Buteflika, el Cid argelino
El presidente, con medio cuerpo paralizado y una salud muy deteriorada, se involucra en todas las batallas pol¨ªticas visibles y subterr¨¢neas del pa¨ªs ¨¢rabe
Tiene 77 a?os, una parte del cuerpo paralizada por un ictus que casi le mat¨® hace un a?o (llegaron a publicarse las necrol¨®gicas), apenas puede expresarse de forma continuada ni mantenerse en pie minutos y empez¨® en la pol¨ªtica argelina como ministro de Juventud, Deportes y Turismo cuando ten¨ªa 25 a?os. Por tanto, en los ¨²ltimos 52 a?os ha estado presente, de alguna manera, en todos los eventos de la pol¨ªtica democr¨¢tica, predemocr¨¢tica y hasta del r¨¦gimen dictatorial del pa¨ªs. Ha vivido en el exilio y ha luchado como militar en las fronteras, ha sido tres veces ministro y, desde hace 15 a?os, es el presidente de la Rep¨²blica de Argelia con unos enormes poderes, casi mon¨¢rquicos. Por si le faltaba algo, en 2008 mand¨® reformar el art¨ªculo 74 de la Constituci¨®n para derogar la limitaci¨®n de mandatos. Parece inmortal, como un Cid Campeador (sidi, se?or en ¨¢rabe) fantasma, presente en todas las conquistas y gestas m¨¢s all¨¢ de la enfermedad.
Buteflika es una figura hist¨®rica para Argelia. Eso nadie lo pone en duda. Ha sido enormemente popular y lo sigue siendo en algunas zonas del pa¨ªs, menos en la capital o entre la presunta y muy maleada clase dirigente. Otra cosa es ahora su legado. Para un pol¨ªtico de su talla su situaci¨®n actual tiene que estar resultando un trago. Hace casi un a?o, el 27 de abril de 2013, tuvo que ser hospitalizado en un centro franc¨¦s por un derrame cerebral y permaneci¨® ingresado 80 d¨ªas. Ya en 2005 tuvo que ser internado en Par¨ªs un mes por una hemorragia en una ¨²lcera. Y en 2010 estuvo ocho meses desaparecido sin convocar ning¨²n Consejo de Ministros. Su salud es mala e incierta. Este jueves acudi¨® en persona a primera hora a votar a su colegio electoral.
Cuando aparece, en muy contadas ocasiones, es para ofrecer alguna audiencia muy selecta a una visita oficial, y que pueda ser grabado por la televisi¨®n p¨²blica. El abuso de los medios oficiales es habitual y muy criticado por la oposici¨®n. Cuando comenz¨® la campa?a facilit¨® un discurso que fue le¨ªdo ¨ªntegro en los telediarios. No ha intervenido en ning¨²n mitin. Los m¨²ltiples actos diarios de campa?a los han protagonizado seis veteranos pol¨ªticos de su equipo y particularmente su actual primer ministro, Abdelmalek Sellal, al que han perseguido muchos alborotadores para reventar sus comparecencias incluso en centros escolares.
Los dos ¨²ltimos grandes esfuerzos visibles realizados por Buteflika tuvieron como interlocutores a dos pol¨ªticos extranjeros: uno espa?ol. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aprovech¨® una gira por Oriente Pr¨®ximo y Europa para cubrir el expediente y visitar casi a la par a las autoridades argelinas y marroqu¨ªes, sus socios preferentes por diferentes razones en la regi¨®n. La charla con Buteflika dur¨® bastantes minutos. La televisi¨®n grab¨® el encuentro, que pareci¨® largo, y se escucharon incluso algunas frases del presidente argelino. Las suficientes para abrir casi un conflicto diplom¨¢tico porque todo el mundo interpret¨® que le rega?aba por no compartir suficientemente la informaci¨®n antiterrorista sobre la zona del Sahel. Con el ministro espa?ol Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo tuvo la deferencia de dedicarle una hora pero se complic¨® al aprovechar para calificar la actitud cr¨ªtica de su rival con respecto a la limpieza del proceso electoral como propia de ¡°terrorismo v¨ªa televisi¨®n¡±.
A los 19 a?os estaba en el Ej¨¦rcito, donde hizo la primera parte de su carrera p¨²blica.?La pol¨ªtica, la comenz¨® a los 25 a?os
La familia de Buteflika se refugi¨® en su d¨ªa en Oujda, en Marruecos, junto a la frontera, en una de las etapas negras del pa¨ªs. All¨ª naci¨® el 2 de marzo de 1937. Tiene cinco hermanos, una hermana y tres medias hermanas. A los 19 a?os ya estaba en el Ej¨¦rcito, donde hizo la primera parte de su carrera p¨²blica. La otra, la pol¨ªtica, la comenz¨® a los 25 a?os como ministro de Juventud, aunque al a?o ya fue nombrado titular de Exteriores, donde acumul¨® seis ejercicios. En 1974 destac¨® por sus habilidades de interlocuci¨®n como presidente de la 29? Asamblea General de Naciones Unidas. Pero fue al a?o siguiente, en 1975, cuando adquiri¨® proyecci¨®n internacional en las negociaciones secretas que entabl¨® con el terrorista internacional Illich Ram¨ªrez S¨¢nchez, alias Carlos, que irrumpi¨® en Viena en la sede de la OPEP y se llev¨® secuestradas en un avi¨®n DC-9 a 42 personas, entre ellas 11 ministros de Petr¨®leo. A¨²n no est¨¢ suficientemente claro, ni en los cables de Wikileaks, c¨®mo logr¨® Buteflika al final la liberaci¨®n de todos los rehenes.
Entre 1978 y 1988 Argelia vivi¨® un periodo convulso, raro, de violencia, con la extra?a muerte de su protector y presidente, Huari Bumedian, y Buteflika puso tierra de por medio y conjug¨® un retiro calculado con el exilio forzado entre Suiza y Francia, entre acusaciones ya de posible malversaci¨®n de fondos por parte del Tribunal de Cuentas. Al poco de retornar al pa¨ªs, en 1988, se estableci¨® el estado de emergencia, se impuso a un general para intentar remediar el caos y se lleg¨® en 1989 a promover una Constituci¨®n con la que se pretend¨ªa acabar con el r¨¦gimen de partido ¨²nico y fomentar algunas medidas aperturistas. Ese periodo dur¨® poco ante la presi¨®n del Frente Isl¨¢mico (FIS) y a¨²n hoy, ante la transici¨®n que se avecina, es visto con resquemor por lo que pas¨® a continuaci¨®n. Entre 1990 y 2000 Argelia sufri¨® lo que se conoce como su decenio negro, su guerra interna, con estimaciones de unos 200.000 muertos. Es una fase que ha dejado secuelas. Muchos creen que esa sangr¨ªa es la que vacun¨® Argelia para que no prendiera aqu¨ª en 2011 la primavera ¨¢rabe como s¨ª hizo en Egipto, T¨²nez o Libia. Pero no se atreven a vaticinar lo que podr¨ªa ocurrir ahora.
En estos 15 a?os Argelia ha cambiado, ha mejorado su nivel de vida gracias al man¨¢ del petr¨®leo y el gas, se ha estabilizado y se ha estancado en las reformas democr¨¢ticas. Unos meses antes de las elecciones todo estaba preparado para otro candidato y una transici¨®n controlada pero el derrame del presidente trastoc¨® los planes. El sucesor de Buteflika se decidir¨¢ ahora, entre muchos, tras superar de nuevo el quir¨®fano de las urnas.
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