Jap¨®n dispara el rearme en Asia
Tokio justifica su vuelta al militarismo en la creciente amenaza de China y Corea del Norte
Cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, aterrice ma?ana en Jap¨®n, se encontrar¨¢ un pa¨ªs en pleno cuestionamiento sobre el papel que debe jugar su Ej¨¦rcito ante un contexto internacional totalmente distinto al existente cuando las denominadas Fuerzas de Autodefensa de Jap¨®n (JSDF, en sus siglas en ingl¨¦s) fueron establecidas al final de la ocupaci¨®n aliada del pa¨ªs asi¨¢tico tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos impuso a Tokio una Constituci¨®n pacifista (1947), seg¨²n la cual ¡ªcomo recoge el Art¨ªculo 9¡ª Jap¨®n renuncia para siempre a la guerra para solventar cualquier disputa, y el papel de las fuerzas armadas fue limitado a la autodefensa.
El primer ministro, Shinzo Abe, del Partido Dem¨®crata Liberal, que lleg¨® a la jefatura del Gobierno en diciembre de 2012, ha decidido dotar a Jap¨®n de un Ej¨¦rcito m¨¢s fuerte para responder al nuevo entorno geopol¨ªtico internacional, y hacer frente, en particular, a las tensiones territoriales mar¨ªtimas con China y la continua amenaza de Corea del Norte. En diciembre pasado, anunci¨® un ambicioso programa de reorganizaci¨®n militar, que incluye la redistribuci¨®n geogr¨¢fica de los efectivos y un incremento del 5,5% del gasto en cinco a?os, con la compra de nuevo material b¨¦lico, como aviones de combate, submarinos, veh¨ªculos anfibios y drones de vigilancia. Abe asegura que persigue que Jap¨®n juegue un papel mayor en las misiones internacionales de paz y de cooperaci¨®n en defensa.
El primer ministro quiere reinterpretar la Constituci¨®n para modificar la labor de las fuerzas armadas y permitir que defiendan a un aliado que sea atacado, un concepto denominado autodefensa colectiva. En los ¨²ltimos meses, ha dado nuevos pasos en este sentido. El 1 de abril, Tokio suaviz¨® las restricciones a la exportaci¨®n de armas, vigentes desde hace casi medio siglo, con objeto de incrementar el desarrollo de armamento con sus aliados y dar un impulso a la industria de defensa nacional. Se trata de un cambio fundamental, que pone fin a un veto en vigor desde hac¨ªa casi medio siglo, aunque ha habido excepciones a lo largo de los a?os, como la transferencia de tecnolog¨ªa a su principal aliado, Estados Unidos. Las nuevas reglas, sin embargo, ata?en principalmente a material de defensa no letal, como detectores de minas.
Tokio ha presupuestado 24,67 billones de yenes (174.200 millones de euros) para gasto en defensa en el periodo 2014-2019, frente a 23,37 billones de yenes (165.000 millones de euros) en el quinquenio anterior. La cifra podr¨ªa reducirse 700.000 millones de yenes (4.940 millones euros) si se cumplen los planes de recorte de costes, lo que bajar¨ªa el incremento del gasto del 5,55% al 2,5%. Se trata de la primera vez en 11 a?os que Tokio aumenta el gasto militar.
¡°El incremento del presupuesto de defensa se debe principalmente a la inflaci¨®n y el cambio del yen, mientras que el levantamiento de la prohibici¨®n de la exportaci¨®n de armas es un tema que viene de hace a?os, y, hasta hoy, ha habido 21 casos de grandes excepciones. Lo que ha hecho Abe es reorganizar las reglas para incluir estas excepciones¡±, explica Heigo Sato, profesor en la Facultad de Estudios Internacionales de la Universidad Takushoku, en Tokio.
¡°Por lo que respecta a la defensa colectiva, tambi¨¦n es un tema que viene de largo. Es ir¨®nico tener derecho a la defensa colectiva, pero no poder ponerla en marcha. El Gobierno de Abe est¨¢ reorganizando esto tambi¨¦n. Pero, como todo se est¨¢ produciendo a la vez, y, adem¨¢s, ha visitado el santuario de Yasukuni, Abe ha construido una imagen de Gobierno de derechas. Quiz¨¢s le ha faltado por esto un poco de tacto. Yo pienso que su Gobierno es bastante moderado¡±, afirma este antiguo investigador en el Instituto Nacional de Estudios para la Defensa del Ministerio de Defensa.
Yasukuni es un controvertido santuario sinto¨ªsta situado en el centro de Tokio en el que se rinde homenaje a 2,4 millones de japoneses ca¨ªdos en contienda, incluidos algunos criminales de guerra de la Segunda Guerra Mundial, que fueron ejecutados, murieron en la c¨¢rcel o durante sus juicios. El templo, de madera oscura y tejados curvos verdes, se encuentra en un jard¨ªn arbolado y tranquilo. A su entrada, se eleva una estatua de bronce del viceministro de la guerra Omura Masujiro, fallecido en 1869, quien es considerado el padre de la modernizaci¨®n del Ej¨¦rcito durante la Restauraci¨®n Meiji, un periodo turbulento en la historia de Jap¨®n.
Los cr¨ªticos ven el santuario como un s¨ªmbolo del pasado militarista del pa¨ªs asi¨¢tico, y las visitas que realizan regularmente miembros del Gobierno y diputados provocan la ira de China y Corea del Sur, que sufrieron el imperialismo japon¨¦s.
Casi 150 diputados de diferentes partidos pol¨ªticos, entre ellos el ministro de Asuntos Internos y Comunicaciones, Yoshitaka Shindo, han acudido este martes al santuario, con ocasi¨®n del festival de la primavera, que dura tres d¨ªas. El conservador Abe no ha participado esta vez, pero el lunes envi¨® una ofrenda, coincidiendo con el primer d¨ªa del festival.
Pek¨ªn y Se¨²l critican con dureza las visitas de los l¨ªderes japoneses a Yasukuni, que consideran una muestra de la falta de arrepentimiento de Tokio por su pasado agresor. Shinzo Abe acudi¨® al templo en diciembre pasado, pero esta vez lo ha evitado, ante el viaje inminente de Obama. Estados Unidos critic¨® la visita de Abe a Yasukuni en diciembre, y dijo que se sent¨ªa ¡°decepcionado¡±.
El portavoz de Exteriores chino Qin Gang ha asegurado que la ofrenda enviada por el primer ministro japon¨¦s el lunes refleja la ¡°actitud err¨®nea [de Jap¨®n] hacia la historia¡±, mientras que la agencia oficial china Xinhua ha asegurado que se trata de ¡°una bofetada¡± a Obama. Cuando Abe estaba en la oposici¨®n, iba a menudo a Yasukuni, pero desde que es jefe de Gobierno solo lo ha hecho en una ocasi¨®n. El abuelo de Abe fue arrestado, pero no fue procesado como criminal de guerra.
Los diputados conservadores japoneses acuden regularmente al santuario en los festivales de primavera y oto?o y el 15 de agosto, aniversario de la derrota de Jap¨®n. Dicen que es algo natural, un acto pacifista de respeto a los ca¨ªdos en acto de servicio, y comparan Yasukuni al cementerio militar nacional de Arlington, en Virginia (Estados Unidos).
Tsuneyoshi Ogata, un exfuncionario de 87 a?os, piensa lo mismo. ¡°He venido a recordar a mi hermano, que muri¨® en 1945 en Filipinas¡±, dice sentado bajo un ¨¢rbol a pocos metros del santuario. ¡°Estoy de acuerdo con que Abe y miembros de su Gobierno vengan a Yasukuni¡±. Ogata cuenta que ¨¦l se alist¨® al final de la guerra y comenz¨® a entrenarse para piloto. ¡°Pero no pude llegar a volar, porque no ten¨ªamos combustible¡±, recuerda. Poco despu¨¦s, Jap¨®n capitul¨®.
Ogata se muestra partidario de modificar la Constituci¨®n en lo relativo a la defensa para ¡°responder a los cambios que han experimentado la sociedad y el entorno internacional¡±. ¡°La Constituci¨®n actual es demasiado antigua¡±, dice.
Yosuke Yamamoto, un fisioterapeuta de 31 a?os, cree que la clave est¨¢ en los t¨¦rminos que se utilicen en la ley, y, por otro lado, piensa que la cuesti¨®n no es si Abe visita Yasukuni o no, ¡°sino que las fechas elegidas son siempre pol¨ªticamente sensibles, y eso est¨¢ mal¡±.
En el coraz¨®n del cambio de pol¨ªtica de defensa japonesa late el ascenso chino. ¡°China est¨¢ intentando modificar por la fuerza el statu quo en los cielos y los mares de China Oriental y del Sur de China y en otras ¨¢reas bas¨¢ndose en sus propias reivindicaciones, que son incompatibles con el orden internacional¡±, se?ala el plan de estrategia de seguridad nacional japon¨¦s. ¡°La actitud de China hacia otros pa¨ªses y los movimientos militares, unido a una falta de transparencia en sus pol¨ªticas militar y de seguridad nacional, supone una preocupaci¨®n para Jap¨®n y la comunidad internacional y requieren una vigilancia de cerca¡±.
De ah¨ª que la reorganizaci¨®n de las Fuerzas de Autodefensa de Jap¨®n incluya el desplazamiento de tropas del norte a las islas en el suroeste y la creaci¨®n de su primera unidad de anfibios, para responder con rapidez en caso de invasi¨®n extranjera de las islas. La medida se debe en buena medida a la disputa por el archipi¨¦lago llamado Senkaku por Jap¨®n y Diaoyu por China, en el mar de China Oriental. Tokio prev¨¦ desplegar sistemas de alerta temprana, submarinos y sistemas de defensa antimisiles en las zonas en conflicto.
¡°Los cambios en las Fuerzas de Autodefensa de Jap¨®n no son solo una respuesta a China. Tras la Guerra Fr¨ªa, la situaci¨®n ha evolucionado desde una posici¨®n anti Uni¨®n Sovi¨¦tica. Las Fuerzas de Autodefensa han considerado qu¨¦ tipo de acontecimientos pueden ocurrir, y se han concentrado en incrementar su movilidad para ser capaces de responder a lo que pueda ser necesario¡±, explica Bonji Ohara, investigador en la Fundaci¨®n Tokio, un centro de pensamiento en la capital japonesa. ¡°Yo creo que todo esto es posible ahora porque ha habido un cambio de conciencia en los ciudadanos japoneses, que es una respuesta al reforzamiento de China¡±, afirma este capit¨¢n jubilado del ¨¢rea naval de las Fuerzas de Autodefensa. En cualquier caso, Ohara considera, con respecto al Art¨ªculo 9, que ¡°no hay que apresurarse para incluir en la Constituci¨®n la capacidad de comenzar el derecho a la defensa colectiva¡±.
Jap¨®n y Estados Unidos tienen un tratado de seguridad por el cual Washington est¨¢ obligado a defender a su aliado si es atacado. Estados Unidos cuenta con cerca de 50.000 soldados en Jap¨®n, y bases militares en lugares estrat¨¦gicos, incluida la isla de Okinawa, cerca del archipi¨¦lago que se disputan Tokio y Pek¨ªn.
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