La situaci¨®n personal de Hollande eclipsa su visita a Estados Unidos
La reciente separaci¨®n del presidente de Francia tras conocerse que ten¨ªa una amante ocupa la atenci¨®n de los medios frente a temas de relevancia pol¨ªtica internacional
Cuando Fran?ois Hollande lleg¨® al poder, el protocolo sufri¨® un golpe de realismo y se enfrent¨® a que en las visitas de Estado, el presidente de la Republica francesa viajar¨ªa con una acompa?ante que no ten¨ªa la categor¨ªa de esposa. Dos a?os m¨¢s tarde, Hollande ha aterrizado en Estados Unidos repentinamente soltero, confundiendo al secretario social de la Casa Blanca y provocando que su estatus sentimental robe la atenci¨®n a temas de mayor calado pol¨ªtico.
Francia es el aliado m¨¢s antiguo de Estados Unidos ¨Cincluso antes de que el pa¨ªs ganara la independencia de la metr¨®poli-. Tras un peque?o bache provocado por la invasi¨®n norteamericana de Irak hace m¨¢s de diez a?os, el episodio casi solo se recuerda ahora por el cambio de nombre a las patatas fritas (Freedom Fries por French Fries), y Washington tiene hoy en Par¨ªs a un buen amigo, con bomba nuclear y derecho a voto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Barack Obama y Fran?ois Hollande desear¨ªan que la visita del presidente franc¨¦s se ci?era a la alta pol¨ªtica internacional, ya sea para hablar de la lucha contra el terrorismo ¨CD?Orsay enviando tropas a Mali para contener una incursi¨®n islamista af¨ªn a Al Qaeda- o de c¨®mo el El¨ªseo asegura ser hoy el aliado europeo m¨¢s halc¨®n que Washington tiene en el viejo continente ¨CHollande presionando para atacar por aire a Siria el verano pasado y sorprendido despu¨¦s de que Obama se retirara del plan-.
La carta que ambos mandatarios firman hoy lunes conjuntamente en el diario The Washington Post y Le Monde, con el elocuente t¨ªtulo de Francia y Estados Unidos, disfrutando de una alianza renovada, as¨ª prueba lo anterior. Y sin embargo, la visita de Hollande, 59 a?os, a Estados Unidos ha quedado eclipsada por su ca¨®tica vida sentimental ¨Cincluidos viajes en moto protegiendo su anonimato tras un casco para visitar a su amante actriz-, y ha obligado a la Casa Blanca a destruir -discretamente- 300 invitaciones para la cena de Estado de ma?ana martes con el nombre impreso en ellas de Valerie Trierweiler ¨Cya antigua compa?era sentimental de Hollande pero pareja durante siete a?os sin pasar por la vicar¨ªa-.
La Casa Blanca ha tenido que destruir 300 invitaciones para la cena de Estado de este martes con el nombre impreso en ellas de Valerie Trierweiler ¨Cya antigua compa?era sentimental de Hollande pero pareja durante siete a?os sin pasar por la vicar¨ªa-
Hollande recibir¨¢ de Obama una recepci¨®n reservada para los m¨¢s cercanos colaboradores de Washington, un privilegio dado a muy pocos. M¨¢s all¨¢ de peque?as desavenencias actuales por los impuestos que deber¨ªan de pagar en Francia las grandes empresas tecnol¨®gicas como Google -Hollande es el presidente que intent¨® gravar a los millonarios con un 75%- o el espionaje de la NSA destapado por Edward Snowden, el viaje se sumergir¨¢ ¨Cv¨ªa Air Force One- en el simbolismo con la visita de ambos presidentes a Monticello (Charlottesville, Virginia), residencia de Thomas Jefferson, tercer presidente de EE UU, quien fue antes embajador en Par¨ªs y que cuenta con estatua a las orillas del Sena. Durante el viaje, Hollande y Obama podr¨¢n hablar ¨Cquiz¨¢ de todo menos de que el viernes es San Valent¨ªn- en ingl¨¦s, ya que Hollande lo maneja con soltura.
El ¨²ltimo presidente franc¨¦s en visita de Estado a EE UU fue Jacques Chirac en 1996, bajo la presidencia de Bill Clinton y ¨Cdicen que- para angustia de Hillary, que tem¨ªa que el men¨² no estuviese a la altura de la alta cocina francesa a la que los norteamericanos creen que est¨¢n acostumbrados los franceses. En 2007, sin conced¨¦rsele el privilegio de una visita de Estado, Nicolas Sarkozy fue recibido por George W. Bush y, como ahora Hollande, tambi¨¦n cre¨® en al Casa Blanca ciertos problemas repecto al protocolo, ya que anunci¨® su divorcio de Cecilia Attias pocas semanas antes de su visita a Washington.
Podr¨ªa decirse sin exagerar que las cenas de Estado de la Administraci¨®n Obama est¨¢n bajo una suerte de maleficio que las acaba rodenado de drama, ya sea porque una pareja de aspirantes a celebridades en un reality show se cuela revelando graves lagunas en la seguridad ¨Cy cost¨¢ndole el puesto a la secretaria social del momento, Desiree Rogers- o porque Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, dej¨¢ plantados a los anfitriones tras su negativa a viajar a Washington tras saberse espiada por los servicios secretos norteamericanos.
Superado el problema de las invitaciones, ahora queda por ver a qui¨¦n sentar¨¢n al lado de Obama en la cena de Estado, lugar tradicionalmente reservado a la esposa del mandatario de turno ¨Cexcepto en el caso de Angela Merkel-. De momento, Michelle Obama tiene dos jornadas libres, las que tendr¨ªa que haber dedicado, acompa?ada de Valerie Trierweiler ¨Co la amante de Hollande, Julie Gayet, si as¨ª este lo hubiera decidido y que no ha sido el caso- a visitar un colegio local y tomar el t¨¦ en compa?¨ªa de otras altas damas.
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