Jens Stoltenberg, un laborista para dirigir la Alianza
El ex primer ministro noruego es el nuevo secretario general de la OTAN
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El hecho de que precisamente una dem¨®crata cristiana europea, la alemana Angela Merkel, fuera la principal abanderada de la candidatura a secretario general de la OTAN de Jens Stoltenberg, socialdem¨®crata noruego de 55 a?os, lo dice todo. "Es cordial, cercano y de trato amable. Tiene un gran sentido pr¨¢ctico, de hecho, no es un ide¨®logo fuerte, no es de los pol¨ªticos de izquierdas que llevan grabado en la piel el sello laborista", dice Bernt Aardal, profesor de ciencias pol¨ªticas de la Universidad de Oslo.
Defensor sereno del Estado de bienestar escandinavo, no vacila en defender su compromiso con el modelo socialdem¨®crata n¨®rdico, pero consigue, en la pr¨¢ctica y tirando de habilidad negociadora, implementar pol¨ªticas econ¨®micas de marcado sesgo liberal. Lo hizo por ejemplo durante su primer mandato como primer ministro, de 2000 a 2001, cuando no sin pol¨¦mica privatiz¨® varias empresas estatales noruegas. Una actuaci¨®n que tuvo como resultado una abrumadora derrota electoral y una f¨¦rrea batalla para mantener su liderazgo en el seno de su partido, el Det Norske Arbejderparti, el Partido de los Trabajadores. Lo mantuvo y, cuatro a?os m¨¢s tarde, asumi¨® de nuevo el cargo de primer ministro, en este caso de un Gobierno de coalici¨®n de centro-izquierda (2005-2013).
"Ha sido realmente muy bueno en las maniobras pol¨ªticas y el ser primer ministro de un Gobierno de coalici¨®n durante ocho a?os le ha dado la experiencia de construir consenso pero, al mismo tiempo, ser un l¨ªder fuerte", afirma Bernt Aardal al peri¨®dico The Local. Y es que de raza le viene al galgo. Su padre, Thorvald Stoltenberg, ex jefe de la diplomacia noruega, fue uno de los pol¨ªticos de m¨¢s renombre en el pa¨ªs. Su madre, Karin Stoltenberg, tambi¨¦n fue ministra. Lo mam¨® desde peque?o as¨ª que, aunque economista de carrera, Jens Stoltenberg se meti¨® en pol¨ªtica con solo 26 a?os y a los 34 ya era miembro del Stortinget (Parlamento noruego).
Aunque Jens Stoltenberg lleve m¨¢s de una d¨¦cada marcando el ritmo de la pol¨ªtica noruega, hace solo cuatro a?os que el mundo lo situ¨® en el mapa y repar¨® en sus impresionantes dotes como orador. "No dejemos que nos asusten", dijo a sus consternados e incr¨¦dulos conciudadanos tras los atentados de Oslo y Utoya el 22 de julio de 2011. "No van a destruir nuestra democracia. Somos una naci¨®n peque?a y orgullosa. Nadie nos silenciar¨¢ con las bombas. Nadie nos disparar¨¢ para callarnos". Sus palabras se han quedado grabadas en el inconsciente de los noruegos que subrayan, despu¨¦s de conocida su designaci¨®n como secretario general de la OTAN, la valent¨ªa y firmeza manifestadas entonces por Stoltenberg, contra quien Anders Behring Breivik, autor material de los atentados, hab¨ªa dirigido sus ataques. De hecho, las bombas las puso en el barrio de Oslo donde se encontraba su oficina como primer ministro y en el campamento de j¨®venes laboristas en Utoya (a 30 kil¨®metros de Oslo) en el que estaba planificado que Stoltenberg diera una conferencia.
Su llamada a ¡°responder al odio con amor¡± toc¨® la fibra sensible no solo de los noruegos, sino del mundo entero, sobre todo frente a lo que hab¨ªa sido la respuesta norteamericana a los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, en septiembre de 2001. Su ¨ªndice de popularidad subi¨® como la espuma, pero no aguant¨®, volvi¨® a caer cuando dijo "compartir el inter¨¦s de devolver el golpe a quien realiza este tipo de ataques terroristas". Lo dijo y lo hizo. Durante los ¨²ltimos a?os de su segundo mandato mand¨® tropas noruegas a luchar en Afganist¨¢n y aviones de bandera roja, azul y blanca a Libia. El gasto en Defensa de este pa¨ªs de cinco millones de habitantes aument¨® considerablemente. De hecho, seg¨²n datos de la propia Alianza Atl¨¢ntica, es uno de los 28 pa¨ªses miembros de la OTAN que m¨¢s dinero destina a la defensa per c¨¢pita. Su presupuesto total en 2013 ascendi¨® a los 5.600 millones de euros.
Su talante negociador, su habilidad comunicadora y su cercan¨ªa en el trato le han ayudado en su carreta hac¨ªa la secretar¨ªa general de la Alianza Atl¨¢ntica y le han colocado por delante del italiano Franco Frattini, del polaco Rodoslaw Sikorski y del brit¨¢nico Philipp Hammond. Deja vac¨ªo el cargo de enviado especial de la ONU para el cambio clim¨¢tico y, lo m¨¢s importante, deja hu¨¦rfano al partido laborista noruego, que no tiene ning¨²n otro l¨ªder con tir¨®n popular suficiente como para, como hizo ¨¦l en plena campa?a electoral en 2013, acercarse a la gente y, entre otras cosas, convertirse por una tarde en taxista y preguntar en persona a los noruegos qu¨¦ les preocupa. La actual primera ministra conservadora, Erna Solberg, tiene que estarle muy agradecida a su correligionaria Angela Merkel. Le ha quitado de encima a su principal y ¨²nico rival.
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