo mejor del sistema de justicia italiano", asegur¨® Knox en un comunicado difundido por su abogado.
En unas declaraciones a The New York Times, Amanda Knox dice que ha sido injustamente presentada como un ser diab¨®lico: ¡°Nada podr¨¢ borrar la experiencia de haber sido injustamente encarcelada¡±. Y que no regresar¨¢ a Italia.
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