El mensaje perdido en el di¨¢logo
Chavistas y opositores perdieron la oportunidad de tratar temas de fondo y se perdieron en discusiones ampliamente conocidas
Desapercibida, en lo que algunos en Venezuela consideran la mejor intervenci¨®n hecha en las seis horas de di¨¢logo entre el gobierno de Maduro y la oposici¨®n, qued¨® una frase poco recogida por los medios internacionales: ¡°O dialogamos o nos matamos, hermano¡±, le dijo el gobernador del estado Lara, Henry Falc¨®n, al gobernador del estado Anzo¨¢tegui, Arist¨®bulo ?sturiz. Hay historia entre Falc¨®n y el chavismo. Su carrera pol¨ªtica, toda, ha estado circunscrita en la izquierda, aquella que en alg¨²n momento se atapuz¨® con gusto la pr¨¦dica del encantador de serpientes en jefe. Es m¨¢s, Falc¨®n fue chavista hasta anteayer, pero como ¨¦l mismo dijo, durante su intervenci¨®n, ¡°no toda la derecha est¨¢ en la oposici¨®n, ni toda la izquierda est¨¢ en el gobierno.¡±?
?Durante las seis horas de di¨¢logo se escucharon muchas recriminaciones. Las dos partes tienen visiones, o cosmovisiones como dir¨ªa Hugo Chavez, no diametralmente opuestas, pues cuando las visiones son terrenas siempre se puede avanzar hacia el acuerdo, sino en diferentes planos existenciales. Mientras la oposici¨®n habla de escasez, el chavismo habla de fascismo. Mientras la oposici¨®n se hace eco de la ola de violencia que azota a Venezuela, y ha llevado al pa¨ªs a convertirse en el segundo con mayor numero de asesinatos del mundo, el chavismo desecha el asunto como un ¡°problema de percepci¨®n¡±, no causado por la criminalidad desbordada sino por ¡°la guerra medi¨¢tica que sobre el pa¨ªs existe¡±, seg¨²n el Gramsci venezolano. Es decir, las m¨¢s de 24.000 muertes del a?o pasado?no son reales, sino percibidas para el chavismo. Cuando las partes no pueden ponerse de acuerdo, ni siquiera, en si los problemas que aquejan al pa¨ªs existen, poco puede esperarse del di¨¢logo.
La sorpresa, para quien escribe, no fue lo que se dijo, sino lo que no. Hemos escuchado hasta la saciedad, a la oposici¨®n agrupada en la MUD, afirmar la necesidad de ganarse al pueblo chavista para poder derrotar al r¨¦gimen de Maduro, y lograr un cambio de gobierno. Como alguien expresara en el encuentro, el que gobierno y oposici¨®n se re¨²nan a dialogar es tan raro, que es noticioso. No han ocurrido reuniones del tipo, televisadas en cadena nacional, desde que Chavez lleg¨® al poder en 1999. Ello, en un pa¨ªs cuyo gobierno anda vanaglori¨¢ndose por el mundo de su ¡°democracia participativa¡±. No obstante la oportunidad de dirigirse al pa¨ªs a trav¨¦s de todas las televisoras y radios del pa¨ªs, las seis horas se perdieron en dimes y diretes, ampliamente conocidos por partidarios de ambos bandos.
Ni un solo mensaje del chavismo a la oposici¨®n, ni, incre¨ªblemente, de la oposici¨®n al chavista promedio. Ni una sola frase, para asegurar, por ejemplo, que los programas sociales no s¨®lo no ser¨¢n eliminados si no mejorados. Ni una palabra sobre la corrupci¨®n, que se lleva mucho de los recursos que se supone deben recibir los m¨¢s necesitados. Ni una invitaci¨®n al pueblo chavista a construir un futuro pr¨®spero para todos. El ¡°o dialogamos o nos matamos¡± resume a la perfecci¨®n la naturaleza del encuentro: l¨ªderes de espaldas a sus electores fijando posici¨®n, y tanteando niveles de testosterona, en lugar de buscar ganarse, no al adversario sentado enfrente, sino a quienes los llevaron all¨ª, a quienes les confirieron el poder que actual y temporalmente detentan. Ninguno de los presentes le habl¨® al pa¨ªs. Ninguno. Y ese fue el mensaje perdido en esas seis horas est¨¦riles.
El pueblo de Venezuela en su conjunto no est¨¢ para recriminaciones, pues cada venezolano vive en carne propia la miseria y la debacle en la que el chavismo ha convertido al pa¨ªs, y conoce la realidad mejor que todos los all¨ª presentes. Lo que requiere, en ¨¦ste momento, el pueblo de Venezuela de sus l¨ªderes pol¨ªticos, no es confrontaci¨®n, si no soluciones cuya viabilidad depende ¨²nica y exclusivamente de cu¨¢n inclusivas sean. La pol¨ªtica chavista de incitaci¨®n al odio no se resolver¨¢ con temeridades tipo ¡°o dialogamos o nos matamos¡±, especialmente cuando el chavismo controla todas las armas oficiales y paramilitares del pa¨ªs. El desconocimiento del otro no puede desmontarse en la base del fatuo retoricar. Ya basta. Fall¨® el chavismo, eso ya es una realidad, la acepten o no. Pero el que la oposici¨®n haya perdido la hist¨®rica oportunidad de comunicarle su mensaje a Venezuela entera, casi ininterrumpidamente, durante horas, eso es imperdonable. Incomprensible, considerando que la cuenta de muertes producto de la crisis actual ya pas¨® los 40, ergo un argumento que no mover¨¢ al chavismo al control de sus fuerzas represivas.
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