Novatadas, un ritual b¨¢rbaro a¨²n vigente en las universidades de Brasil
La pr¨¢ctica, ilegal en la mayor¨ªa de las facultades, contin¨²a siendo tolerada por las autoridades acad¨¦micas. Algunas de esas 'bromas' acaban en desgracia o dejan secuelas traum¨¢ticas en quien las sufre
El d¨ªa 28 de marzo del a?o pasado, Alexandre Coutinho, reci¨¦n estrenado como alumno de exactas de la Universidad de S?o Paulo (USP), volv¨ªa a su habitaci¨®n en la residencia de estudiantes del campus de S?o Carlos, en el interior de S?o Paulo. Por el camino le abord¨® un grupo de veteranos que, con ganas de fiesta, quisieron ¡®juguetear¡¯ con el novato. Entre ocho acorralaron Alexandre en una esquina, le quitaron los pantalones y se restragaron desnudos contra ¨¦l, lo tocaron y lo humillaron, seg¨²n el relato del muchacho de 23 a?os.
Desde quel d¨ªa, Alexandre comenz¨® una peregrinaci¨®n de despacho en despacho de la facultad. "Como nadie me hac¨ªa caso fui a la comisar¨ªa y me dijeron que el delito m¨¢s parecido a los que me hab¨ªa ocurrido era una violaci¨®n. La misma noche filtraron la denuncia a la prensa", explica el joven. Alexandre decidi¨® abandonar las clases un mes despu¨¦s. "Estudiar en la USP era mi sue?o, mis padres apenas est¨¢n alfabetizados", dice. "A partir de la denuncia vinieron las represalias. Ellos relativizaron la historia, dijeron que estaban borrachos, que solo fue una broma. Pero esa fue la versi¨®n que dieron a la polic¨ªa, en la facultad era otra cosa. Comenc¨¦ a sufrir depresi¨®n e inici¨¦ tratamiento psiqui¨¢trico".
La noche del 28 de agosto, exactamente cinco meses despu¨¦s, Alexandre cogi¨® un rev¨®lver que hab¨ªa comprado por 415 d¨®lares "para protegerse en casa" y apareci¨® en la residencia en busca de aquellos ocho veteranos. Dio un culatazo a uno de los estudiantes, que intent¨® quitarle el arma y dispar¨® varias veces en diferentes direcciones. Huy¨® 45 kil¨®metros en bicicleta y estuvo foragido dos semanas hasta que se entreg¨® a la polic¨ªa. Aquel episodio cambi¨® su vida, se convirti¨® un activista en las redes contra las novatadas, est¨¢ prepar¨¢ndose de nuevo para entrar en la universidad y responde en libertad a un proceso que puede costarle tres a?os de prisi¨®n. "Lo que hice no fue correcto, acab¨¦ haciendo una estupidez tras tanta frustraci¨®n, pero intent¨¦ hacer todo dentro de la ley y la ley no me apoy¨®", cuenta.
El caso de Alexandre fue el ¨²ltimo en colocar las novatadas en los titulares de los peri¨®dicos del pa¨ªs. Meses antes, en el mismo campus, 50 simpatizantes del Frente Feminista de S?o Carlos hicieron una manifestaci¨®n contra el Miss Bixete, un concurso en el que los veteranos obligan a las estudiantes a desfilar y, entre otras cosas, quitarse la camiseta, chupar un polo y bailar hasta el suelo. Ritual que es despu¨¦s suben a internet. Los veteranos respondieron al acto hostilizando a las chicas mientras simulaban tener relaciones sexuales con mu?ecas inchables o mostraban sus genitales. ¡°Nos tiraron cerveza, vasos. Hubo empujones, tentativas de agresi¨®n, asedio a las chicas, y un grupo que, al final de la manifestaci¨®n, nos persigui¨® con palos¡±, cuenta Monique Amaral, ya formada por la UFSCar. Tras el episodio, m¨¢s titulares. ¡°Se identific¨® a los responsables y el castigo fue el pago de algunas cestas b¨¢sicas de comida. Muchas de nosotras, sin embargo, fuimos asediadas y hostilizadas durante todo el a?o en los pasillos de la universidad y en las redes sociales¡±, recuerda Amaral.
Despu¨¦s de la protesta, muchas de nosotras, sin embargo, fuimos perseguidas y hostilizadas en los pasillos de la universidad y en las redes sociales durante todo el a?o.
A pocos d¨ªas del inicio del nuevo curso, las novatdas, ilegales en el papel para la mayor¨ªa de las universidades, ya comenzaron. Las novatadas, comunes en muchos pa¨ªses del mundo, son vistas como un ritual de integraci¨®n, pero en Brasil alcanzaron niveles de violencia no tan comunes. A¨²n as¨ª, una amplia lista de esos abusos contin¨²a sin resoluci¨®n conocida.
El a?o pasado, una alumna de la Universidad del Suroeste de Bahia fue obligada a chupar los test¨ªculos de un buey y acab¨® en el hospital con la boca sangrando. Tambi¨¦n el a?o pasado, en la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Minas Gerais, un alumno fue amarrado a un poste disfrazado de Hitler, mientras que otros veteranos pintaron a una estudiante de negro como si fuese la m¨ªtica Chica da Silva, una esclava que hizo historia en el pa¨ªs. En 2008, once novatos fueron quemados con un ¨¢cido durante una novatada en la Universidad Federal de los Valles del Jequitinhonha y Mucuri, en Minas Gerais. Preguntadas por cada uno de esos episodios, las universidades, que hab¨ªan condenado p¨²blicamente los actos y anunciado sanciones, o no respondieron o no supieron informar cual fue el castigo de los responsables. Ninguno, que se sepa. La impunidad acab¨® convirti¨¦ndose en regla.
El a?o pasado, una alumna de la Universidad del Suroeste de Bahia fue obligada a chupar los test¨ªculos de un buey y acab¨® en el hospital con la boca sangrando.
Ya era as¨ª en 1999, cuando el estudiante de medicina Edison Tsung Chi Hsueh apareci¨® ahogado en una piscina tras una noche intensa de novatadas y el Supremo Tribunal Federal resolvi¨® el caso as¨ª: ¡°Incluso aunque todos los testimonios fuesen veementes (y no lo son) en afirmar que hubo excesos, violencia, agresiones y abusos en la ¡®novatada¡¯, no se muestran suficientes para sostener la acusaci¨®n de homicidio cualificado imputado a los acusados, por no existir el m¨¢s peque?o indicio de que el ¨®bito de la v¨ªctima sea resultado de esas pr¨¢cticas¡±. Caso archivado.
¡°Yo sufr¨ª mucho por las novatadas. Mi facultad estaba en una ciudad peque?a, Guaratinguet¨¢, donde el modelo de alojamiento en rep¨²blicas (especie de residencia de estudiantes) facilitaba bastante esas pr¨¢cticas¡±, recuerda el ya ingeniero Henrique Mendon?a, de 30 a?os. ¡°El primer a?o te trataban peor que a un esclavo. El clima acaba siendo muy militar. Una de las novatadas era Miss B, all¨ª los veteranos de las principales rep¨²blicas organizaban un desfile donde los bixos (novatos) desfilan desnudos para que todo el mundo los vea y para que les juzgue un grupo de travestis que traen de la ciudad. Al descubrir lo que era, me escap¨¦, pero por huir sufr¨ª novatadas mucho peores. Perd¨ª mi habitaci¨®n y tuve que dormir en la sala com¨²n con todas mis cosas m¨¢s de un mes. Adem¨¢s me daban un lavado por d¨ªa, donde te agarran por las piernas y ponen tu cabeza en el v¨¢ter mientras tiran de la cadena". Las 'aventuras' de Mendon?a de aquella ¨¦poca tambi¨¦n incluyen una noche ingresado en el hospital por un coma et¨ªlico, despu¨¦s de que le obligasen a beber durante horas.
A pesar de haber sido en 2003, Mendon?a cuenta con detalle cada una de esas bromas. ¡°Recuerdo cada una de mis novatadas. Hoy no tengo ning¨²n contacto con ninguna de las personas de mi facultad, mucho menos con los veteranos de mi rep¨²blica. Fue un trauma", dice el ingeniero.
Esa agresividad va evolucionando en cada generaci¨®n porque quien sufre esa agresi¨®n acaba creando un impulso de aplicar esa misma pr¨¢ctica en el pr¨®ximo integrante del grupo.
En el caso de las mujeres, a pesar de que la agresividad es menor, la connotaci¨®n de las novatadas es siempre sexual. Monique Amaral, que particip¨® de la protesta contra el Miss Bixete en S?o Carlos, resume as¨ª las experiencias que vivi¨® con sus veteranos: ¡°Nosotras ¨¦ramos blancos para cazados y ridicularizados y, si era posible, consumidos. Andar por la calle libremente era algo vetado por las agresiones verbales, que se esforzaba en destruir a¨²n m¨¢s la autoestima, y estar en las fiestas significaba estar disponibles. En tono de broma y ritmo de fiesta, estaban intentando decirnos c¨®mo deber¨ªamos comportarnos y qu¨¦ espacios podr¨ªan cedernos y en qu¨¦ condiciones".
Una de las profesoras del campus de S?o Carlos explica la reacci¨®n de sus alumnas a la protesta de Amaral y sus colegas. ¡°No entendieron la causa. Criticaban a las chicas y dec¨ªan que esas feministas que protestaban contra el Miss Bixete eran las mismas que mostraban en los pechos en la Marcha de las Vadias (una manifestaci¨®n feminista que se celebra cada a?o en Brasil). Es dif¨ªcil porque la normalizaci¨®n de las novatadas acaba viniendo de los propios alumnos¡±, relata Ros?ngela Ferreira.
Para Jos¨¦ Roberto Leite, especialista en medicina comportamental, el profesor tambi¨¦n tiene una gran responsabilidad en una pr¨¢ctica que considera enferma. ¡°Integrar al nuevo individuo en ese grupo ya constituido es la ideolog¨ªa que antecede a la novatada. Pero lo que sucede es que el l¨ªder, que ya tiene un car¨¢cter agresivo, propone alg¨²n absurdo y todo el mundo acepta. Y esa agresividad va evolucionando en cada generaci¨®n porque quien sufre esa agresi¨®n acaba creando un impulso de aplicar esa misma pr¨¢ctica en el pr¨®ximo integrante del grupo¡±, explica el profesor. Leite destaca el clima de impunidad que se vive en las facultades respecto a las novatadas. ¡°Tenemos una exageraci¨®n sin ning¨²n castigo por parte de las instituciones. Los propios profesores creen que eso forma parte del ritual de entrada y no ven que esas actitudes corresponden, muchas veces, a una mente enferma.
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