R¨ªo, ?ciudad para pobres?
Los cariocas contin¨²an sufriendo los efectos de lo que claramente es una burbuja de precios insostenible a largo plazo
R¨ªo de Janeiro, impulsado por a?os de bonanza econ¨®mica y su elecci¨®n como sede de la pr¨®xima Copa del Mundo y los Juegos Ol¨ªmpicos, se encuentra inmerso en una espiral inflacionista que ha hecho saltar todas las se?ales de alerta. Aunque hace un par de a?os R¨ªo ocupaba una posici¨®n de liderazgo en las listas de las ciudades m¨¢s caras del planeta para extranjeros, la progresiva desvalorizaci¨®n del real ha supuesto un bal¨®n del ox¨ªgeno para turistas y expatriados. Sin embargo, la poblaci¨®n local contin¨²a sufriendo los efectos de lo que a todas luces es una burbuja de precios insostenible a largo plazo.
Mientras el alt¨ªsimo coste de la vida sigue siendo uno de los temas de conversaci¨®n m¨¢s recurrentes entre los cariocas, grupos de indignados se organizan en las redes sociales para denunciar los precios abusivos. El m¨¢s creativo y relevante, ya presentado hace semanas en EL PA?S, se llama Rio Surreal y, con no poca iron¨ªa, ha acu?ado en su p¨¢gina de Facebook la nueva moneda de cambio para la capital m¨¢s tur¨ªstica de Brasil: el ¡°surreal¡± (un cruce obvio de las palabras ¡°real¡±, la divisa brasile?a, y ¡°surrealismo¡±, el moviendo art¨ªstico abanderado por Salvador Dal¨ª, cuya ic¨®nica imagen incluso aparece en los billetes y monedas virtuales).
Eduardo Crespo, profesor de econom¨ªa de la UFRJ (Universidad Federal de R¨ªo de Janeiro) opina que ¡°la Copa y los Juegos Ol¨ªmpicos, sumados al boom del cr¨¦dito e inmobiliario, est¨¢n en origen del problema. Los alquileres de los locales comerciales son alt¨ªsimos, y esto tiene un impacto en el precio final de los productos. Aun as¨ª, creo que hay una gran diferencia de precios entre los barrios perif¨¦ricos y las zonas tur¨ªsticas¡±.
La inflaci¨®n oficial brasile?a se elev¨® en 2013 a 5,91 %, seg¨²n el Instituto Brasile?o de Geograf¨ªa y Estad¨ªstica (IBGE). A priori, este indicador no representa una se?al de alerta puesto que la cifra se mantiene por debajo del techo del 6,5 %, fijado por el Banco Central. Pero R¨ªo es un caso aparte. Aqu¨ª no se aplican las l¨®gicas de mercado que rigen en el resto del pa¨ªs y siempre planea en el ambiente el ¡°factor Copa¡±, ese imponderable que provoca cotidianos abusos de precios ante la mirada perpleja de millones de cariocas. El PA?S ha elaborado una lista de precios de los productos y servicios que m¨¢s pueden afectar al visitante. Todos ellos han sido recopilados a pide de calle en los barrios m¨¢s tur¨ªsticos de la ciudad o en los recibos de compra difundidos por internautas en las redes sociales.
Para quien quiere ahorrar en comida, el supermercado es indiscutiblemente la mejor opci¨®n. En una de las grandes superficies que ofrecen las mejores ofertas de la ciudad, un litro de leche cuesta 2,29 reales (0,95 d¨®lares), una lata de cerveza nacional 1,49 reales (0,62 d¨®lares), un kilo de arroz 2,99 reales (1,24 d¨®lares), un kilo de carne de primera 19,90 reales (8,3 d¨®lares) y un kilo de az¨²car 4,25 reales (1,77 d¨®lares).
Si hacemos un recorrido por los quioscos de las playas de Copacabana o Ipanema, epicentro del turismo, el tradicional coco helado cuesta 6 reales (2,5 d¨®lares) y alquilar una sombrilla puede superar los 15 reales (6,25 d¨®lares). En cualquier bar de la zona sur, lo normal es no pagar menos de 6 reales (2,5 d¨®lares) por una cerveza peque?a o 5 reales (2,08 d¨®lares) por un caf¨¦. Y si se trata de comer, el informativo estrella de la cadena TV Globo divulg¨® recientemente lo que se podr¨ªa considerar el colmo de la especulaci¨®n: en un restaurante de Copacabana una tortilla hecha con 6 gambas y cuatro huevos cuesta 99 reales (41,25 d¨®lares). En un establecimiento vecino de zumos y bocadillos, un s¨¢ndwich mixto asciende a 17,90 reales (7,45 d¨®lares), mientras que un croissant relleno de jam¨®n y queso sale por 25,90 reales (10,79 d¨®lares). Diez reales (4,16 d¨®lares) puede costar medio litro de jugo de naranja en una tradicional ¡°casa de sucos¡±. Un c¨¢lculo realizado por el portal G1 llega a la conclusi¨®n de que con ese dinero se pueden comprar 48 naranjas en un supermercado.
Para desplazarse por la ciudad, un trayecto en taxi desde el barrio de Leblon hasta el centro de la ciudad (Algo m¨¢s de 13 kil¨®metros) no costar¨¢ menos de 35 reales (14,58 d¨®lares). Si se opta por el metro (que aun no llega a Leblon) o el autob¨²s, habr¨¢ que calcular unos 3,20 reales (1,33 d¨®lares) como m¨ªnimo. No obstante, es importante saber que el actual sistema de transportes p¨²blicos deja bastante que desear.
El alojamiento es, sin duda, el asunto m¨¢s sensible cuando se habla de especulaci¨®n en R¨ªo. Las 34.000 habitaciones ofertadas en los hoteles de la ciudad parecen no cubrir la creciente demanda y esto lleva inevitablemente a una brutal escalada de precios. Por ejemplo, ya se sabe que la tarifa media de una habitaci¨®n el pr¨®ximo 18 de junio, cuando se enfrentar¨¢n en el Maracan¨¢ las selecciones de Espa?a y Chile, asciende a 1.520 reales (633 d¨®lares). Un apartamento de tres habitaciones con vistas al mar en la Avenida Atl¨¢ntica de Copacabana (sin amueblar) se alquila en esas mismas fechas por 2.850 reales diarios (1.187 d¨®lares). Otros anunciantes m¨¢s comedidos, ofrecen un piso de tres habitaciones en el pudiente Leblon por 16.000 d¨®lares para todo el mes de la Copa del Mundo. En la Lagoa Rodrigo de Freitas, un apartamento de lujo cuesta 250.000 reales (104.166 d¨®lares) durante el mismo periodo.
Seg¨²n Cidinha Campos, Secretaria de Defensa del Consumidor de PROCON (¨®rgano de Protecci¨®n del Consumidor dependiente del Estado de R¨ªo de Janeiro), la ¨²nica forma de combatir este fen¨®meno es que ¡°los cariocas se organicen y tomen sus iniciativas para protegerse de estos abusos. Por ejemplo, evitando el consumo de productos con precios abusivos o llevando la comida a la playa. Hay que acabar con la cultura de que llevar comida a la playa est¨¢ feo. Como consumidora, todos los d¨ªas me llevo mi comida a la oficina ya que estaba gastando 500 reales (208 d¨®lares) por semana para almorzar. Es una locura¡±.
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