Las relaciones desmedidas
Todo empez¨® con 29 agentes que llegaron en 1997 a ayudar a Hugo Ch¨¢vez Ahora miles de cubanos trabajan y controlan la Administraci¨®n p¨²blica venezolana
Cuando el doctor Janoi Gonz¨¢lez aterriz¨® en el aeropuerto internacional Sim¨®n Bol¨ªvar, de Venezuela se sinti¨® como si no hubiera salido de Cuba. "No hab¨ªa un solo venezolano, la estructura estaba dirigida por cubanos", afirma refiri¨¦ndose a una parte de la zona bajo control militar conocida como Rampa 4, de exclusivo uso oficial. El experto en radiodiagn¨®stico, natural de Pinar del R¨ªo, entr¨® al pa¨ªs un mediod¨ªa de diciembre de 2012 sin que sus documentos fueran revisados por autoridad venezolana alguna. "No hay chequeo de migraci¨®n. Unos funcionarios cubanos te dan unas palabras de bienvenida, vivas a Ch¨¢vez y a la revoluci¨®n, y te ponen un cu?o [sello] en el pasaporte". Ese sello dice: "V¨¢lido solo Cuba Venezuela".
Janoi Gonz¨¢lez es uno de los miles de cooperantes enviados por La Habana a Venezuela y, como muchos de ellos, se vio sometido a unas p¨¦simas condiciones de trabajo y a una vigilancia a¨²n m¨¢s estrecha que la que normalmente sufre en su pa¨ªs natal. "Se cobraba una basura: 1.200 bol¨ªvares [entonces 200 euros seg¨²n el cambio oficial y 50 en el mercado negro]". Carec¨ªa de libertad de movimientos y viv¨ªa hacinado. Al principio tuvo que compartir con seis personas una habitaci¨®n de 20 metros cuadrados en un motel de Guanare, la capital agr¨ªcola de Venezuela. Luego, en la cercana Acarigua, eran ¡°17 en cinco habitaciones, con un solo ba?o¡±, detalla por tel¨¦fono desde Estados Unidos, adonde escap¨® en 2013.
Los cubanos manejan los registros. Conocen qu¨¦ propiedades tienen los venezolanos y sus transacciones
Si se observa detenidamente el mapa de Am¨¦rica, Cuba luce como una peque?a lengua, un jir¨®n de tierra que pareciera flotar a la deriva. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Anclada en una vieja dictadura comunista, la isla ha tenido claro d¨®nde encontrar d¨®lares para mantenerse a flote. En los ¨²ltimos 15 a?os, esa lengua de 108.000 kil¨®metros cuadrados, con una de las econom¨ªas m¨¢s atrasadas, ha logrado saciar su apetito en Venezuela, un pa¨ªs nueve veces m¨¢s grande, tres veces m¨¢s poblado y con enormes recursos; entre ellos, las mayores reservas de crudo del mundo.
La Habana recibe diariamente de Caracas m¨¢s de 100.000 barriles de petr¨®leo en condiciones preferentes, que paga con trabajadores de la salud. Adem¨¢s, obtiene inversiones directas, cr¨¦ditos blandos, subsidios y millonarios contratos como intermediario de importaciones venezolanas de alimentos, bienes y equipos a terceros pa¨ªses.
No es todo. En este caso, la l¨®gica de la historia seg¨²n la cual los pa¨ªses m¨¢s poderosos suelen influenciar pol¨ªticamente a sus vecinos m¨¢s pobres se ha ahogado en el Caribe. Aparte de una ayuda estimada en 8.700 millones de euros anuales, Cuba tiene un poder sin precedentes sobre el Gobierno de la mayor potencia petrolera de Sudam¨¦rica. Y otra excepci¨®n. No ha sido impuesto. Los cubanos no han tenido que disparar un tiro. Desde finales de los noventa comenzaron a cruzar los 1.450 kil¨®metros que los separan de Venezuela por invitaci¨®n del presidente Hugo Ch¨¢vez, quien puso su seguridad, su salud y mucho m¨¢s en manos de sus camaradas antillanos.
Miles de cubanos trabajan hoy en la Administraci¨®n p¨²blica venezolana. En la presidencia, ministerios y empresas estatales. Como bur¨®cratas, m¨¦dicos, enfermeras, odont¨®logos, cient¨ªficos, maestros, inform¨¢ticos, analistas, t¨¦cnicos agr¨ªcolas, de electricidad, obreros y cooperantes culturales. Tambi¨¦n en seguridad, inteligencia e, incluso, en las Fuerzas Armadas.
La mayor¨ªa son adem¨¢s milicianos. "Tenemos en Venezuela m¨¢s de 30.000 cederristas cubanos de los 8,6 millones de miembros que tiene nuestra organizaci¨®n", revel¨® en 2007 Juan Jos¨¦ Rabilero, entonces jefe de los Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n (CDR) cubanos, en un acto p¨²blico en el Estado de T¨¢chira, al oeste de Venezuela. Nada hace pensar que esa cifra haya disminuido. Aproximadamente el 70% de la poblaci¨®n cubana forma parte de ese sistema de vigilancia y delaci¨®n.
Los cubanos manejan el sistema de identificaci¨®n de los venezolanos, sus c¨¦dulas de identidad y pasaportes; sus registros mercantiles y notar¨ªas p¨²blicas. Saben qu¨¦ propiedades tienen y qu¨¦ transacciones hacen. Tambi¨¦n codirigen sus puertos y tienen presencia en aeropuertos y puntos de control migratorio, donde act¨²an a sus anchas. La firma cubana Albet, SA, de la Universidad de Ciencias Inform¨¢ticas (UCI), que maneja los sistemas del Servicio Administrativo de Identificaci¨®n, Migraci¨®n y Extranjer¨ªa (SAIME), tiene tanto poder que no permite el acceso de venezolanos al ¨²ltimo piso de la sede central del servicio en Caracas. Tambi¨¦n son cubanos los sistemas inform¨¢ticos de la presidencia, ministerios, programas sociales, servicios policiales y de la petrolera estatal, PDVSA, mediante la empresa mixta Guardi¨¢n del Alba.
Seg¨²n las ¨²ltimas cifras oficiales, en 2012 hab¨ªa 44.804 cooperantes. El general retirado Rivera cree que son 100.000
La venta de estos servicios, de discutible calidad y cuyas web son de est¨¦tica castrista, es obra de Ramiro Vald¨¦s, segundo vicepresidente del Consejo de Estado cubano, considerado el hombre m¨¢s cercano a Caracas, despu¨¦s de Fidel y Ra¨²l Castro, y su principal asesor en t¨¢cticas de represi¨®n pol¨ªtica, seg¨²n algunas fuentes.
Aunque los cubanos suelen relacionarse solo lo estrictamente necesario con la poblaci¨®n local debido a que el reglamento disciplinario sanciona las "relaciones desmedidas con nacionales", su presencia se siente. "Se produce la paradoja de que los cubanos dependen econ¨®micamente de nosotros y sin embargo tienen una influencia pol¨ªtica sobre nosotros muy fuerte", destaca la historiadora Margarita L¨®pez Maya, quien simpatiz¨® con el proyecto chavista en sus primeros a?os y se apart¨® criticando su deriva autoritaria.
Los cubanos saben casi todo de los venezolanos, pero estos desconocen en realidad cu¨¢ntos cubanos trabajan en el pa¨ªs, cu¨¢nto cobran por sus servicios y los t¨¦rminos de los acuerdos de importaci¨®n de sus servicios, mantenidos por el Gobierno venezolano en secreto.
Seg¨²n las ¨²ltimas cifras oficiales, de mediados de 2012, en Venezuela hab¨ªa un total de 44.804 cooperantes en las llamadas misiones sociales: 31.700 en salud (11.000 m¨¦dicos, 4.931 enfermeros, 2.713 odont¨®logos, 1.245 optometristas y 11.544 no especificados), 6.225 en deporte, 1.905 en cultura, 735 en actividades agr¨ªcolas, 486 en educativas y 54 en atenci¨®n a discapacitados. Sin embargo, se presume que podr¨ªan duplicar esa cantidad. No hay datos oficiales sobre los que trabajan en el sector el¨¦ctrico, de la construcci¨®n, en inform¨¢tica, en asesor¨ªa de seguridad al Gobierno y en otras ¨¢reas.
Los m¨¦dicos cubanos son enviados en car¨¢cter de esclavitud moderna¡±, dice la ONG Solidaridad Sin Fronteras
El general retirado Antonio Rivero, excolaborador de Ch¨¢vez, asegura que actualmente en el pa¨ªs hay m¨¢s de 100.000 cubanos, entre ellos 3.700 funcionarios de su servicio de inteligencia, el G2. "Nada m¨¢s en seguridad y defensa, estimamos que puede haber unas 5.600 personas". Y afirma que hay cubanos en las bases militares m¨¢s importantes del pa¨ªs. "En la Fuerza Armada hay unos 500 militares activos cubanos que cumplen funciones de asesor¨ªa en ¨¢reas estrat¨¦gicas: inteligencia, armamento, comunicaciones e ingenier¨ªa militar. Tambi¨¦n en el ¨¢rea operativa y en el despacho del ministro de la Defensa, que cuenta con un asesor cubano permanente con el grado de general".
Seg¨²n el oficial, que trabaj¨® como jefe de telecomunicaciones de la presidencia y fue director nacional de Protecci¨®n Civil, la presencia de La Habana se remonta a 1997, cuando 29 agentes cubanos encubiertos se establecieron en Margarita y en 1998 ayudaron a Ch¨¢vez en la campa?a electoral en tareas de inteligencia, seguridad e inform¨¢tica.
Rivero pidi¨® la baja en 2010 y denunci¨® ante la Fiscal¨ªa y la Asamblea Nacional la injerencia de Cuba en las Fuerzas Armadas con documentos, grabaciones y casi un centenar de fotograf¨ªas. Fue acusado entonces de ultraje al Ej¨¦rcito y de "revelar noticia privada o secreta en grado de continuidad¡±. Actualmente est¨¢ en libertad condicional.
"Los militares cubanos comienzan a llegar despu¨¦s de 2007. Su asesor¨ªa incluye un ¨¢rea educativa, de ingenier¨ªa militar en construcci¨®n de fortificaciones y en la doctrina, donde cambia el concepto de guerra planteado por el de la guerra asim¨¦trica, que implica involucrar a la poblaci¨®n civil en un sistema de defensa", explica el general.
Ante sus denuncias, Ch¨¢vez admiti¨® entonces una cooperaci¨®n menor con el Ej¨¦rcito. "[Los cubanos] nos han dicho c¨®mo almacenar las br¨²julas, c¨®mo reparar las radios de los tanques y c¨®mo se debe almacenar la munici¨®n".
En 2013, la oposici¨®n obtuvo y divulg¨® una grabaci¨®n en la que el conductor de un programa de televisi¨®n en el principal canal del Estado, Mario Silva, confirmaba la presencia de antillanos en los cuarteles. En ella se le o¨ªa: "Ayer tuvimos una reuni¨®n de inteligencia con dos camaradas cubanos, dos oficiales cubanos, en Fuerte Tiuna", dec¨ªa Silva al agente cubano Aram¨ªs Palacios. Rivero afirma que por el pa¨ªs han pasado y siguen pasando militares cubanos de alta jerarqu¨ªa como el general Leonardo Andollo Vald¨¦s, segundo jefe del Estado Mayor de Cuba. ¡°?l es el encargado de todo el trabajo militar que hacen los cubanos en el pa¨ªs en seguridad y defensa¡±, se?ala. Andollo y otros oficiales del Grupo de Coordinaci¨®n y Enlace de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba en Venezuela (Gruce) han sido fotografiados en guarniciones militares del pa¨ªs mientras oficiales venezolanos compart¨ªan con ellos informaci¨®n estrat¨¦gica.
"Ch¨¢vez busc¨® siempre que nuestra Fuerza Armada Nacional (FAN) se adecuara a la cubana. Era vital para consolidar su proyecto socialista", sostiene Rivero. Un funcionario de la Direcci¨®n General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), que no quiso ser identificado, indic¨® que sus pasos son seguidos de cerca por agentes de La Habana.
Venezuela es el principal socio comercial de la isla, muy por encima de China, Canad¨¢ y Espa?a. "La econom¨ªa cubana creci¨® a costa de la venezolana durante la crisis financiera global. Cuba recibe cr¨¦ditos de Venezuela a tasas del 1% cuando, en promedio, Venezuela se endeuda con el resto del mundo a una tasa del 12% anual. Estamos hablando de una econom¨ªa que obtiene en apoyos un total de unos 8.700 millones de euros al a?o, 726 millones de euros al mes", se?ala el economista venezolano ?ngel Garc¨ªa Banchs.
Nada m¨¢s en materia petrolera, agrega, "el subsidio est¨¢ por el orden de los 3.600 millones de euros anuales, a raz¨®n de m¨¢s de 100.000 barriles diarios".
Se trata de un viejo sue?o acariciado por Fidel Castro desde los a?os sesenta, cuando dio entrenamiento, dinero y hombres a la guerrilla venezolana. Ahora, como antes con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Cuba encontr¨® en el ¨²nico petroestado de Latinoam¨¦rica su gallina de los huevos de oro.
A cambio, se desconocen los beneficios econ¨®micos que Venezuela obtiene de su alianza con la isla, que paga la factura petrolera con servicios profesionales y t¨¦cnicos sobrevalorados. Cuba exporta a sus trabajadores a un precio muy superior de lo que les paga, en una exitosa modalidad de explotaci¨®n laboral y penetraci¨®n ideol¨®gica.
En 2010, Venezuela pag¨® unos 3.950 millones de euros en servicios profesionales, de acuerdo con un informe del economista cubano Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburgh, "un promedio de casi 100.000 euros anuales por profesional, 27 veces el salario promedio de un m¨¦dico venezolano". Es decir, 8.225 euros mensuales por cooperante.
En 2011, Venezuela pag¨® a¨²n m¨¢s: 9.745 euros mensuales por cada cooperante de salud, seg¨²n se desprende del Acuerdo de Compensaci¨®n de Deudas suscrito entre la petrolera estatal PDVSA y el Banco Nacional de Cuba. El documento precis¨® que la factura de la Misi¨®n M¨¦dica Cubana por los servicios prestados en el ¨²ltimo trimestre de ese a?o sum¨® m¨¢s de 925 millones de euros. Pero solo una ¨ªnfima parte llega a los bolsillos de los trabajadores enviados por el Gobierno cubano. Seg¨²n Solidaridad Sin Fronteras, ONG de Miami que en el ¨²ltimo a?o y medio ha asistido a m¨¢s de 3.000 cooperantes que han huido de este pa¨ªs sudamericano, cada m¨¦dico recibe alrededor de 180 euros mensuales.
Cuba recibe por cada cooperante que env¨ªa m¨¢s de 8.000 euros al mes. Al trabajador solo le llegan unos 200
Un cooperante de una de las misiones en Caracas, que pide anonimato para evitar represalias, asegura que actualmente el Gobierno venezolano le da un estipendio de 3.000 bol¨ªvares al mes (unos 180 euros en la tasa oficial y unos 26 en el mercado negro) y el Gobierno cubano le deposita en una cuenta en la isla 225 pesos cubanos convertibles (CUC), equivalentes a 225 d¨®lares (163 euros). El margen de ganancia para el Gobierno de los Castro en este env¨ªo de trabajadores lo convierte en un negocio redondo y es considerado por Mesa Lago como un ¡°subsidio encubierto¡±. En el caso de los t¨¦cnicos de salud, a quienes Cuba paga al mes 125 CUC (90 euros), el margen de ganancia es todav¨ªa mayor.
"Los m¨¦dicos cubanos son enviados por el r¨¦gimen de La Habana a otros pa¨ªses en car¨¢cter de esclavitud moderna, son sometidos a muchas horas de trabajo y la paga es pr¨¢cticamente m¨ªsera mientras que la dictadura cubana recibe miles de d¨®lares por cada profesional¡±, asegura Julio C¨¦sar Alfonso, de la ONG Solidaridad sin fronteras.
Los funcionarios que dirigen a los cooperantes en Venezuela son de alto nivel. El jefe de la Oficina de las Misiones Sociales Cubanas en Venezuela, V¨ªctor Gaute L¨®pez, ocupa el lugar 16? en el Comit¨¦ Central del Partido Comunista cubano, integrado por 118 miembros. El embajador cubano en Venezuela, Rogelio D¨ªaz Polanco, es el ¨²ltimo de esa lista.
La Habana tambi¨¦n vende educaci¨®n. Seg¨²n datos oficiales, han formado 14.000 m¨¦dicos venezolanos y actualmente forman a 19.000 m¨¢s. Aunque se trata de una relaci¨®n econ¨®micamente desigual, el Gobierno venezolano se comporta como si estuviera en deuda con Cuba. En palabras de Janoi Gonz¨¢lez, "quien paga manda, excepto en Venezuela". Pero el chavismo nunca ha tenido expectativas de obtener beneficios comerciales, sino pol¨ªticos. Y en ese terreno, hasta ahora los Castro han servido a sus prop¨®sitos de mantener un poder hegem¨®nico y bloquear a la oposici¨®n.
El propio Ch¨¢vez admiti¨® en una ocasi¨®n que si no hubiera sido por Fidel y su idea de lanzar las primeras misiones sociales, que reflotaron su popularidad, hubiera perdido el plebiscito de 2004 que le mantuvo en el poder.
La historiadora L¨®pez Maya advierte la ins¨®lita situaci¨®n de dependencia. "Sin la ayuda de los Gobiernos venezolanos, posiblemente ya hubiera colapsado la econom¨ªa cubana, y sin embargo existe una situaci¨®n de subordinaci¨®n a pol¨ªticas cubanas por la experticia que tienen en el socialismo, por la admiraci¨®n que le profesan y por la desconfianza de este Gobierno a sus profesionales y a sus cuadros preparados para el ejercicio del poder". Ning¨²n otro pa¨ªs hab¨ªa tenido tanto poder en Venezuela desde la ¨¦poca de la colonia. Ni siquiera Estados Unidos, en su momento de mayor injerencia en la regi¨®n, lleg¨® a tanto a pesar de que tuvo una oficina militar dentro de Fuerte Tiuna hasta 2002.
L¨®pez Maya recuerda la influencia de las transnacionales petroleras en las primeras d¨¦cadas del siglo XX y la del sector militar norteamericano en todos los ej¨¦rcitos de Am¨¦rica Latina, incluyendo el de Venezuela, durante la guerra fr¨ªa. Pero entonces, dice, ¡°hab¨ªa una subordinaci¨®n econ¨®mica y ahora con Cuba hay una subordinaci¨®n en t¨¦rminos del socialismo¡±.
Por el momento, la dependencia est¨¢ garantizada. El presidente Nicol¨¢s Maduro, fiel admirador de los Castro desde su paso por la Escuela de Formaci¨®n Pol¨ªtica de La Habana a mediados de los ochenta, parece necesitarlos a¨²n m¨¢s que Ch¨¢vez para asegurarse el control pol¨ªtico de los suyos y de toda la sociedad venezolana. A cualquier precio.
Prohibido tener amigos venezolanos
"Te quieren sancionar por cualquier cosa. No podemos ir al cine, ni a un mall [centro comercial], ni a la playa. Si una paciente te invita, no puedes aceptar". Lisandra Santos, m¨¦dico, de 28 a?os, trabaj¨® entre 2009 y 2013 como especialista en endoscopia para la Misi¨®n M¨¦dica Cubana en Venezuela. El a?o pasado pidi¨® refugio en Estados Unidos.
Su elocuencia contrasta con la parquedad de los cubanos en Venezuela, quienes no hablan de su experiencia o lo hacen como si las paredes oyeran. En sus pupilas asoma un destello de temor ante cada pregunta, cada palabra, que pudiera comprometerlos. ¡°No podemos relacionarnos con ustedes [los venezolanos] m¨¢s que por trabajo. ?T¨² sabes c¨®mo llaman eso, si vas por ejemplo a casa de alguien, si haces amistad? Relaciones desmedidas con nacionales¡±, cuenta un t¨¦cnico destacado en un centro de diagn¨®stico integral (CDI) que pide no revelar su nombre. El hombre, de 36 a?os, rechaza una invitaci¨®n a cenar porque tambi¨¦n tienen prohibido salir despu¨¦s de las seis de la tarde. "Supuestamente es por la inseguridad, puro control".
El m¨¦dico Janoi Gonz¨¢lez, refugiado en Estados Unidos desde 2013, asegura que les esp¨ªan constantemente. "En cada misi¨®n hay una persona que se llama jur¨ªdico. Todo el mundo sabe que el jur¨ªdico es un agente de seguridad del Estado, que controla todo, que acusa, que tiene derecho a revisar tus documentos privados, tu tel¨¦fono, todo". Las faltas son sancionadas con penas que van desde amonestaciones y la confiscaci¨®n de un porcentaje de su exiguo salario en Cuba hasta la expulsi¨®n de la misi¨®n y el retorno inmediato a la isla, seg¨²n el reglamento disciplinario.
"En la misi¨®n, uno sufre la necesidad. Nos pagaban muy poco. Cuando llegu¨¦ en 2009 recib¨ªa 500 bol¨ªvares mensuales (84 euros al cambio oficial) y me fui de la misi¨®n en 2013 ganando 1.500 (172 d¨®lares). Comida, transporte, tel¨¦fono... ten¨ªamos que pagarlo nosotros mismos. Yo gastaba 500 bol¨ªvares y no compraba nada", recuerda Lisandra, en entrevista telef¨®nica desde Miami.
Esa mensualidad en moneda local, como explica un t¨¦cnico que trabaja en el oriente del pa¨ªs, "no es un sueldo, sino un estipendio que no alcanza por el alto coste de la vida, por la inflaci¨®n" (56% en 2013). Actualmente subi¨® a 3.000 bol¨ªvares (menos de 26 euros en el mercado negro, el ¨²nico en el que podr¨ªan cambiar). La asignaci¨®n es costeada por Venezuela, aparte de lo que paga por persona (m¨¢s de 9.400 euros mensuales).
En la isla, el Gobierno cubano les deposita un salario mensual ¡ªentre 125 y 225 pesos convertibles cubanos (CUC), la misma cantidad en d¨®lares al cambio actual, dependiendo de la especialidad¡ª que solo pueden cobrar a su regreso, de vacaciones o definitivo, ¡°con evaluaci¨®n satisfactoria¡±.
Con todo, es m¨¢s de lo que ganar¨ªan en la isla. "La gente vive con mucho miedo de que le quiten la misi¨®n porque como es un dinerito¡ Yo como m¨¦dico reci¨¦n graduada ganaba en Cuba 16 d¨®lares, y mi mam¨¢, que tambi¨¦n es m¨¦dico, 25 d¨®lares", refiere Lisandra.
El alojamiento en Venezuela es una verdadera loter¨ªa. Muchos viven en lugares de alta peligrosidad, o apretados en espacios peque?os. Lisandra durmi¨® 15 d¨ªas en una cama improvisada con tablas en una estaci¨®n de bomberos de Aroa (Yaracuy), hasta que, gracias a una prima, logr¨® un traslado para Caracas, en la principal guarnici¨®n militar del pa¨ªs. ¡°Viv¨ªamos cuatro mujeres en un cuartico con dos literas, un ba?o y una salita. Tambi¨¦n hab¨ªa casas de 16 personas¡±.
Si abandonan la misi¨®n y piden refugio en EE UU, como han hecho centenares, pierden el dinero depositado en la isla y no pueden volver a Cuba en ocho a?os.
"Desde 2006, unos 8.000 muchachos han llegado a Estados Unidos, la gran mayor¨ªa vienen desde Venezuela. Solamente entre finales de 2012 y 2013 salieron de all¨¢ unos 3.000 desertores", asegura Julio C¨¦sar Alfonso, director de la ONG estadounidense Solidaridad Sin Fronteras (SSF).
Ese a?o, Washington aprob¨® el programa Cuban Medical Parole, que permite al personal cubano ¡°reclutado¡± por el Gobierno cubano para trabajar o estudiar en un tercer pa¨ªs solicitar un visado humanitario. Pueden optar m¨¦dicos, enfermeros, param¨¦dicos, fisioterapeutas, t¨¦cnicos de laboratorio y entrenadores deportivos.
Quedarse en Venezuela es una opci¨®n dif¨ªcil para los que no obtienen la visa de EE UU o quienes, pese a las restricciones, han entablado noviazgos clandestinos y tienen parejas venezolanas. No solo enfrentan la presi¨®n de los Gobiernos cubano y venezolano ¡ªhasta hace un mes les era imposible legalizarse¡ª, sino que les cuesta conseguir empleo.
Un t¨¦cnico casado con una venezolana relata las represalias que sufren quienes abandonan la misi¨®n. ¡°El Gobierno cubano, adem¨¢s de robarnos el dinero que tenemos en el banco, ganado con sacrificio, encima nos proh¨ªbe entrar a territorio cubano sin importarles si un familiar enferma o se muere¡±. Adem¨¢s, agrega, ¡°no podemos ejercer nuestras profesiones porque no hemos revalidado el t¨ªtulo¡±.
Lisandra, aunque tambi¨¦n se enamor¨® de un venezolano, huy¨® a EE UU. Como la mayor¨ªa, se fue por la frontera con Colombia, ante el temor de ser detenida en el aeropuerto. "Si descubren algo, te montan en un avi¨®n y te mandan para Cuba". Ya en Bogot¨¢, las autoridades migratorias la deportaron a EE UU. En Caracas tem¨ªa por su vida. ¡°En Venezuela me sent¨ª casi peor que en Cuba, porque para m¨ª es un r¨¦gimen muy similar, pero con inseguridad. Me atracaron con pistola en la calle, en el metro¡ ?se imagina? ?Un sistema represor con inseguridad?¡±, pregunta Lisandra.
Cristina Marcano es periodista venezolana, autora junto a Alberto Barrera de la biograf¨ªa Hugo Ch¨¢vez sin uniforme: una historia personal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.