Victoria laica
La Constituci¨®n de T¨²nez es el mayor triunfo de la `primavera ¨¢rabe?
La mayor victoria de la primavera ¨¢rabe, inaugurada el 14 de enero de 2011 en T¨²nez, no ha sido solo la huida del dictador Ben Ali, que hab¨ªa reinado como mafioso-polic¨ªa (pues s¨ª) durante 23 a?os con la complicidad de todas las potencias occidentales. Tampoco ha sido la expansi¨®n de esta primavera a casi todo el mundo ¨¢rabe y la ca¨ªda de tres dictadores ¡ªHosni Mubarak en Egipto, Ali Saleh en Yemen y Muamar el Gadafi en Libia¡ª. Ni, finalmente, la apertura de un proceso de transici¨®n ca¨®tico en todos estos pa¨ªses, que ha visto la elecci¨®n democr¨¢tica, realmente libre y transparente, de las mayor¨ªas dominadas por los partidos islamistas, las cuales, por cierto, ten¨ªan convicciones opuestas a la democracia. En Egipto, los Hermanos Musulmanes, desde su llegada al poder, se aferraron a querer teocratizar el Estado y a colonizar religiosamente la sociedad. Esta se moviliz¨® contra ellos, pero la reacci¨®n violenta de los islamistas hizo temer lo peor y el Ej¨¦rcito egipcio, al acecho, aprovech¨® para dar el golpe de Estado que preparaba de forma subterr¨¢nea desde la salida de Mubarak. En T¨²nez, los islamistas de Ennahda tentaron la misma estrategia que sus amigos religiosos egipcios, pero all¨ª tambi¨¦n la sociedad se sublev¨® contra ellos, recordando que la revoluci¨®n se hab¨ªa hecho para instaurar la democracia republicana, y no una nueva teocracia pol¨ªtico-religiosa. La batalla ha durado dos a?os. Los islamistas quisieron antes hacer adoptar una Constituci¨®n totalmente teocr¨¢tica; despu¨¦s, ante la resistencia de la sociedad civil, aceptaron hacer concesiones sobre los art¨ªculos de fe, hasta acabar admitiendo que el pueblo tunecino quer¨ªa una ley fundamentalmente moderna, que separara la religi¨®n del Estado, que reconociera la libertad de credo, que proclamara la igualdad de derecho a creer y a no creer, que grabara a fuego la igualdad hombre-mujer y otras muchas maravillas fundadas en los derechos imprescriptibles de la persona. As¨ª pues, una vez m¨¢s, T¨²nez sorprende al mundo, ya que acaba de desalojar del poder, sin violencia, a los islamistas y de hacerles aceptar una Constituci¨®n secular, que proclama en efecto la prohibici¨®n de atacar lo ¡°sagrado¡±, pero que, de hecho, acepta colocar en el mismo plano de lo sagrado la fe y la no-fe. Que m¨¢s de 20 jefes de Estado ¡ªentre ellos el rey de Marruecos¡ª y el pr¨ªncipe Felipe de Espa?a se hayan dado cita el jueves 6 de febrero para asistir a la adopci¨®n solemne de este texto es s¨ªntoma de la importancia que el mundo atribuye a esta ceremonia simb¨®lica. Es esta Constituci¨®n, en realidad, la mayor victoria de la primavera ¨¢rabe.
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