Los lectores de ¡®Cien a?os de soledad¡¯ que se resisten a ver la adaptaci¨®n de Netflix
Cuatro conocedores de la novela de Garc¨ªa M¨¢rquez explican por qu¨¦, a¨²n sin verla, saben que la serie no llenar¨¢ sus expectativas
Entre los lectores de Cien a?os de soledad, el p¨²blico m¨¢s dif¨ªcil y cr¨ªtico que ha tenido la serie, ha surgido un peque?o subgrupo ¨Dan¨®nimo, secreto, y en el que no se conocen sus miembros¡ª que ha decidido, por unanimidad, simplemente no verla. Argumentan que no es un acto de protesta, sino de defensa de las palabras. Al ser seguidores de la obra de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y haber le¨ªdo esta novela varias veces, dicen conocer de antemano las fortalezas del libro, que son las mismas que dificultan, aunque no imposibilitan, una buena adaptaci¨®n. Por las caracter¨ªsticas intr¨ªnsecas de la escritura de esta novela, pueden estar seguros de que a la serie le faltar¨¢ el elemento clave: la poes¨ªa.
Parad¨®jicamente, todos reclaman el derecho a existir de la serie. ¡°Alguien ten¨ªa que romper el hielo¡±, se?ala ?lvaro Santana Acu?a, un soci¨®logo espa?ol que le ha dedicado 15 a?os de su vida a estudiar la g¨¦nesis de esta novela. La expresi¨®n no podr¨ªa ser m¨¢s acertada trat¨¢ndose de Cien a?os de soledad. El hielo se ha roto ¡ªun Jos¨¦ Arcadio de carne y hueso ha llevado a su hijo a conocerlo¡ª y el p¨²blico, dividido, ha dictado sentencia. Era natural que la adaptaci¨®n del libro m¨¢s emblem¨¢tico de la literatura colombiana, durante d¨¦cadas rodeado por un aura de sacralidad, abriera un debate sobre si debi¨® o no llevarse a la pantalla, o de c¨®mo debi¨® hacerse. Para Santana, la respuesta es sencilla: ¡°La mejor adaptaci¨®n es la que cada lector se ha imaginado en sus cabezas cuando la est¨¢ leyendo¡±.
Pese al profundo afecto que le profesa, reconoce que Cien a?os de soledad no es una obra sagrada. ¡°Es una obra maestra, pero no es una obra perfecta¡±, a?ade Acu?a, tambi¨¦n profesor y autor del libro Ascenso a la gloria: c¨®mo se escribi¨® Cien a?os de soledad y se convirti¨® en un cl¨¢sico global, publicado en ingl¨¦s y que ser¨¢ pr¨®ximamente ampliado en espa?ol. El historiador barranquillero Nicol¨¢s Pernett coincide en que no es un texto sacro, aunque s¨ª una obra que ¡°est¨¢ asentada en la escritura¡±, por lo que hacer ¡°una pel¨ªcula o una serie que intente contar Cien a?os de soledad no es posible, porque es un libro que adem¨¢s trata sobre la misma literatura, sobre el hecho de estar leyendo la historia. Trata sobre el tiempo¡±.
Cien a?os de soledad, asegura, ¡°no es solamente una novela sobre personajes y las cosas que les pasan. Es una novela que en su misma estructura es un mensaje¡±. En ese sentido, Pernett considera que m¨¢s que pensar en adaptarla, se debe buscar directores que hagan su propia versi¨®n de la obra. ¡°Un director puede hacer una muy buena pel¨ªcula sobre una esquinita de la obra de Garc¨ªa M¨¢rquez, siempre y cuando sea la pel¨ªcula del director, no que est¨¦ intentando alcanzar lo que alcanz¨® el escritor en la literatura¡±.
Juan David Torres, un lector bogotano de biblioteca p¨²blica, dice tambi¨¦n estar convencido de que Cien a?os de soledad es ¡°m¨¢s que una trama repleta de circunstancias hiperb¨®licas y ¡®m¨¢gicas¡¯. Es una haza?a de la lengua y s¨®lo alcanza sus cumbres como artefacto de palabras¡±. A los 16 o 17 a?os, cuando la ley¨® por primera vez, le produjo una especie de trance ¡ªel mismo estado en el que dijeron quedar inmersos los dem¨¢s entrevistados con esa primera lectura, y que se repite, de cuando en cuando, cada vez que se adentran en alg¨²n fragmento¡ª. Con el tiempo, sin embargo, ha ido descubriendo sus artificios. ¡°Las siguientes lecturas la volvieron m¨¢s terrenal, m¨¢s tangible, incluso m¨¢s tediosa, porque a fuerza de lecturas se descubre su m¨¦todo y su ciencia¡±, cuenta Torres. Para ¨¦l, sin embargo, eso no la ha hecho menos fascinante. ¡°Significa que Garc¨ªa M¨¢rquez encontr¨® la forma ¨²nica en la que cab¨ªa su historia y que la aprovech¨® hasta el extremo¡±.
El poeta y cr¨ªtico de libros Luis Fernando Afanador se acerc¨® a la novela siendo apenas un ni?o, cuando a finales de la d¨¦cada de los sesenta se convert¨ªa en un fen¨®meno editorial que se propagaba por la prensa y el voz a voz. ¡°Est¨¢bamos en una finca y lleg¨® mi t¨ªa y dijo: ¡®Sali¨® un libro en Bogot¨¢, y eso es la sensaci¨®n. Eso todo el mundo se lo quiere leer, pero es muy fuerte; no se lo dejen leer a los ni?os¡±. Aquella advertencia hizo que el libro le resultara mucho m¨¢s atractivo, y que su mente preadolescente se sumergiera con curiosidad en la saga familiar, pese a que en ese momento fuera una lectura confusa.
M¨¢s adelante, volvi¨® a la novela, y logr¨® captar lo esencial del libro, su belleza. ¡°Le mostraba a uno que narrar nuestro lugar en el mundo, nuestra tierra, era posible. Lo sent¨ª como la historia de Colombia contada de manera exagerada y a la vez real; con humor, y a la vez tr¨¢gica¡±, cuenta Afanador. Y eso, ?c¨®mo podr¨ªa ser condensado en una megaproducci¨®n? Para ¨¦l, ¡°las novelas cuentan historias, y eso se puede adaptar (...) Cualquier obra se puede adaptar. La Biblia la adaptaron, bien o mal. Y es un libro sagrado¡±. Pero aclara que en Cien a?os de soledad hay un mundo po¨¦tico; esa es la clave del realismo m¨¢gico. ¡°Es una visi¨®n po¨¦tica de la realidad basada en lo cotidiano¡±, a?ade. Garc¨ªa M¨¢rquez ¡°crea im¨¢genes, crea atm¨®sferas, crea mundos. Ah¨ª est¨¢ la fuerza del libro¡±.
La negativa de estos lectores va m¨¢s all¨¢ del usual argumento de que tras ver una pel¨ªcula o serie basada en un libro, los personajes adquieren la cara del actor que los interpreta. Por supuesto, en ellos tambi¨¦n hay algo de ese miedo, as¨ª como un deseo de conservar la novela en su estado puro. Sospechan que en los ocho episodios disponibles no encontrar¨¢n ni el humor, ni el erotismo ni la universalidad de Cien a?os de soledad. ?lvaro Santana Acu?a, que no descarta ver la serie una vez termine el libro en el que est¨¢ trabajando, considera que ¡°probablemente la hayan disfrutado m¨¢s aquellos que leyeron la novela hace mucho tiempo y no se acuerdan, o aquellos que todav¨ªa no la conocen¡±.
Quienes a¨²n no han le¨ªdo el libro, no tienen ese registro mental de los genitales de Jos¨¦ Arcadio, de la belleza de Remedios, de la cara de Aureliano, ¡°porque adem¨¢s Gabo evita las descripciones f¨ªsicas muy concretas. ?l apuesta por descripciones muy po¨¦ticas, que juegan y que permiten atravesar muy bien las culturas. Gabo jam¨¢s dijo que Remedios era de piel blanca o de piel oscura, de ojos negros o de ojos claros. Esa es una de las grandes ventajas que te permite la literatura, y una de las grandes desventajas cuando estamos adaptando la obra¡±, concluye Santana. Aunque la Remedios de la serie sea la m¨¢s bella, no va a ser tan bella como la imaginaron los lectores.
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