Argentina se enfrenta a la barbarie
La ola de linchamientos ha puesto la inseguridad en el foco de la pol¨ªtica La inseguridad es para la mayor¨ªa de los argentinos el mayor problema del pa¨ªs, por delante de la inflaci¨®n
Algo marcha mal en una sociedad cuando el vecino solidario, altruista y desinteresado que intenta ayudar a la v¨ªctima de un atraco en la calle se convierte al instante en un asesino que apalea hasta a la muerte a una persona y la deja inconsciente en el suelo. Eso ocurri¨® en la ciudad argentina de Rosario el s¨¢bado 22 de marzo cuando dos j¨®venes en moto arrebataron el bolso a una mujer de 21 a?os que caminaba junto a su hija peque?a. Los vecinos capturaron a David Moreira, de 18 a?os, le produjeron varias lesiones en el cr¨¢neo y muri¨® tres d¨ªas despu¨¦s en el hospital. Su madre Lorena Torres, quien no posee ning¨²n doctorado en leyes, ofreci¨® una lecci¨®n de civismo y derecho penal con una frase muy sencilla: ¡°Si creyeron que mi hijo cometi¨® un robo, lo tendr¨ªan que haber llevado a una comisar¨ªa¡±.
A Lorena Torres le preguntaron qu¨¦ les dir¨ªa a quienes mataron a su hijo y respondi¨®: ¡°No les deseo el mal, lo ¨²nico que les preguntar¨ªa es si ellos tienen hijos y si van poder levantarse todos los d¨ªas y estar en paz con lo que hicieron¡±. Le preguntaron tambi¨¦n, en el diario rosarino La Capital, qu¨¦ pensaba cuando oye que estas cosas pasan porque los vecinos dicen que est¨¢n hartos de la inseguridad y respondi¨®: ¡°Entiendo porque vivo la violencia en la puerta de mi casa. Lo vivo cuando tengo que salir a hacer un mandado. Pero yo por eso no salgo a matar a nadie. A mi hijo lo han robado en la calle. Un d¨ªa volvi¨® sin la campera y el celular. Y no sali¨® a matar. Sigui¨® trabajando hasta que junto para comprarse la campera y el celular. Para agarrar a los ladrones est¨¢ la polic¨ªa¡±.
En Argentina a los ladrones se les llama chorros. Y si van en moto son motochorros. El caso de David Moreira, en vez de frenar la barbarie, alent¨® la caza del motochorro. Cuatro d¨ªas despu¨¦s de la muerte de Moreira, en Buenos Aires, en el barrio de Palermo, de clase media y media alta, se produjo una escena similar.
El periodista y escritor Diego Grillo Trubba fue testigo y lo relat¨® en su cuenta de Twitter: ¡°Un tipo grandote con uniforme de portero estaba arriba de un pibe de unos 16/17 a?os, inmoviliz¨¢ndolo. De repente, una de las personas del tumulto se acerca corriendo y le mete una patada en la cara al pibe. Los otros que entraban y sal¨ªan deb¨ªan haber hecho lo mismo, porque el pibe ya estaba con la cara medio deformada. Para que se entienda: de la boca le sal¨ªa un r¨ªo de sangre que primero formaba un charco en las baldosas y luego un reguero hacia la calle. Cada vez que el pibe daba signos de que recuperaba la conciencia, alguien sal¨ªa de la multitud y le pateaba la cara¡±.
¡°De repente¡±, relat¨® el periodista ¡°uno de los que pateaba se apart¨® para tomar aire. Se sent¨® en el cord¨®n de la vereda. Ten¨ªa unos 30/35 a?os. Me le acerco y le apoyo la mano en la espalda. ?Ya est¨¢, flaco, basta, ya est¨¢?. El pibe alza la cabeza. Ten¨ªa los ojos llenos de l¨¢grimas. Me dice: ?Le afan¨® la cartera a mi mujer, el hijo de puta?¡±. Grillo Trubba describi¨® c¨®mo los curiosos que pasaban por all¨ª se transformaban en seguida en agresores: ¡°La gran mayor¨ªa gritaba 'm¨¢tenlo'. Incluso amenazaron a una mujer mayor que ped¨ªa que ya no le pegaran¡±.
El portero ¡°grandote¡± que estaba encima del muchacho era quien lo hab¨ªa capturado y, al mismo tiempo, el que logr¨® salvarle la vida protegi¨¦ndolo con su cuerpo. ¡°Hice lo que ten¨ªa que hacer. Ni a un perro se lo intenta matar as¨ª¡±, relat¨® al canal TN. ¡°No eran todos los que le quer¨ªan pegar¡±, a?adi¨®. ¡°Estaba dividido y yo s¨®lo quer¨ªa evitar que le siguieran pegando. Yo les dec¨ªa, ?ya le pegaste una patada, listo, lo van a matar as¨ª¡±. Pocos d¨ªas despu¨¦s, una escena similar se volv¨ªa a repetir en el adinerado barrio de Recoleta. Unos quer¨ªan seguir golpeando y otros trataban de evitarlo. Cuando lleg¨® una polic¨ªa, el supuesto delincuente ten¨ªa la cara magullada.
En menos de tres semanas se han registrado una docena de linchamientos. No es f¨¢cil mirarse fijamente en el espejo que ofrece a la sociedad argentina las fotos y v¨ªdeos de esos linchamientos. El papa Francisco vio el v¨ªdeo de la paliza a David Moreira y le escribi¨® a un amigo: ¡°Me doli¨® la escena. Fuenteovejuna, me dije. Sent¨ªa las patadas en el alma. No era un marciano, era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad, un delincuente. Y me acord¨¦ de Jes¨²s.?Qu¨¦ dir¨ªa si estuviera de ¨¢rbitro all¨ª? El que est¨¦ sin pecado que d¨¦ la primera patada. (¡) ¡°Me dol¨ªa todo, me dol¨ªa el cuerpo del pibe, me dol¨ªa el coraz¨®n de los que pateaban. Pens¨¦ que a ese chico lo hicimos nosotros, creci¨® entre nosotros, se educ¨® entre nosotros. ?Qu¨¦ cosa fall¨®? Lo peor que nos puede pasar es olvidarnos de la escena¡±.
Argentina, seg¨²n un informe publicado esta semana por la ONU, es el tercer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina con menor tasa de homicidios solo por detr¨¢s de Chile y Cuba. Pero aparece como el pa¨ªs donde m¨¢s robos se perpetran en funci¨®n de sus habitantes. En cualquier caso, las encuestas revelan que la inseguridad es para la mayor¨ªa de los argentinos el mayor problema del pa¨ªs, por delante de la inflaci¨®n. Los pol¨ªticos con aspiraciones para las presidenciales de octubre de 2015 no pod¨ªan desaprovechar la oportunidad de referirse a ella. Ese fue el caso del opositor Sergio Massa, quien declar¨® que los linchamiento ¡°aparecen porque hay un Estado ausente¡±. La presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, apel¨® a la calma y a la fuerza de la palabra. Pero, anteriormente, cargo en varias ocasiones el peso de la inseguridad sobre la espalda de los jueces. En diciembre de 2012 se?al¨®: ¡°Hay jueces que dejan en libertad a personas que vuelven a delinquir, a matar, a violar. La gente est¨¢ cansada de eso¡±.
La gente tambi¨¦n est¨¢ cansada de que desde la Casa Rosada se eluda hablar de inseguridad o se responsabilice de ella a los gobernadores provinciales y al tratamiento sensacionalista que ofrecen algunos medios. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, ha dado por fin un giro en esa pol¨ªtica. Esta semana impuls¨® la mayor operaci¨®n contra el narcotr¨¢fico. Desplaz¨® a 2.000 agentes nacionales a la ciudad de Rosario, donde se inici¨® la ola de linchamientos, y orden¨® que se instalen all¨ª varios meses hasta liberar las zonas m¨¢s afectadas por la droga. Se trata del mayor caso de colaboraci¨®n contra la inseguridad entre una provincia gobernada por la oposici¨®n socialista y el Gobierno peronista de la Casa Rosada. La sangre lleg¨® al r¨ªo.
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