La negra vida de los hombres que iluminan M¨¦xico
Se cumplen ocho a?os del accidente que sepult¨® a 65 mineros en Coahuila En la zona, donde proliferan las minas, han muerto desde entonces otros 105 trabajadores
"Est¨¢n todos muertos". Hab¨ªa pasado una semana desde que la Mina 8 de Pasta de Conchos en el Estado de Coahuila, al norte de M¨¦xico, se hab¨ªa tragado a 65 mineros el 19 de febrero de 2006. Mar¨ªa Trinidad Cant¨², de 62 a?os, escuch¨® aquellas palabras de un portavoz del Grupo M¨¦xico, empresa propietaria, despu¨¦s de varios d¨ªas apostada en la boca de la mina. Perdi¨® la esperanza de ver asomar con vida a su hijo Ra¨²l Villasana, de 32 a?os, pero no se fue a casa. Junto con otras familias pas¨® un a?o yendo y viniendo cada d¨ªa para esperar un cuerpo al que velar y una tumba a la que ir a poner flores. El rescate solo devolvi¨® dos cad¨¢veres. Catorce meses despu¨¦s del desastre otro portavoz tom¨® la palabra. Cant¨² recuerda que les dijo: "Brinquen, salten, s¨²banse a la chimenea, pero aqu¨ª ya no hay rescate". En 2007 la mina se convirti¨® en una fosa com¨²n.
La cuenca carbon¨ªfera de Sabinas, donde yacen los muertos de Pasta de Conchos, aporta aproximadamente el 90% de la producci¨®n nacional anual de carb¨®n en M¨¦xico. Una especie de desierto en el que el fr¨ªo corta la respiraci¨®n en invierno y el calor cae a plomo en verano. Un lugar regado de peque?as y humildes casas, carreteras llenas de socavones, un Oxxo (tienda de 24 horas) de vez en cuando, columnas de humo y muchas minas. Peque?os pozos ya abandonados, grandes agujeros negros a cielo abierto y nuevas cuevas en construcci¨®n en cualquier lugar. "Aqu¨ª no hay m¨¢s". Habla desde una de las cuevas Mario Castro, de 67 a?os y con cuatro d¨¦cadas de mina encima. Esa sensaci¨®n de estar predestinado lo impregna todo de una cierta ausencia de vida. Calles vac¨ªas, silencio, algunos escombros, en resumen: pobreza en una de las zonas m¨¢s ricas del pa¨ªs. Algunos por aqu¨ª dicen que se trata de broma casi macabra, pero unos carteles oficiales reciben al visitante que haya decidido recorrer esta zona entre las ciudades de Monclova y Piedras Negras: "Turismo carbon¨ªfera".
Atardece en la cuenca y un camino empedrado deja al visitante frente a una mina, a cinco minutos en coche del centro del municipio de Barroter¨¢n. Las pisadas levantan un polvo negro que se aloja de inmediato en la nariz y bajo las u?as. Unos seis hombres se calientan las manos en una parrilla con carb¨®n incandescente. Hace mucho fr¨ªo. Son los 'rayados', los que no bajan a la mina a extraer carb¨®n, sino que esperan fuera para vaciar las vagonetas que salen repletas desde un agujero al fondo. Castro est¨¢ con ellos. Hace tiempo que no baja, ¨¦l ya "jal¨®" carb¨®n muchos a?os. Pero el dinero est¨¢ all¨ª, metido en un agujero de 400 metros de largo sin salidas y con una altura de no m¨¢s de 1,5 metros. A las ocho de la tarde unos 40 hombres trabajan dentro. Un empleado de la empresa minera, conocido como el "mayordomo", apunta cu¨¢ntas toneladas saca cada uno. Les pagan 80 pesos los mil kilos (seis d¨®lares), mientras que la Comisi¨®n Federal de Electricidad las compra a unos 900 pesos (68 d¨®lares). "Si no jalas, no pagan. Si hay un accidente, no pagan", explica el minero Juan Francisco Ortiz, de 37 a?os. Un trabajador puede sacar en un d¨ªa unas cinco toneladas.
Muchas minas de la zona, algunas ilegales, operan sin medidas de seguridad. "Nadie sabe cu¨¢ntas hay, son como hongos", dice Cristina Auerbach, que lucha desde hace ocho a?os por mejorar las condiciones de vida de los mineros. Los accidentes se solapan unos a otros, igual que los muertos. Desde el accidente de Pasta de Conchos han muerto 105 mineros en la zona, seg¨²n el conteo que lleva la asociaci¨®n Familias de Pasta de Conchos. Los mutilados tambi¨¦n se cuentan por decenas. Ning¨²n empresario ha ido nunca preso. La mayor¨ªa de los trabajadores que sufren un accidente son dados de alta en el seguro social ese mismo d¨ªa, con lo que no reciben indemnizaci¨®n.
La propiedad de esos agujeros o cuevas es un misterio. Hay grandes empresas que subcontratan a empresas locales. El hermetismo es absoluto. Un encargado de un pozo prefiri¨® mantener en secreto el nombre de la empresa pese a perder a tres de sus hijos en un accidente. El delegado de la Secretar¨ªa de Trabajo en Coahuila, Heriberto Fuentes, dice por tel¨¦fono que la inspecci¨®n en las minas es diaria y que solo en 2013 se "restringi¨® el trabajo en 24 por no contar con las medidas de seguridad necesarias". La proliferaci¨®n es tal que es dif¨ªcil de controlar. A un lado de la carretera, en el mismo Barroter¨¢n, se ven a medio cavar seis nuevas cuevas, conocidas como minitas de arrastre. Unos maderos funcionan como ¨²nico soporte.
La Florida es una de esas cuevas. Hombres semidesnudos por la humedad y el calor hacen turnos sin salir al exterior durante ocho horas. Cuentan que el s¨¢bado hubo un derrumbe "en una ah¨ª al lado". Por suerte no falleci¨® nadie. "En mi mina murieron 163 en 1969, pero no fue en mi turno. Impone, pero es lo que hay, con la bendici¨®n de Dios todo va bien", dice Castro. "Cuando tienes familia tienes que ir abajo, ah¨ª est¨¢ el dinero, yo ya me he salvado varias veces", a?ade Ortiz se?alando la mina, "por eso rega?o a los hijos cuando no va bien la escuela, no quiero que acaben como uno¡"
Con 15 a?os C¨¦sar Avil¨¦s, natural de Barroter¨¢n, se puso a trabajar en un tajo (minas a cielo abierto). ?l regaba la tierra y pon¨ªa explosivos. Le pagaban 200 pesos al d¨ªa (15 d¨®lares) que gastaba en ir a cenar con su novia, hasta que lo echaron. Ahora ha vuelto a la escuela. "Ya tengo otros pensamientos, quiero estudiar comercio internacional y agarrar lo que es una licenciatura", cuenta. Buscar alternativas es uno de los retos de esta zona, en la que el polvo negro del carb¨®n se cuela por debajo de las puertas y curte las manos de los hombres para siempre.
Rosal¨ªo Ayala llevaba 25 a?os en la mina cuando un accidente lo dej¨® sin una pierna en marzo 2012. No estaba contratado formalmente, as¨ª que nunca nadie le indemniz¨®. Tampoco ha empezado a cobrar a¨²n la pensi¨®n por incapacidad. Esta ma?ana de viernes pasea con su bast¨®n bajo un invernadero. Junto a otros exmineros accidentados, Ayala vigila las matas de chile piqu¨ªn que plantaron el a?o pasado. En su primer cosecha sacaron 200 kilos, que vendieron en bolsitas de 10 pesos por la zona. Ahora ya piensan en plantar nopal. La activista Cristina les consigui¨® financiaci¨®n para empezar. Es un comienzo.
Lejos del chile, el subsuelo de la cuenca sigue trabajando. Los 365 d¨ªas del a?o, las 24 horas del d¨ªa. Con respeto, pero sin miedo. "La muerte anda con todos, no solo con los mineros", apunta Castro. Tan lejos de todo, trabajan, y mueren, los hombres que con sus manos arrancan el carb¨®n que ilumina M¨¦xico.
"Que nos entreguen a nuestros muertos"
Una madrugada como la de este mi¨¦rcoles de hace ocho a?os explot¨® la Mina 8 de Pasta de Conchos, en el Estado de Coahuila, al norte de M¨¦xico, propiedad del Grupo M¨¦xico. Ocho mineros consiguieron salir por su propio pie, pero otros 65 trabajadores se quedaron atr¨¢s. Las familias esperaron sobre la mina un rescate que nunca lleg¨®, ni el de los vivos, ni el de los muertos. Despu¨¦s de poco m¨¢s de un a?o de trabajos para sacar los cad¨¢veres, la empresa decidi¨® abandonar el rescate y cerrar la mina. Solo se recuperaron dos cuerpos.
Las familias tuvieron que ser sacadas a rastras por las fuerzas del orden porque se negaban a abandonar a los suyos bajo tierra. La empresa Grupo M¨¦xico, que no ha contestado a las preguntas de este peri¨®dico, entreg¨® 750.000 pesos a cada una de las viudas y cerr¨® el caso. "Un accidente". Como los muchos que suceden en esta zona. Pero la lucha no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar. Un grupo de padres y madres se reunieron en la asociaci¨®n Familias de Pasta de Conchos para emprender un camino incansable que pretende obligar a la empresa, o en su defecto a las autoridades, a hacer un rescate que se demora ya ocho a?os.
Dicen en la cuenca carbon¨ªfera de Sabinas, la m¨¢s importante del pa¨ªs, que cuando se quedaron atrapados los 33 mineros chilenos que sobrevivieron 69 d¨ªas enterrados en 2010, todos dec¨ªan? "que no nos hagan lo que en Pasta de Conchos". En esta zona des¨¦rtica, cuya ¨²nica fuente de ingresos es el carb¨®n o la metalurgia, el rescate chileno se qued¨® grabado a fuego. La pregunta entre las familias se repite y sigue doliendo: "Quisiera uno saber c¨®mo fue eso. Ojal¨¢ ellos terminaran pronto para no sufrir muchos d¨ªas¡ S¨ª, ahora est¨¢n muertos, pero que nos los entreguen", dice Mar¨ªa Trinidad Cant¨², la madre del minero Ra¨²l, de 32 a?os, cuyo cuerpo sigue en la mina.
La empresa present¨® un informe en 2007 en el que aleg¨® que el rescate era muy peligroso. "El agua ha contaminado el ¨¢rea entera de la mina (¡) Explorar y rehabilitar esta ¨¢rea expone al personal de la mina a pat¨®genos infecciosos (¡) Dependiendo de la salud de las v¨ªctimas, los trabajadores de rescate pueden estar expuestos a infecciones cr¨®nicas, incluyendo hepatitis, VIH, pat¨®genos ent¨¦ricos y tuberculosis. Puede suponer severos riesgos a la salud, no solo al personal de la mina, sino a sus familias o en ¨²ltimos casos, a la comunidad entera", dice el documento al que ha tenido acceso EL PA?S.
La organizaci¨®n cree que la empresa quiso cerrar el caso porque el rescate le costaba dinero y porque entrar en la mina podr¨ªa dejar en evidencia que no se cumpl¨ªan las medidas de seguridad, como la construcci¨®n a medias de una chimenea para la ventilaci¨®n o la ausencia de una l¨ªnea de vida en el interior de la mina (que servir¨ªa para guiar a los mineros a la salida en caso de quedarse a oscuras). El a?o 2011 las familias llevaron el caso hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que acept¨® el caso pero a¨²n no se ha pronunciado.
Hasta entonces los pol¨ªticos nunca se hab¨ªan interesado por el tema. Ni la administraci¨®n del expresidente Vicente Fox (2000-2006) ni la del tambi¨¦n panista Felipe Calder¨®n (2006-2012). Pero con el caso en la Corte con sede en Washington, el actual Gobierno de Enrique Pe?a Nieto se comprometi¨® a valorar un posible rescate. El secretario de Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, dijo la semana pasada que su departamento hab¨ªa solicitado hace un a?o a la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR) un peritaje para saber si se podr¨ªa ingresar con seguridad a la mina. "La empresa [Grupo M¨¦xico] ha interpuesto muchos recursos legales y juicios de amparo. El asunto est¨¢ ahorita en manos de jueces, nuestra pretensi¨®n es practicar el peritaje y la de la empresa es que esto no ocurra", a?adi¨® Navarrete.
Desde Barroter¨¢n, en la cuenca minera, la activista Cristina Auerbach cree que el Gobierno acabar¨¢ haciendo el rescate: "Y por primera vez se va a tener que castigar a alguien por matar mineros. Que hasta ahora siempre ha salido gratis".
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