Errores por ambos bandos
La UE no puede construir su proyecto contra Rusia Mosc¨² se equivoc¨® con la invasi¨®n de Crimea. No la necesitaba
La crisis desencadenada en Ucrania nos tiene que llevar a una seria reflexi¨®n sobre sus causas. Todos los actores implicados han de reconocer los fallos y errores cometidos por unos y otros y que han conducido a esta situaci¨®n para que no vuelva a repetirse.
Aparentemente todo se desencadena a ra¨ªz de la puesta en pr¨¢ctica de la pol¨ªtica de vecindad de la Uni¨®n Europea plasmada en un acuerdo de colaboraci¨®n con varios pa¨ªses de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica y que Ucrania se niega a firmar por presiones de Rusia. Este pa¨ªs potencia un acuerdo aduanero entre sus exrep¨²blicas. Pero tambi¨¦n recela que esta aproximaci¨®n a la Uni¨®n Europea tendr¨¢ trascendencia negativa para la poblaci¨®n de origen ruso y la garant¨ªa de sus intereses geoestrat¨¦gicos y bases militares de Crimea. Sirva de ejemplo que la firma de este acuerdo por Bielorrusia, no suscita ning¨²n recelo en Rusia.
Pero hablar de Ucrania y especialmente de Crimea es cosa distinta para los rusos y su Gobierno. Como recientemente recordaba la investigadora Emmanuelle Armandon en el peri¨®dico Lib¨¦ration: ¡°para los rusos Crimea es Catalina II, es el poder¨ªo naval del Imperio ruso, es Yalta, los palacios imperiales, los poemas de Pushkin y las novelas de Ch¨¦jov¡±.
Esta pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea se ha planificado y desarrollado mal, al entender Bruselas que no ten¨ªa nada que hablar al respecto con Rusia, ignorando las sensibilidades e intereses en juego, cuando lo que ten¨ªa que haber hecho era m¨¢s bien llevar el proyecto adelante despu¨¦s de haber negociado con Rusia, disipando sus temores, garantiz¨¢ndole que no se trataba de una ¡°OPA hostil¡±.
Todo cuanto ha sucedido desde la fallida firma no ha facilitado un tratamiento consensuado del problema. Sublevaci¨®n de una parte de la poblaci¨®n que quiere abrirse a Europa, toma de la direcci¨®n de la revuelta por grupos armados de extrema derecha, muertos, derrocamiento del presidente y su r¨¦gimen corrupto e instauraci¨®n de un Gobierno que nace de la aclamaci¨®n de la calle, donde reside realmente el poder. De ese mismo clamor popular surgen signos inequ¨ªvocamente antirrusos y se produce la alarma en la otra parte de la poblaci¨®n ucrania, que habla ruso y se siente rusa.
Es verdad que este sector de la poblaci¨®n ¨¦tnicamente ruso se siente amenazado en cuanto a su autonom¨ªa, lengua, cultura, etc. aunque dudo mucho que desde Kiev se hubiese desarrollado realmente una pol¨ªtica tan agresiva hacia esta minor¨ªa.
Es el momento en que Rusia aprovecha para invadir la pen¨ªnsula de Crimea, cometiendo un grave error. No necesitaba tal despliegue militar puesto que ya ten¨ªa in situ fuerzas e influencia m¨¢s que suficiente para garantizar sus intereses y seguridad. No hab¨ªa ninguna amenaza inminente de fuerzas armadas ucranias que fuesen a actuar all¨ª, entre otras cosas porque pr¨¢cticamente no existen.
Es un gesto de fuerza hacia Occidente. De decir basta. En nuestra ¨¢rea de influencia geoestrat¨¦gica no admitimos formas de proceder que pretendan excluirnos o desplazarnos. Y tambi¨¦n de garantizarse que la futura resoluci¨®n de la crisis ucrania tendr¨¢ que hacerse contando con Rusia y sus intereses. Protegiendo los leg¨ªtimos derechos de las minor¨ªas, especialmente la rusa para que no vuelva a pasar lo que ocurri¨® con la independencia de Estonia y Letonia.
La confrontaci¨®n hoy planteada con toda crudeza entre Rusia y Occidente ha estado larvada desde hace mucho tiempo. Las espadas de la guerra fr¨ªa nunca se han llegado a envainar totalmente.
En Rusia existe el sentimiento de que cuando se derrumb¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica no se les ayud¨® realmente a reconstruir su econom¨ªa. El sentimiento es que Occidente prefer¨ªa una Rusia d¨¦bil e incapaz de volver a ser una potencia. Sin embargo, Rusia es hoy de nuevo una potencia econ¨®mica, militar y pol¨ªtica y una gran mayor¨ªa del pueblo ruso atribuye el m¨¦rito de haberles devuelto su orgullo nacional al presidente Putin.
En los ¨²ltimos a?os Rusia ha sido continuamente cuestionada, y en ocasiones con raz¨®n, por su forma de tratar sus problemas internos en materia de terrorismo, o ejercicio de las libertades p¨²blicas.
Pero tambi¨¦n sabe que Occidente ha sido capaz de incurrir en violaciones similares en la lucha antiterrorista y ese doble lenguaje le irrita y no facilita el entendimiento. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que en el caso de Ucrania no habr¨¢ guerra, porque ninguna de las partes implicadas lo desea.
Es el momento de la diplomacia, pero no contra Rusia, sino con Rusia. Ese camino debe emprenderse cuanto antes y creo que el papel del Consejo de Europa puede ser determinante para llegar a una soluci¨®n eficaz y duradera. Rusia y Ucrania, como todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea forman parte de dicho organismo y en ese foro se pueden buscar las f¨®rmulas m¨¢s adecuadas que contemplen el respeto de todos los intereses en juego, garantizando la unidad de Ucrania, unas elecciones libres y la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n democr¨¢tica, con una posible formula federal que facilite el encaje y convivencia pac¨ªfica de unos y otros.
La Uni¨®n Europea debe cambiar radicalmente el enfoque de sus relaciones con Rusia. No se puede seguir construyendo Europa sin o contra Rusia. Es un disparate may¨²sculo. Por el ¨¦xito del proyecto europeo y la futura seguridad de todos, es necesario evitar que Rusia se aleje cada vez m¨¢s de Europa hacia sue?os imperiales propios. Para ello el di¨¢logo continuo, los intercambios econ¨®micos, y la colaboraci¨®n diplom¨¢tica, como ha ocurrido con Ir¨¢n y Siria, nos marcan el norte.
Ese nuevo tono de las relaciones con Rusia, no solo impedir¨¢ futuros errores de bulto como el que ahora analizamos, sino que facilitara el desarrollo interno de una sociedad rusa que asuma y viva plenamente los valores democr¨¢ticos que a todos nos unen en el resto de Europa y se puedan consolidar en aquel gran pa¨ªs nuevos espacios de participaci¨®n y ejercicio de derechos y libertades fundamentales. Pienso en el magn¨ªfico signo de este deshielo que ser¨ªa la puesta en marcha de un proyecto Erasmus entre la Uni¨®n Europea y Rusia. Ojal¨¢ las futuras elecciones europeas, permitan caminar por esta senda.
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