Renzi, el zarpazo de la ambici¨®n
El alcalde de Florencia ha pilotado una peligrosa estrategia para hacerse con el poder tras acorralar a un presidente de Gobierno ya amortizado
![Matteo Renzi, en diciembre pasado.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/O4SBSP4NVKSEO4JTLDMMYPC42I.jpg?auth=0db0850aeb6de79da5b8dedf23e4fcb4b0db87c5945e544890dcbcee95bc1c7f&width=414)
No hay que irse muy lejos. Hace solo 15 d¨ªas, la distribuci¨®n de papeles parec¨ªa perfecta. Enrico Letta, un hombre serio tirando a aburrido, m¨¢s europeo que italiano, daba un barniz de estabilidad al Gobierno mientras su alter ego, Matteo Renzi, atrevido y brillante, tan pol¨ªticamente italiano que a ratos recuerda a un tal Berlusconi, se fogueaba en Roma meti¨¦ndose en las fauces del caim¨¢n y ara?¨¢ndole un acuerdo electoral.
Si la peligrosa estrategia le sal¨ªa bien ¡ªy ten¨ªa pinta de que iba por el buen camino¡ª, el futuro estaba cantando. Dentro de unos meses, Letta cumplir¨ªa su sue?o de ostentar la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea ¡ªel segundo semestre de 2014¡ª e Italia estar¨ªa dispuesta para ir a unas elecciones con una flamante ley electoral, un Senado demediado para evitar la ingobernabilidad, Silvio Berlusconi inhabilitado, el centroderecha a la gresca y el Partido Democr¨¢tico (PD) presumiendo de su nuevo l¨ªder, Matteo Renzi, de 39 a?os, reci¨¦n llegado en tren de alta velocidad desde Florencia para dirigir una nueva Italia.
Sonaba tan bien que no pod¨ªa ser verdad. Sin que se produjera un momento de inflexi¨®n concreto, al ambicioso Renzi ¡ª ¡°hay que tener una ambici¨®n desmesurada, desde m¨ª hasta el ¨²ltimo inscrito en el PD¡±, reconoci¨® este jueves¡ª empezaron a hac¨¦rsele los dedos hu¨¦spedes.
?Y si, por esperar, el destino se torc¨ªa? No solo hab¨ªa conseguido mandar al desguace a los viejos dirigentes del PD ¡ªPier Luigi Bersani, Massimo D¡¯Alema, Gianni Cuperlo¡ª, sino que acababa de perpetrar con ¨¦xito el sacrilegio de invitar a caf¨¦ en la sede del PD a Silvio Berlusconi, quien, por cierto, estuvo acompa?ado de Gianni Letta, su hombre de confianza y, a la saz¨®n, t¨ªo del hasta ahora primer ministro.
Vendi¨® su triunfo con una frase redonda: ¡°Quiero pactar las reformas con Berlusconi para no tener que gobernar con Berlusconi¡±. De modo que, borracho de ¨¦xito, Renzi fue haciendo cada vez m¨¢s directas sus cr¨ªticas a Letta. Ya no se trataba de ir¨®nicos, aunque no menos dolorosos, pellizcos de monja, sino de cr¨ªticas expl¨ªcitas a la totalidad: ¡°Este gobierno no va. El pa¨ªs no puede esperar¡¡±.
Al coro de la impaciencia no solo se unieron los sindicatos y los empresarios, sino tambi¨¦n algunos de los colaboradores de Letta que vieron m¨¢s rentable a medio y largo plazo acercarse al ascua de Renzi.
El desenlace no hace falta contarlo. Al final de la pasada semana, Letta ol¨ªa ya a pol¨ªtico amortizado. La presi¨®n de Renzi sobre Letta, que sit¨²a de nuevo a Italia en el precipicio de la inestabilidad justo cuando se vislumbra la recuperaci¨®n econ¨®mica, se hizo asfixiante y tanto uno como otro subieron al palacio del Quirinal para consultar con Napolitano.
Al parecer, el viejo estadista, mu?idor de la ca¨ªda de Berlusconi y de los nombramientos de Mario Monti y Enrico Letta, decidi¨® en esta ocasi¨®n lavarse las manos. Dej¨® el peso de la responsabilidad en la direcci¨®n del PD para que solventara sus disputas familiares, dejando claro, eso s¨ª, que de los tres posibles caminos -reforma del Gobierno, relevo de Renzi por Letta o elecciones anticipadas--, el ¨²ltimo era "un disparate", por cuanto la actual ley electoral es anticonstitucional y adem¨¢s no garantizar¨ªa un vencedor claro. De tal modo que, solo 10 meses despu¨¦s, el espect¨¢culo vuelve a comenzar.
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