¡°?No son asesinos quienes lo mataron?¡±
La madre de David Moreira, golpeado por varios vecinos hasta la muerte, relata c¨®mo era su hijo
David Moreira muri¨® a los 18 a?os. Fue la primera v¨ªctima de la ola de linchamientos que se inici¨® en Argentina hace tres semanas. El s¨¢bado 22 de marzo varios vecinos de la ciudad de Rosario lo atraparon cuando, supuestamente, acaba de robar el bolso a una mujer junto a otro joven que logr¨® escapar. ¡°Yo acud¨ª al hospital¡±, relat¨® su madre, Lorena Torres, al canal TN. ¡°Y a David ya lo estaban operando¡±. Cont¨® que la cara estaba tan desfigurada a causa de los golpes que el padre solo pudo reconocer al hijo por unas iniciales que llevaba tatuadas en el tobillo con el nombre de sus hermanos. Falleci¨® tres d¨ªas despu¨¦s a causa de los golpes que recibi¨® en la cabeza. Su madre public¨® una carta en la revista La Garganta Poderosa donde describe a su hijo. A continuaci¨®n reproducimos un extracto:
¡°Naci¨® el 4 de enero de 1996, en el Hospital Centenario de Rosario. Era hermoso, de pelito negro y de piel blanquita, un principito seg¨²n todos. Creci¨® en un hogar humilde, pero a su lado ten¨ªa a quienes lo amaban de verdad, como su adorada t¨ªa Anabel, que le ense?¨® a caminar. Era t¨ªmido, se pon¨ªa colorado y sent¨ªa mucha verg¨¹enza cuando alguien le dec¨ªa lo lindo que era. Dej¨® amigos por toda la ciudad, que hoy en d¨ªa van cayendo en mi casa para consolarme, a medida que se van enterando de la triste noticia.
Tuvo tres hermanos m¨¢s: Micaela, El¨ªas y Tom¨¢s. Los adoraba. Los viv¨ªa aconsejando, como hac¨ªa su pap¨¢, que es vendedor ambulante y a veces no estaba en todo el d¨ªa, por lo que David era para ellos un segundo pap¨¢. Despu¨¦s de dos a?os, debi¨® abandonar la secundaria para ayudar a esos hermanos. Y yo me enoj¨¦ much¨ªsimo con ¨¦l, pero su decisi¨®n era que no les faltara nada. Entonces, empez¨® a trabajar como alba?il y tambi¨¦n en una f¨¢brica de calzado con su t¨ªo Gast¨®n, a quien quer¨ªa tanto...
David era mi compa?ero, tom¨¢bamos mate juntos y, si sal¨ªa hasta tarde, me avisaba, o nos llam¨¢bamos continuamente. De hecho, ese d¨ªa fatal estuvo conmigo. Me dio su billetera con lo que hab¨ªa cobrado, y me dijo: "Pon¨¦ la pava [recipiente para calentar el agua] ya vengo, y si necesit¨¢s algo, sac¨¢".
No llegaba. Sal¨ª a esperarlo afuera, pero no estaba. Lo esper¨¦. No me llamaba. No lo pod¨ªa encontrar por ning¨²n lado, y sus amigos tampoco lo hab¨ªan visto (¡) Jam¨¢s imagin¨¦ verlo as¨ª... Mi marido lo reconoci¨® por un tatuaje que se hizo en el tobillo cuando cumpli¨® 18 a?os, con las iniciales de sus hermanos. Y as¨ª, se me fue un ¨¢ngel de la peor manera, un chico al que le encantaba ayudar a todos, conocidos o no. No sab¨ªa decir no y, si ve¨ªa a alguien sin zapatillas, era capaz de sacarse las suyas para d¨¢rselas... Por eso, opt¨¦ por donar sus ¨®rganos: para que siguiera ayudando, a siete personas de la lista de espera. Pues ¨¦l lo hubiera querido as¨ª.
Se fue mi mano derecha, mi David querido, pero hay muchos David que pueden ser asesinados o maltratados. Y eso no puede ser as¨ª de ning¨²n modo, as¨ª sean culpables o inocentes del delito que se los est¨¦ acusando. ?O acaso esas personas enfurecidas que lo mataron a golpes y patadas de la peor manera, como si fuese un animal, no son culpables?
Ahora, ya nadie podr¨¢ devolverme a mi hijo, pero encima pareciera ser que quienes lo mataron no son asesinos. ?No lo son? Por favor, que esto no ocurra nunca m¨¢s y que la Justicia est¨¦ en manos de quienes deben garantizarla¡±.
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