¡°Tengo origen ruso, un apellido alem¨¢n y soy ciudadano de Ucrania¡±
Protagonistas de la revuelta temen un estallido de las tensiones comunitarias
La noche en la que los miembros del nuevo Gobierno se presentaron ante el Maid¨¢n,los oradores empezaron a ocuparse de los incidentes que comenzaban a ocurrir en Crimea y llamaban a la unidad. La multitud rugi¨®: ¡°?Crimea, estamos contigo, somos uno!¡±. Al d¨ªa siguiente, en la Rada Suprema (el Parlamento), un grupo de diputados del partido ultranacionalista de extrema derecha Svoboda gritaban sin parar ¡°?Habla en ucraniano!¡± a un diputado que se expresaba en ruso. El viernes, el ministro del Interior, Arsen Avakov, calific¨® de ¡°invasi¨®n militar¡± y ¡°ocupaci¨®n¡± la presencia de militares rusos en los aeropuertos des Sebastopol y Simfer¨®pol.
La preocupaci¨®n en Kiev por lo que ocurre en Crimea ha ido calando poco a poco tambi¨¦n entre los ciudadanos. Primero entre los nacionalistas radicales, siempre m¨¢s sensibles a cualquier conflicto territorial. ¡°El 90% de los crimeos no entiende lo que pasa en Ucrania¡±, dice como si no formaran parte del mismo pa¨ªs. ¡°La televisi¨®n rusa los maneja como a zombies¡±, teoriza envuelta en una bandera de Svoboda ¡ªno es la primera vez que sus diputados se enfrentan a los rusohablantes¡ª Tatiana Bilyaeva, de 44 a?os. Con su marido habla ruso, igual que con su madre. Con sus hijos, en ucraniano. Una circunstancia bastante normal en Kiev, donde la gente emplea indistintamente ambos idiomas. Bilyaeva quiere aclarar algo en medio del griter¨ªo de sus compa?eros de partido, concentrados ante la Rada Suprema el jueves: ¡°Vengo de una familia mixta, pero yo soy una patriota¡±.
En el Maid¨¢n, el epicentro de la revuelta, abundan las banderas ucranias y a la m¨ªnima ocasi¨®n miles de personas cantan el himno con gran solemnidad. Pero en esta protesta ha participado gente de todas las regiones, tambi¨¦n las del Este y Sur, donde la influencia ling¨¹¨ªstica y cultural rusa es mayor. Mariana Stepanova, de 28 a?os, creci¨® en una ciudad del oeste, Dolina, en un ambiente ucranio. Pero ahora mismo, en el Maid¨¢n, junto a una caseta donde se muestran casquillos de bala de la represi¨®n policial, est¨¢ hablando en ruso, el idioma que aprendi¨® en la Universidad, donde se emplea como lengua franca. ¡°Estoy muy preocupada por lo que pueda pasar en Crimea, porque se separen. Tengo muchos amigos all¨ª, quiero seguir yendo al mar en verano como he hecho siempre¡±, cuenta.
Mi? familia dice que los rusos se aprovechan de que Ucrania est¨¢ en un momento fr¨¢gil para arrebatarle Crimea¡± Mariana Stepanova, de 28 a?os
Ella est¨¢ asustada con lo que sucede, su familia est¨¢ enfadada. ¡°Dicen que los rusos se est¨¢n aprovechando de que Ucrania est¨¢ en un momento fr¨¢gil para arrebatarle Crimea¡±, explica. La pen¨ªnsula, un territorio aut¨®nomo con su Parlamento, fue un regalo que Nikita Jruschev le hizo a Ucrania en 1954, cuando formaban parte de la misma federaci¨®n sovi¨¦tica.
La sospecha de que el conflicto entre este y oeste tiene parte de juego pol¨ªtico est¨¢ muy extendida. Eso le parece a Alexei Kitel, de 30 a?os, director de sonido del Teatro Nacional Ivan Franko. ?l naci¨® y vivi¨® en Crimea hasta los 20, y se mud¨® a Kiev cuando la Revoluci¨®n Naranja, en 2004, porque all¨ª no ten¨ªa trabajo. Cuenta en un escenario que ya no se usa, con poca luz y cuerdas colgando, que la gente ¡°son solo instrumentos¡± de la geopol¨ªtica. Por una parte, entiende el descontento de muchos crimeos: ¡°?Qu¨¦ ha hecho el Gobierno ucranio all¨ª en los ¨²ltimos 20 a?os?¡±, se pregunta. ¡°Mi madre trabaja en un sanatorio abierto desde hace cinco a?os por inversores de Mosc¨², que han puesto dinero all¨ª cuando las f¨¢bricas cerraron¡±, explica. Por otra, en estos diez a?os se ha aproximado a la visi¨®n ucrania de las cosas, ¨¦l que viene de una familia que se siente rusa, habla ruso y vot¨® a candidatos prorrusos, como la mayor¨ªa en Crimea. Participar en la protesta de Maid¨¢n, dice, ha acelerado su comprensi¨®n de la mirada desde Kiev.
¡°Empez¨® para cambiar el sistema, para tener un pa¨ªs m¨¢s democr¨¢tico¡±, cuenta. ¡°Pero cuando empezaron a tirar estatuas de Lenin, cuando dispararon a los manifestantes, como a un compa?ero electricista del teatro, me di cuenta de que hab¨ªa muchas causas en marcha¡±, lamenta. A Kitel le molestan todos los insultos que se pronuncian contra los crimeos en las redes sociales, pero no ha sentido esa hostilidad en Kiev. Solo espera que la situaci¨®n se calme, y se define: ¡°Me siento de origen ruso, tengo un apellido alem¨¢n y soy ciudadano de Ucrania¡±. Todo a la vez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.