Renzi afronta el reto de formar Gobierno en Italia
El l¨ªder del centroizquierda, convocado este lunes por el presidente Napolitano, tiene dificultades para cerrar su equipo de ministros y lograr el apoyo del centroderecha
Uno de los atractivos de Matteo Renzi cuando interpretaba el papel de joven aspirante d¨ªscolo, dec¨ªa lo que le daba la gana y a¨²n no ten¨ªa el cad¨¢ver de Enrico Letta en el armario, era que siempre aparec¨ªa solo en las fotograf¨ªas. Un aire de libertad que ¨¦l cuidaba circulando en bicicleta por Florencia ¡ªaunque dicen que la cambiaba por un coche en cuanto desaparec¨ªan los fot¨®grafos¡ª, viajando a Roma en tren y agarrando un taxi para acercarse a la sede del Partido Democr¨¢tico (PD), que por aquel cercano entonces le parec¨ªa la peligrosa cueva de Al¨ª Bab¨¢. El problema es que, aunque en Italia se pueda llegar a primer ministro evitando las urnas, no es posible dirigir un Gobierno ¡ªy menos el ansiado ¡°gobierno de la revoluci¨®n¡±¡ª sin dos requisitos indispensables. El primero es conformar un equipo de ministros a la altura de alguien que se tiene en tan alta estima. Y el segundo perge?ar un programa de gobierno que retenga el apoyo del Nuevo Centroderecha (NCD) de Angelino Alfano sin provocar deserciones en las propias filas. Y es aqu¨ª, justo aqu¨ª, donde la fulgurante carrera de Matteo Renzi ¡ªque este lunes recibir¨¢ del presidente Giorgio Napolitano el encargo de formar gobierno¡ª empieza a sufrir los primeros contratiempos.
Por si fuera poco, Matteo Renzi es muy consciente de que, aunque haya dejado el bautismo de las urnas para m¨¢s adelante, las elecciones europeas son el 24 y el 25 de mayo y ah¨ª se ver¨¢ si los italianos vuelven a confiar en la pol¨ªtica o si, como advierten las encuestas, deciden apostar por la enmienda a la totalidad que propone el Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo. Pero eso, sobre todo trat¨¢ndose de Italia, es fiarlo demasiado largo. El primer reto ¡ªal que Renzi dedic¨® toda la jornada de hoy en Florencia¡ª consiste en formar un equipo de gobierno capaz de emitir con su solo retrato las primeras se?ales de cambio. Y ya ah¨ª, seg¨²n coinciden los medios italianos, el aspirante a primer ministro empez¨® a pinchar en hueso.
Al parecer, tanto el escritor Alessandro Baricco como el consejero delegado de la firma de gafas Luxottica, Andrea Guerra, le dijeron que no. Que una cosa es la amistad y otra empe?ar el prestigio profesional en las siempre movedizas arenas de la pol¨ªtica italiana. No parece probable tampoco que Renzi decida recurrir a las figuras hist¨®ricas del centroizquierda, por cuanto su llegada a la pol¨ªtica nacional fue precisamente al grito de enviar a las viejas glorias al chatarrero. Solo el respetado profesor Romano Prodi, en dos ocasiones primer ministro de Italia y expresidente de la Comisi¨®n Europea, parece del agrado de Matteo Renzi, pero falta saber si es mutuo. S¨ª se da por sentado que alg¨²n que otro ministro de Letta permanecer¨¢ en el equipo de Renzi, como es el caso de la titular de Exteriores, Emma Bonino, empe?ada en una dif¨ªcil negociaci¨®n con India sobre la suerte de dos marineros italianos all¨ª encarcelados despu¨¦s de matar a dos pescadores tras, al parecer, confundirlos con piratas. En las quinielas no aparece en cambio C¨¦cile Kyenge, la valerosa ministra de Integraci¨®n y una de las m¨¢s decididas apuestas de Letta por intentar limpiar los rescoldos de racismo que afean Italia. Ser¨ªa por tanto muy grave que Renzi sacrificara a la ministra negra a cambio del voto circunstancial de la Liga Norte.
El siguiente asunto peliagudo es el programa electoral. O, casi mejor, una bater¨ªa de medidas que dejen claro a todo el mundo desde el primer minuto que Renzi ha llegado, de verdad, para cambiar Italia. Medio en broma medio en serio, Matteo Richetti, uno de los diputados m¨¢s cercanos al secretario del PD, dice que no es dif¨ªcil imaginar cu¨¢l va a ser el programa del nuevo Gobierno: ¡°Es muy sencillo. Basta tomar en consideraci¨®n todo lo que ha dicho y no ha hecho la pol¨ªtica en los ¨²ltimos a?os¡±. No es ninguna locura. Los italianos, que siguen con pasi¨®n y no poca frustraci¨®n los avatares de la pol¨ªtica, pueden citar como si de una alineaci¨®n de la azzurra se tratase los eternos retos pendientes: una nueva ley electoral ¡ªla actual no solo es anticonstitucional, sino que es una llave al desgobierno¡ª; la eliminaci¨®n del bicameralismo perfecto ¡ªconvirtiendo el Senado en una c¨¢mara de representaci¨®n regional, reduciendo el n¨²mero de senadores de 315 a 150 y dej¨¢ndolos sin sueldo¡ª; las medidas efectivas de creaci¨®n de empleo basadas en dos pilares: la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal ¡ªuna de las m¨¢s altas de Europa¡ª y la lucha contra una gigantesca burocracia de veras paralizante. Pero hay mucho m¨¢s. Renzi sabe que su lucha no ser¨¢ cre¨ªble si no pone coto a los privilegios de determinados gremios ¡ªabogados, notarios, farmac¨¦uticos, taxistas¡ª que se consideran intocables y, de hecho, lo son. Mario Monti, que intent¨® esa batalla, puede dar fe.
Y eso que el primer ministro t¨¦cnico cont¨®, al menos en sus primeros meses, del apoyo de todo el arco parlamentario. Renzi no tendr¨¢ esa suerte. No solo Angelino Alfano, el secretario del Nuevo Centroderecha (NCD), ha empezado a poner palos advirti¨¦ndole de su reticencia a apoyar un giro a la izquierda, sino que, al tiempo, una decena de parlamentarios del PD ya estar¨ªa pensando lo mismo pero al rev¨¦s: dejarlo en la estacada si decide pactar con el centroderecha. No est¨¢ tardando mucho Renzi en comprobar que, en la endemoniada pol¨ªtica italiana, una cosa es predicar y otra dar trigo.
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