Ucrania existe
Las tareas que aguardan a los ucranios son cicl¨®peas pero lo que est¨¢ en juego a¨²n es m¨¢s colosal: las relaciones Rusia-Europa
Dotarse de un Gobierno provisional, representativo y eficaz. Recuperar el orden y el funcionamiento del Estado. Poner al pa¨ªs a trabajar. Sortear la bancarrota. Alejar las largas manos de los oligarcas, una veintena de poderosas familias mafiosas, de la econom¨ªa. Hacer justicia con quienes reprimieron violentamente la concentraci¨®n en Maid¨¢n y situaron el pa¨ªs al borde la guerra civil. Mantener unidas las dos partes en que se podr¨ªa dividir Ucrania, una m¨¢s pr¨®xima a Rusia, incluida Crimea, y otra occidental. Obtener ayuda financiera internacional y una geometr¨ªa de relaciones comerciales con la UE que no signifique enemistarse con Putin. Evitar una nueva guerra fr¨ªa entre la OTAN y Rusia, los viejos contendientes de la guerra fr¨ªa aut¨¦ntica.
Cuando se desmontan las barricadas, se enfr¨ªan las cenizas de los incendios y los h¨¦roes fallecidos han sido ya sepultados bajo tierra, aparecen las tareas cicl¨®peas, inhumanas, que los ucranios tienen ante s¨ª. En Maid¨¢n, como en Tahrir, hay un momento m¨¢gico, excepcional, casi incre¨ªble, en el que lo imposible se hace real. El aut¨®crata se siente incapaz de mantenerse en el poder, un vac¨ªo glacial se hace en su entorno: nadie responde ya a sus ¨®rdenes o es ¨¦l mismo quien no se atreve ya a ordenar nada a nadie. El mundo se hunde bajo sus pies y huye. La plaza ha triunfado.
Todo sucede deprisa, en este caso y en todos, sin tiempo para entenderlo. Siempre hay vectores exteriores, ¨¢ngulos ciegos y maniobras oscuras. Pero no es un golpe de Estado maquinado desde Bruselas o Washington. Es ante todo el vac¨ªo de poder, el socav¨®n que se abre cuando alguien tan inepto y mendaz como Yanuk¨®vich es incapaz de controlar la revuelta fabricada por su corrupci¨®n y sus mentiras.
Cuando el poder yace tirado en mitad de la plaza es el m¨¢s osado quien se atreve a llev¨¢rselo. Si le dejan, si nadie se opone, para no soltarlo nunca jam¨¢s. Lo intent¨® Morsi despu¨¦s de Tahrir y lo va a intentar el mariscal Al Sisi despu¨¦s del siguiente Tahrir. De las revoluciones suelen salir dictaduras peores que las derrocadas. Para que el que ocupe el vac¨ªo sea de verdad el pueblo, es decir, el consenso activo de los ciudadanos, tienen que concurrir muchas circunstancias, producto del lento y tenaz trabajo del tiempo en la mayor parte de las ocasiones.
S¨ª, hay razones para dudar de Ucrania, de su futuro, de su viabilidad, pero Maid¨¢n es la demostraci¨®n todav¨ªa incipiente de una poderosa voluntad de construcci¨®n de una democracia europea, que aprende de una primera y fracasada experiencia hace 10 a?os en la Revoluci¨®n Naranja.
Las tareas son cicl¨®peas, pero lo que est¨¢ en juego todav¨ªa es m¨¢s colosal: las relaciones entre Rusia y Europa, la capacidad de la Uni¨®n Europea como agente global, su propia definici¨®n como espacio de bienestar, paz y prosperidad capaz de proyectarse sobre sus vecinos, la estabilidad del continente euroasi¨¢tico...
Todo est¨¢ por hacer porque casi nada se ha hecho hasta ahora y queda por delante la tarea de levantar desde sus cimientos una naci¨®n entera, en la que los ucranios no deben estar solos.
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