M¨¢s que m¨²sica
Post-Classical Ensemble ofrece una la experiencia musical donde se combinan literatura, cine y conversaci¨®n de ideas
?ngel Gil Ord¨®?ez dirige m¨²sica y conversaciones, Joseph Horowitz coloca ideas en invisible papel pautado y su pl¨¢tica suele convertirse en c¨¢tedra. Ambos dirigen el Post-Classical Ensemble, una orquesta que toca m¨¢s que m¨²sica. De hecho, toca todo lo que ven sus directores al tim¨®n. Enterados de que la ¨²ltima composici¨®n de Gustav Mahler se inspiraba en un milenario poema chino, Horowitz y Gil Ord¨®?ez montaron un programa donde el p¨²blico no s¨®lo escuchaba la traducci¨®n de los versos que versan sobre la l¨¢nguida despedida entre dos amigos. Adem¨¢s, los espectadores pudieron presenciar no s¨®lo la interpretaci¨®n del canto del cisne con el que Mahler se iba del mundo, sino tambi¨¦n la presentaci¨®n de una orquesta tradicional china con sus instrumentos de siglos. Enterados de que la infinita Biblioteca del Congreso en Washington custodia no s¨®lo todas las partituras del mundo, y todos los libros impresos, sino adem¨¢s pietajes de todas las pel¨ªculas y documentales habidos y por haber, Gil Ord¨®?ez y Horowitz se dieron a la tarea de volver a grabar con su orquesta las m¨²sicas de Virgil Thompson o Aron Copland y remasterizar en video las peque?as pel¨ªculas con las que el New Deal de Franklin D. Roosevelt intentaba promover y contagiar cultura en las miles de salas cinematogr¨¢ficas cuando los tiempos intentaban volver a nombrar las cosas.
Post-Classical Ensemble es, pues, un santuario ecum¨¦nico y transdisciplinario donde el espectador no s¨®lo acude a la contemplaci¨®n auditiva del programa que se anuncia, sino a la experiencia musical donde se combinan varios registros: literatura, cine y conversaci¨®n de ideas. Pensamiento andante, cr¨ªtica en molto vivace y todas las dudas que se nos convierten en preguntas allegro ma non tropo. Los asistentes participan activamente en conferencias que Horowitz y Gil-Ord¨®?ez coordinan no s¨®lo con intelectuales y acad¨¦micos de elevado prestigio, sino entrelazados con la m¨²sica que escuchar¨¢n en un formato mucho m¨¢s amable y enriquecedor que el que se le abre al aficionado que compra un CD y lo escucha en casa, digitalmente y con la lectura del folleto ilustrativo que lo acompa?e.
De hecho, la semilla inicial de este proyecto de Horowitz y Gil Ord¨®?ez nace precisamente del agotamiento de la vieja f¨®rmula donde uno asiste a una sala de conciertos y es obligado a seguir un ritual que m¨¢s bien parece liturgia, donde no se puede aplaudir hasta que terminen los movimientos. Y, desde luego, donde no hay manera de hacerle pregunta alguna al director ni mucho menos un breve espacio de tiempo para expresar cualesquiera de las ideas o sentimientos que ha suscitado la obra en uno.
?ngel Gil Ord¨®?ez dirige como quien tiende las hojas de un arbusto de cerezos en flor y su callada conversaci¨®n con el viento; Joseph Horowitz habla como si armara pantallas de hipertexto frente a sus labios, donde interrelaciona los diferentes planos de los temas que conversa. Gil Ord¨®?ez es, adem¨¢s, director de la Orquesta de Georgetown University y Horowitz, director art¨ªstico de la Brooklyn Philarmonic Orchestra y entre ambos han realizado por lo menos dos programas que nutren no s¨®lo al pret¨¦rito grandioso de la m¨²sica mexicana, sino al presente enrevesado y el futuro incierto de nuestra realidad.
Durante esta primavera, no pocos espectadores fieles y nuevos tendr¨¢n oportunidad de imbuirse en los laberintos de nuestra soledad con conferencias, clases magistrales y proyecci¨®n de pel¨ªculas que rodean eso que a¨²n llamamos Revoluci¨®n Mexicana y que el Post-Classical Ensemble ha acomodado en un jugoso programa multidisciplinario que re¨²ne la proyecci¨®n de la pel¨ªcula Viva Zapata! de Elia Kazan, interpretada por Marlon Brando, con gui¨®n de John Steinbeck y Redes pel¨ªcula trunca aunque con la soberbia m¨²sica de Silvestre Revueltas, ambas caras contrastantes de la primera gran revoluci¨®n social del siglo XX. El programa se extiende de la mano del reconocido acad¨¦mico John Tutino, em¨¦rito historiador de la Universidad de Georgetown y as¨ª el p¨²blico asistente no s¨®lo abre ventanas a toda una ¨¦poca de ideas, dudas, partituras y pensamiento, historia y cultura pura, sino a la oportunidad de escuchar con una orquesta de intachable calidad el sonido de los tiempos.
Antonio Mu?oz Molina lleva toda la raz¨®n cuando celebra los proyectos del Post-Classical Ensemble, como si hablara de un bosque que se vuelve laberinto de sombras atrayentes y a m¨ª me toca por hoy aplaudir de pie todos los logros y constantes esfuerzos de quienes nos recuerdan que el sonido de los tiempos, el ruido que nos rodea, la melod¨ªa que canta Ella en voz baja y las notas en partitura invisible de todo lo invisible e invisible van m¨¢s all¨¢ de lo que o¨ªmos: est¨¢ tambi¨¦n en los libros y en la conversaci¨®n, en las obras de quienes pintan con pinceles o con la c¨¢mara e incluso, tambi¨¦n en el silencio. Mucho m¨¢s que m¨²sica.
Jorge F. Hern¨¢ndez es escritor.
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