Inmigrantes y repliegue europeo
La ¡®renacionalizaci¨®n¡¯ de la pol¨ªtica migratoria dentro de la UE entra?a peligros y restricciones
Desde el comienzo de la crisis, era previsible que se produjera un cambio en la pol¨ªtica migratoria europea. Por supuesto, eso no se hizo de golpe, y menos a¨²n de modo concertado. Bruselas no cambi¨® oficialmente sus directivas; los estados, en cuanto a la gesti¨®n de sus fronteras, siguieron utilizando las herramientas de la directiva adoptada en 2008. Y la pol¨ªtica de concesi¨®n de visados continu¨® dependiendo de la voluntad de cada Estado, el reconocimiento de los derechos obedeciendo tanto a normas m¨ªnimas europeas como a las leyes del pa¨ªs de acogida. En el Mediterr¨¢neo, la pol¨ªtica de control de las fronteras pod¨ªa seguir con ¨¦xito, pues tanto los gobiernos autoritarios en el mundo ¨¢rabe como la cadena de campos de internamiento desde el sur de Marruecos hasta Turqu¨ªa imped¨ªan llegadas masivas de refugiados y de inmigrantes a la b¨²squeda de trabajo. La primavera ¨¢rabe en 2011 y la profundizaci¨®n de la crisis en Europa generaron una situaci¨®n nueva: de un lado, una demanda migratoria m¨¢s importante desde el sur y el este; de otro lado, un repliegue dr¨¢stico por parte de los pa¨ªses europeos, con motivo del aumento del desempleo. La primera causa provoc¨® verdaderas tragedias en el Mediterr¨¢neo: en Lampedusa y en Ceuta, decenas de muertos y, sobre todo, la incapacidad por parte de las autoridades italianas y espa?olas de hacer frente, de manera civilizada, a la llegada ilegal de los condenados de la tierra. En unos meses, hemos visto como los pa¨ªses que se atreven a dar lecciones de derechos humanos al resto del planeta se han comportado como reg¨ªmenes polic¨ªacos, hasta el punto de disparar, en Ceuta, sobre seres humanos indefensos en el agua. Frente a esta situaci¨®n, Bruselas se contenta con organizar reuniones con los representantes de los estados, y reafirmar su voluntad de respeto de los derechos humanos en las fronteras de la Uni¨®n. En vez de proponer un plan masivo de ayudas a los estados desbordados en sus fronteras, en concreto especialmente a Espa?a e Italia, Bruselas se limita solo a declaraciones plat¨®nicas.
En realidad, y eso es lo importante, asistimos hoy en d¨ªa a una renacionalizaci¨®n de la pol¨ªtica migratoria europea, que se observa no solo respecto a los no comunitarios, sino principalmente en la misma libertad de circulaci¨®n dentro del espacio comunitario para los ciudadanos europeos, en especial para los de los pa¨ªses del Este. Dos evoluciones paralelas llenas de peligros: un endurecimiento sin respuesta positiva frente a los extracomunitarios, una restricci¨®n de libertad de circulaci¨®n para los comunitarios del Este, lo cual supone la violaci¨®n de la cuarta libertad (la libertad de circulaci¨®n) del tratado de Maastricht. Desgraciadamente, hasta la fecha no hemos visto en los programas de los pretendientes que concurren al Parlamento Europeo en las pr¨®ximas elecciones una propuesta satisfactoria en contra de este doble repliegue. Otra vez, Europa est¨¢ demostrando su falta de proyecto comunitario solidario. Es una l¨¢stima.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.