La segunda vida de Jos¨¦ Alvarenga
El Salvador recibe como un h¨¦roe al pescador que sobrevivi¨® a un naufragio de 13 meses en el Pac¨ªfico pese a que el relato de su odisea tiene muchas lagunas
Jos¨¦ Salvador Alvarenga, de 37 a?os, es el protagonista de una historia singular, como salida de los mejores relatos de ficci¨®n y aventuras. Este mi¨¦rcoles regres¨® a su tierra natal, El Salvador, que lo recibi¨® como el n¨¢ufrago pr¨®digo y ejemplo de superaci¨®n. En la casa humilde de sus padres, en la lejana y casi invisible comunidad costera del occidente salvadore?o, Garita Palmera, un gran letrero pintado por ni?os y ni?as de su familia, dice: ¡°Bienvenido a casa¡±. El pescador est¨¢ hospitalizado y se espera que en 48 horas pueda por fin viajar a su pueblo.
Alvarenga es uno de los millones de salvadore?os que han migrado a otras tierras en busca de una mejor vida. ?l no se fue a Estados Unidos a trabajar en cualquier cosa, como lo hace la mayor¨ªa que huye a causa de la pobreza o de la violencia. ?l parti¨® hace 15 a?os para el sur de M¨¦xico para seguir dedic¨¢ndose a su arte: la pesca de tiburones.
Un d¨ªa de diciembre de 2012 sali¨® a pescar con un joven ayudante llamado Ezequiel C¨®rdova R¨ªos, de quien no se ha confirmado su edad (entre 15 y 22 a?os). Al parecer partieron de las costas de Tonal¨¢ (o Costa Azul, seg¨²n otras versiones), en Chiapas, al sur de M¨¦xico, y a las pocas horas no se volvi¨® a saber de ellos. Fueron dados por desaparecidos. Los pescadores de la zona y familiares de C¨®rdova R¨ªos los buscaron durante 15 d¨ªas. ¡°Esperamos saber c¨®mo falleci¨® nuestro hijo. Lo que nosotros queremos es que se interrogue a esta persona y se compruebe su relato¡±, dijo el padre del Ezequiel, Nicol¨¢s C¨®rdova Cruz, a la prensa mexicana.
La historia de Alvarenga es bastante incre¨ªble. Estando en alta mar el motor de su embarcaci¨®n, que med¨ªa unos siete metros de eslora, se averi¨® y los pescadores quedaron a la deriva y sin posibilidades de comunicarse con tierra para pedir socorro. Tras 13 meses desaparecido, aparece vivo a m¨¢s de 10.000 kil¨®metros de distancia en las Islas Marshall, en la regi¨®n de Micronesia, en el Pac¨ªfico. Su historia tiene muchos puntos oscuros. El hecho m¨¢s dram¨¢tico del que poco se sabe es el destino sufrido por el joven C¨®rdova R¨ªos. Alvarenga cont¨® que hab¨ªa fallecido a las pocas semanas del naufragio por negarse a comer y que tuvo que lanzar el cad¨¢ver al mar.
Alvarenga narr¨® que ¨¦l sobrevivi¨® aliment¨¢ndose de carne cruda de peces y tortugas; que beb¨ªa sangre de tortuga, agua de lluvia y hasta sus propios orines.
La llegada de Alvarenga al atol¨®n de Ebon, el 30 de enero pasado, provoc¨® gran sorpresa. El pescador apenas pod¨ªa expresarse. Barbado, peludo y casi sin poder moverse por su cuenta, fue tratado en un hospital de Majuro, capital de las Islas Marshall, de donde emprendi¨® vuelo a casa el pasado lunes. Tuvo que hacer escalas en Hawaii y en Los ?ngeles (Estados Unidos).
El relato de c¨®mo hab¨ªa logrado sobrevivir contrastaba con la imagen del sujeto a su llegada al atol¨®n: un hombre aparentemente sano, sin signos de desnutrici¨®n y poco demacrado. El corresponsal del diario brit¨¢nico The Telegraph, Jonathan Pearlman, que habl¨® con Alvarenga en Majuro, relat¨® que, ¡°a pesar de su dura experiencia apareci¨® bien alimentado y de buen humor, excepto cuando intent¨® describir la p¨¦rdida del compa?ero con el que viajaba [Ezequiel C¨®rdova R¨ªos], que muri¨® tras cuatro meses a la deriva por negarse a comer¡±. Pearlman concluy¨® que ¡°hab¨ªa varios detalles incompletos¡± y que Alvarenga a veces ¡°se contradec¨ªa¡±.
¡°Las tortugas tienen un gran valor nutricional¡±, coment¨® a la BBC el nutricionista Giuseppe Russolillo. Lo que quiere decir que en la carne de estos quelonios, el n¨¢ufrago habr¨ªa conseguido una fuente de grasas y prote¨ªnas; y en su sangre, una concentraci¨®n de az¨²cares, nutrientes y sales importantes para sobrevivir. ¡°Aunque faltan muchos alimentos [vegetales, frutas y fibras] la vida es compatible y solo se va desnutriendo¡±, se?al¨® Russolillo.
¡°Desconozco su capacidad de pesca, pero si comi¨® mucha prote¨ªna, no ten¨ªa por qu¨¦ adelgazar y pudo aguantar perfectamente... Y si fue capaz de cubrirse de la exposici¨®n solar y mantenerse mojado para evitar perder agua por la exudaci¨®n de la piel, entonces pudo pasar todo ese tiempo a la deriva¡±, a?adi¨® el experto.
Hasta ahora, el caso m¨¢s largo que se recuerda en la zona es el de los tres pescadores mexicanos que llegaron en 2006, tras pasar nueve meses a la deriva en el Oc¨¦ano Pac¨ªfico. Los hombres salieron a pescar tiburones, pero pronto el motor de su lancha se averi¨® y la corriente los arrastr¨® mar adentro. Recorrieron 8.500 kil¨®metros de distancia hasta ser rescatados por un barco atunero taiwan¨¦s. Pero de confirmarse la versi¨®n de Alvarenga, se tratar¨ªa de una historia muy parecida aunque su odisea sea m¨¢s larga y en solitario.
Las autoridades ni desmienten ni confirman la veracidad del relato de los 13 meses de naufragio
Ni las autoridades mexicanas ni las salvadore?as desmienten ni confirman la veracidad del relato de los 13 meses de naufragio, pero aseguran que los datos dados por Alvarenga han sido cotejados con la fecha de su desaparici¨®n.
Alvarenga, de momento, sigue siendo un h¨¦roe. Decenas de periodistas, nacionales y extranjeros, esperaron al n¨¢ufrago en tres lugares estrat¨¦gicos: el aeropuerto internacional de El Salvador, en el hospital San Rafael y en Garita Palmera, poblaci¨®n costera, donde reside la familia.
Un d¨ªa antes de su llegada a San Salvador, el ministro de Exteriores, Jaime Miranda, hab¨ªa advertido a los medios que tanto el pescador como la familia no iban a hacer declaraciones puesto que se ¡°sent¨ªan agobiados¡±. Finalmente, en la noche del martes, Miranda sali¨® de la sala de protocolo del aeropuerto internacional y present¨® a Alvarenga, quien era movilizado en una silla de ruegas. Miranda dijo que el pescador quer¨ªa decir unas palabras ante la prensa.
Le dieron un micr¨®fono, los periodistas hicieron silencio, pero Alvarenga no pudo pronunciar una sola palabra. Con una mano se cubri¨® el rostro y con la otra levantada hizo un gesto de saludo. Periodistas y p¨²blico le aplaudieron y le ovacionaron. Fue trasladado al hospital San Rafael y el primer parte m¨¦dico confirm¨® que, en general, su salud f¨ªsica y mental es buena, aunque tiene s¨ªntomas de anemia.
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