Los viejos demonios del Ulster
La pol¨¦mica detenci¨®n de Gerry Adams ha puesto de relieve que las v¨ªctimas del conflicto en Irlanda del Norte fueron relegadas en el proceso de paz
Como cada Viernes Santo, los seguidores de la Iglesia Unitaria de Dubl¨ªn se reunieron hace unas semanas en su capilla del siglo XIX en Saint Stephens Green, en el centro de la capital irlandesa, para escuchar los nombres de las m¨¢s de 3.600 v¨ªctimas del conflicto de Irlanda del Norte. Cat¨®licos o protestantes, nacionalistas o unionistas, civiles, militares o paramilitares, irlandeses o brit¨¢nicos, buenas personas o malas personas, es igual. Se trata precisamente de recordar a quienes murieron. Sin m¨¢s. Para que la gente no se olvide de ellos.
Una quincena de voluntarios va leyendo los nombres de las v¨ªctimas. Uno tras otro, a raz¨®n de 20 por minuto, durante m¨¢s de tres horas, en orden alfab¨¦tico. Desde Anthony Abbott, de 19 a?os, un soldado de Manchester del Real Regimiento de Artiller¨ªa asesinado por un francotirador del IRA cuando el 24 de octubre de 1976 inspeccionaba un coche abandonado en Ardoyne, en el norte de Belfast, hasta William y Letitia Younger, un anciano protestante de 87 a?os y su hija de 57, asesinados no se sabe por qui¨¦n en su casa del barrio de Ligoniel, en Belfast, el 15 de agosto de 1980.
¡°Empezamos a hacer este homenaje hace 14 a?os, dos a?os despu¨¦s de que se firmaran los acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998. La paz a¨²n era muy fr¨¢gil y Chris Hudson, un sindicalista que por cierto ahora es pastor de la Iglesia Unitaria en Belfast, tuvo la idea de hacer esto, para que nadie se olvide nunca de las v¨ªctimas¡±, explica por tel¨¦fono Andy Pollak. Escritor y periodista, Pollak cubri¨® durante a?os el conflicto del Ulster para el Irish Times, hasta el punto de que acab¨® personalmente comprometido en la b¨²squeda de la paz. Desde su creaci¨®n en 1999 y hasta el a?o pasado fue director fundador del Centro para Estudios Transfronterizos, con sedes en Armagh y Dubl¨ªn, una faceta crucial a largo plazo de los Acuerdos de Viernes Santo.
Aquellos acuerdos acallaron las armas, pero la construcci¨®n de la paz y la reconciliaci¨®n es una tarea m¨¢s ardua quiz¨¢s incluso de lo que se pensaba entonces. La detenci¨®n la semana pasada del l¨ªder republicano, Gerry Adams, y las repercusiones enormes de esa detenci¨®n, son una prueba de la fragilidad de la situaci¨®n en el Ulster. Su arresto, para responder de las acusaciones sobre su papel en el secuestro, ejecuci¨®n y entierro secreto en 1972 de Jean McConville, una viuda de 37 a?os y madre de 10 hijos a la que el IRA acusaba de colaborar con el Ej¨¦rcito brit¨¢nico, ha devuelto al primer plano el problema de los llamados desaparecidos, pero sobre todo de las v¨ªctimas de los disturbios a las que nunca se ha hecho justicia porque nunca se ha juzgado a sus asesinos.
Las v¨ªctimas fueron las grandes sacrificadas en 1998 porque entonces el objetivo prioritario era acallar las armas, llevar al IRA a su disoluci¨®n a trav¨¦s de la v¨ªa pol¨ªtica y las consiguientes contrapartidas pol¨ªticas. Pero, m¨¢s de 15 a?os despu¨¦s de aquellos hist¨®ricos acuerdos, que han transformado para bien la vida en Irlanda del Norte, las v¨ªctimas siguen esperando justicia.
¡°Los gobiernos gastan mucho dinero cada a?o en apoyar a las asociaciones de v¨ªctimas. Y eso en realidad significa que las v¨ªctimas siguen siendo v¨ªctimas. Y hay que conseguir que las v¨ªctimas de alguna manera se liberen¡±, opina Pollak.
El problema de fondo es que si se empieza a llevar a juicio a gente como Adams, el proceso de paz entero puede tambalearse porque en todos los campos hay cuentas pendientes. El caso de Adams es especialmente delicado. Todo el mundo cree que era en tiempos uno de los cerebros del IRA, pero ¨¦l siempre lo ha negado.
No est¨¢ claro que las pruebas que ahora se presentan contra ¨¦l permitieran declararle culpable: es su palabra contra la palabra de antiguos camaradas del IRA, ya fallecidos, que se convirtieron en enemigos suyos porque se opon¨ªan al proceso de paz, como Brendan Hughes y Dolours Price.
Pero, aunque las acusaciones fueran ciertas y pudieran probarse, ?valdr¨ªa la pena procesar a Adams? En ese caso, el Sinn F¨¦in retirar¨ªa su apoyo a la polic¨ªa de Irlanda del Norte, los unionistas har¨ªan colapsar las instituciones auton¨®micas, los republicanos exigir¨ªan el procesamiento de soldados brit¨¢nicos por la matanza de Ballymurphy en 1971 o por el Domingo Sangriento en Derry en 1972. ¡°Es importante recordar que sin el liderazgo de Adams no habr¨ªa habido los alto el fuego de 1994 y 1997, ni los acuerdos de Viernes Santo en 1998, ni el decomiso de las armas del IRA. Entre 200 y 300 personas mor¨ªan cada a?o en los a?os 90 por la violencia de ambos bandos. Hoy, los miles que habr¨ªan muerto sin el alto el fuego no estar¨ªan andando por la calle¡±, ha advertido Nancy Soderberg, asesora del presidente Bill Clinton durante el Proceso de Paz y ex embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas.
Pero, por cierto que sea eso, tambi¨¦n es cierto que las v¨ªctimas merecen justicia. El problema es c¨®mo conseguirlo. Andy Pollak, como muchos otros antes, cita el precedente de la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n en Sud¨¢frica, que permiti¨® a las v¨ªctimas del apartheid reconciliarse con el pasado sin enviar a la c¨¢rcel a sus verdugos. Pero hasta ahora han fracasado todos los intentos de poner en marcha algo parecido. La ¨²ltima vez fue hace tan solo unos meses, cuando el mediador estadounidense Richard Haas no logr¨® forzar un acuerdo entre las fuerzas pol¨ªticas de la provincia.
¡°El problema es que los pol¨ªticos no se ponen de acuerdo y la ¨²nica forma de que eso salga adelante es que se pongan de acuerdo los gobiernos de Londres y Dubl¨ªn. Pero a Londres y a Dubl¨ªn ya no les importa lo que pasa en Irlanda del Norte¡±, afirma Pollak.
El intento m¨¢s serio de afrontar el pasado fue el informe publicado en 2009 por el Grupo Consultivo sobre el Pasado que presid¨ªan el exarzobispo protestante de Armagh, Robin Eames, y el periodista y exsacerdote cat¨®lico Denis Bradley. Sus recomendaciones, desde indemnizar a las v¨ªctimas hasta formar una Comisi¨®n del Legado que permitiera establecer c¨®mo y por qu¨¦ murieron las v¨ªctimas del conflicto, fueron recibidas con insultos y tensi¨®n por las organizaciones de v¨ªctimas m¨¢s radicales y nunca fueron aplicadas.
Ahora, sin embargo, ha crecido la sensaci¨®n de que hay que hacer algo. De que ha llegado el momento de afrontar el pasado. De que el Ulster se ha de enfrentar a sus demonios.
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