El Papa considera la apertura de los archivos secretos sobre el Holocausto
El sumo pont¨ªfice viaja a Tierra Santa, la cuna jud¨ªa del cristianismo, del 24 al 26 de mayo
Francisco est¨¢ preparando una sorpresa con motivo de su primer viaje a Tierra Santa, la cuna jud¨ªa del cristianismo, que tendr¨¢ lugar del 24 al 26 de mayo pr¨®ximo. Al parecer, quiere anunciar antes de ir que ha autorizado que se abran los archivos secretos sobre el holocausto jud¨ªo. De hacerlo, habr¨¢ quebrado un nuevo misterio guardado bajo cuatro llaves en los polvorientos archivos vaticanos. Ning¨²n papa se hab¨ªa atrevido antes a entregar esas llaves.
Al papa Francisco no le gusta la cultura del secreto, una planta que tanto ha cultivado siempre el Vaticano, y quiere que se conozcan hasta las noticias m¨¢s comprometidas porque, seg¨²n ¨¦l, la Iglesia ¡°no debe temer la verdad¡±. ?Ni siquiera la verdad que han ocultado los documentos guardados sobre las pol¨¦micas relaciones entre el papa Pio XII y el nazismo?
Seg¨²n noticias llegadas desde Roma, ya est¨¢ digitalizado todo lo que se refiere a las acusaciones hechas al papa Pacelli de haber mantenido silencio sobre las matanzas de jud¨ªos para no enfrentarse con Hitler, quien a su vez hubiese podido, de haber sido excomulgado, tomar represalias contra los cat¨®licos. ?Y si el mundo se encontrase con sorpresas desagradables para la Iglesia en esos archivos sobre el Holocausto?
¡°Que se conozca todo, y si nos equivocamos tendremos que decir: ¡°Erramos¡±, le dijo el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires a su amigo el rabino Skorka en el libro que escribieron juntos. A la pregunta del rabino de si la Iglesia estar¨ªa dispuesta a abrir sus archivos secretos relacionados con la matanza jud¨ªa, el futuro papa le respondi¨® que ¨¦l estaba de acuerdo y a?adi¨® que la Iglesia ¡°no debe tener miedo a la verdad¡±.
El gesto de abrir los archivos secretos del Vaticano sobre el Holocausto est¨¢ lleno de simbolismos. Forma parte de la revoluci¨®n que Francisco est¨¢ llevando en la Iglesia a la que intenta empujar hacia sus or¨ªgenes, que justamente se encuentran en tierra jud¨ªa.
Ha sido el papa Francisco el que ha recordado que el Concilio Vaticano II defendi¨® que ¡°el pueblo de Israel sigue siendo el depositario de las promesas¡±.
No existir¨ªa cristianismo sin el juda¨ªsmo, de cuyo tronc¨® acabar¨ªa naciendo. Jes¨²s era jud¨ªo de nacimiento y de religi¨®n. Su misi¨®n fue perfeccionar el juda¨ªsmo, limpiarlo de sus escorias, de su elitismo y abrirlo como promesa divina a los gentiles, a los no jud¨ªos.
Su madre, Mar¨ªa, era jud¨ªa y lo fueron todos sus ap¨®stoles. Y Pedro, el primer obispo de Roma, era jud¨ªo. Hoy la Iglesia lee la Biblia jud¨ªa en cada misa que celebra y el papa usa el kip¨¢ jud¨ªo que los cat¨®licos llaman solideo.
El gesto de acercamiento del papa cat¨®lico a los jud¨ªos que sufrieron el martirio del Holocausto adem¨¢s de querer ser un resarcimiento de da?os por los tiempos en que la Iglesia rezaba en la liturgia de Semana Santa por los ¡°p¨¦rfidos jud¨ªos¡±, que habr¨ªan matado a Cristo, es tambi¨¦n un gesto de alto valor pol¨ªtico. Francisco, en efecto,o va a Jerusal¨¦n no s¨®lo como invitaci¨®n a la Iglesia a volver a sus or¨ªgenes, sino tambi¨¦n para poder colocarse ante Israel como un interlocutor cre¨ªble en el dif¨ªcil y eterno di¨¢logo de paz entre jud¨ªos y palestinos.
A los cristianos les manda un mensaje claro: se acab¨® el secretismo en la Iglesia. Francisco se ha propuesto desnudarla de sus superestructuras despoj¨¢ndola de riquezas y oropeles, de s¨ªmbolos de poder, de viejos tab¨²s para resucitar la primitiva sencillez de los or¨ªgenes del cristianismo, cuando el profeta de Nazaret, le dec¨ªa ya a sus ap¨®stoles que no deb¨ªan esconder la verdad sino que deb¨ªan gritarla ¡°desde los techos de las casas¡±. ?Se hab¨ªa anticipado a Internet?
Francisco, que dicen que es el papa m¨¢s parecido a lo que fueron los primeros disc¨ªpulos de Jes¨²s, vuelve a recordar a la Iglesia que no debe temer la verdad, que desempolve hasta sus secretos mejor escondidos y que si es necesario pedir perd¨®n al mundo, que lo pida.
Quiz¨¢s con el nuevo tab¨² quebrado en v¨ªsperas de su viaje a Israel, Francisco pueda abrir un nuevo di¨¢logo entre los dos pueblos de la Biblia siempre en guerra, para que un d¨ªa el mundo pueda celebrar la tan suspirada firma de paz entre jud¨ªos y palestinos.
A veces, en efecto, los gestos, tienen mayor fuerza de persuasi¨®n que todos los discursos. Y Francisco es un papa de gestos, que a veces escandalizan, pero que con ellos est¨¢ incluso conquistando la simpat¨ªa hasta de los no cristianos , agn¨®sticos y ateos.
Pocas cosas he escuchado tan revolucionarias del papa que est¨¢ por abrir los archivos secretos del Vaticano que aquella de que cuando se encuentra con alguien que no conoce, no le pregunta ni le importa saber si cree o no en Dios, solo si ¡°hace algo por su pr¨®jimo¡±.
Francisco est¨¢ arrastrando la poderosa y rica c¨²pula de San Pedro a la cuna humilde de Nazaret, una aldea hecha de casas de barro que ni siquiera aparec¨ªa en los mapas de aquel tiempo. A Galileo la Iglesia le conden¨® porque sosten¨ªa que la Tierra no estaba parada si no que se mov¨ªa. Condenado por el Vaticano, acept¨® la condena pero a?adi¨®: ¡°Eppur si muove¡±.
Es posible que obispos y hasta cardenales de la vieja Iglesia critiquen a Francisco porque a una Iglesia que parec¨ªa acomodada, parada en el tiempo, le ha dado cuerda y ahora, guste o no, esa Iglesia se ha puesto en camino generando a la vez estupor y esperanza.
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