El movimiento estudiantil redobla el desaf¨ªo
La Universidad Central de Venezuela tiene un largo historial como vivero de tendencias pol¨ªticas
Para defender su honor e impedir que los opositores marcharan en el municipio Libertador de Caracas ¡ªjurisdicci¨®n que corresponde al casco hist¨®rico y el oeste obrero de la capital venezolana¡ª, el presidente Nicol¨¢s Maduro orden¨® el mi¨¦rcoles reprimir, con profusi¨®n de bombas lacrim¨®genas, una gran manifestaci¨®n estudiantil ¡°contra la impunidad¡± a las puertas de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Pero con la acci¨®n quiz¨¢s haya cometido el error de agitar a un gigante hasta ahora adormilado.
La UCV, la m¨¢s antigua y grande universidad estatal, tiene un largo historial como vivero de tendencias pol¨ªticas. Los dirigentes de la ¡°democracia de Punto Fijo¡± ¡ªel periodo entre 1958 y 1998 en que los partidos democristiano y socialdem¨®crata se alternaron en el poder¡ª surgieron de un movimiento nacido en la vieja sede de la UCV en 1928 contra la tiran¨ªa de Juan Vicente G¨®mez.
La ca¨ªda del r¨¦gimen del general Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez, en enero de 1958, estuvo precedida por una huelga estudiantil. Todas las r¨¦plicas de la revoluci¨®n cubana tuvieron acogida en los a?os sesenta y setenta en el campus de la universidad, pr¨¢cticamente un ¡°territorio liberado¡± por entonces. En 2007, la derrota de Hugo Ch¨¢vez en un refer¨¦ndum consultivo estuvo provocada por las protestas juveniles contra el cierre, ese a?o, del canal privado RCTV. Algunos de los l¨ªderes de la UCV de entonces son hoy diputados por la oposici¨®n en la Asamblea Nacional.
Sobre la estela de esa tradici¨®n, el actual presidente de la Federaci¨®n de Centros de Estudiantes de la UCV, Juan Requesens, figura como una de las cabezas visibles de un movimiento que, por naturaleza y dise?o, es multicef¨¢lico. Requesens es, en muchos aspectos, un dirigente universitario at¨ªpico. No procede de la izquierda y, en tiempos en que los partidos tradicionales enfrentan la extinci¨®n, representa sin complejos a Acci¨®n Democr¨¢tica, el antiguo partido hegem¨®nico. Buen orador, vive todav¨ªa con sus padres, como hac¨ªa notar estos d¨ªas un art¨ªculo del Washington Post.
Mientras su propia alma mater vive una especie de animaci¨®n suspendida, con clases postergadas y otras actividades a media m¨¢quina, estas semanas de crisis han servido para que Requesens se muestre al gran p¨²blico a trav¨¦s de los medios. Podr¨ªa seguir la senda de sus predecesores y entrar en pol¨ªtica. Pero primero debe superar la prueba de fuego de las actuales protestas. Ha hecho o¨ªdos sordos a los llamamientos a un di¨¢logo cosm¨¦tico al que el Gobierno le convoca, aunque, asegura, no ha recibido invitaci¨®n formal. ¡°Si el Gobierno hace eso para desmovilizarnos en la calle, se equivoca¡±, advert¨ªa en declaraciones recientes. Sin embargo, no pasa por radical. Critica abiertamente las barricadas en las calles mientras favorece las marchas y eventos pac¨ªficos que permitan convertir la protesta estudiantil en ¡°un movimiento social¡±.No es, sin embargo, una consigna un¨¢nime en el elenco de una dirigencia estudiantil que a veces act¨²a de manera confederada, y otras parece alojar agendas contrapuestas. Algunas de las agrupaciones juveniles m¨¢s contestarias al chavismo mantienen un perfil anticomunista y creen en la insurgencia organizada de calle.
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