Los negocios de la RDA con el enemigo de clase
Los presos pol¨ªticos de la Alemania oriental fueron obligados a trabajar para empresas occidentales y a donar su sangre
La primera v¨ªctima de un conflicto armado o pol¨ªtico es la verdad. Esta premisa universal se impuso cuando los jerarcas de la ahora desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) decidieron construir el muro para evitar que sus ciudadanos abandonaran el pa¨ªs que fue creado gracias al interesado apoyo de la ahora tambi¨¦n desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica. En un alarde revolucionario, la odiosa barrera fue bautizada por el r¨¦gimen como ¡°el Muro de protecci¨®n antifascista¡±.
Pero el famoso Muro, que conden¨® a las dos Alemanias a una separaci¨®n irreconciliable, tambi¨¦n hizo posible que a los dos lados de la barrera de acero y hormig¨®n se produjeran interesadas alianzas comerciales secretas que ahora, casi 25 a?os despu¨¦s del derrumbe, est¨¢n saliendo a la luz. Por ejemplo, la esclavitud que imper¨® en las c¨¢rceles de la RDA, donde los prisioneros pol¨ªticos y reos comunes eran obligados a trabajar para grandes empresas de la Rep¨²blica Federal de Alemania, el principal enemigo de clases de la Alemania comunista.
Tobias Wunschik, un investigador de tiempo completo del organismo que tiene a su cargo la pesada herencia de la Stasi - la odiada polic¨ªa secreta del r¨¦gimen comunista alem¨¢n - dio a conocer recientemente en Berl¨ªn un exhaustivo trabajo de investigaci¨®n que revela, con detalles casi siniestros, el oscuro y jugoso negocio que enriqueci¨® las arcas casi vac¨ªas de la Alemania comunista y las cuentas de varios grandes consorcios de la capitalista RFA, incluida la Cruz Roja de Baviera.
En el libro Productos de c¨¢rcel para los enemigos de clase, el investigador denuncia que los jerarcas comunistas utilizaron a los presos como mano de obra gratuita?
En un voluminoso libro que lleva como t¨ªtulo Productos de c¨¢rcel para los enemigos de clase, el investigador denuncia que los jerarcas comunistas de la extinta RDA utilizaron a los presos pol¨ªticos y reos comunes que poblaban las c¨¢rceles del pa¨ªs como una rica mano de obra gratuita para producir mercanc¨ªas que eran vendidas en el territorio enemigo a cambio de los apreciados marcos alemanes.
En varias c¨¢rceles de la RDA los presos construyeron muebles, artefactos de cocina, medias para mujeres, c¨¢maras fotogr¨¢ficas y focos para autom¨®viles que eran vendidos a las empresas alemanes occidentales. Wunschik inici¨® su investigaci¨®n despu¨¦s de que se descubriera, hace dos a?os, que la firma sueca IKEA hab¨ªa utilizado a los presos de la Alemania comunista para producir algunos de sus productos
Durante su investigaci¨®n, Wunschik tambi¨¦n descubri¨® que, al menos en dos c¨¢rceles de la RDA ubicadas en Turingia y Sajonia, los presos fueron obligados a donar sangre que era vendida, v¨ªa un consorcio suizo, a la Cruz Roja de Baviera. Este negocio se inici¨® en mayo de 1984 y perdur¨® hasta la ca¨ªda del muro, en noviembre de 1989.
¡°La RDA, a comienzos de 1984, export¨® masivamente sangre hacia Occidente, v¨ªa Suiza y tambi¨¦n a trav¨¦s de otros caminos. Este m¨¦todo fue criticado en su momento porque la RDA no ten¨ªa suficientes donantes y no se explicaban las exportaciones¡±, dijo el investigador a EL PA?S. ¡°Fue entonces cuando se ide¨® la posibilidad de obtener sangre de los presos, por dos razones: no pod¨ªan negarse ni tampoco protestar porque eran presos¡±.
Pero el negocio, que alegr¨® la vida a los jerarcas comunistas de la RDA y fue ocultado casi como un secreto de Estado por la Stasi, ten¨ªa algunos inconvenientes. La sangre no hab¨ªa sido sometida a un control para determinar si los donantes estaban contaminados con el virus del Sida o sufr¨ªan hepatitis.
¡°La sangre de los presos no era de buena calidad y por eso se construy¨® la leyenda de que esa sangre no fue exportada. Pero tambi¨¦n sabemos que gran parte de la sangre que se envi¨® a Occidente se destruy¨® porque no se pod¨ªa utilizar. Simplemente era de mala calidad o estaba contaminada¡±, dijo el investigador.
La venta de sangre obtenida en las c¨¢rceles de la RDA, seg¨²n el investigador, obedec¨ªa a la l¨®gica del sistema que imper¨® en el pa¨ªs que desapareci¨® del mapa pol¨ªtico en octubre de 1990 y que siempre sufri¨® de una end¨¦mica falta de divisas para poner en orden su maltrecha econom¨ªa. En su libro, Wunschik revela que el sistema comunista puso en pr¨¢ctica un sistema copiado del capitalismo m¨¢s salvaje para obtener divisas.
Gracias a la impunidad pol¨ªtica que imper¨® en los 40 a?os de socialismo real, la RDA pudo obligar a la poblaci¨®n carcelaria del pa¨ªs a que trabajara produciendo art¨ªculos que eran vendidos a empresas de la Alemania capitalista. El libro escrito por Wunschik deja al desnudo que el sistema carcelario de la RDA era un componente estrat¨¦gico del comercio interalem¨¢n.
La RDA, a comienzos de 1984, export¨® masivamente sangre hacia Occidente"
¡°El negocio se llev¨® a cabo bajo dos premisas importantes: la explotaci¨®n de los prisioneros y el af¨¢n de lucro de los empresarios¡±, dijo Wunschik, que descubri¨® que los presos pol¨ªticos fueron obligados a trabajar para empresas del enemigo de clase. Por ejemplo, las prisioneras de la c¨¢rcel de mujeres de Hoheneck en Sajonia, que fueron obligadas a producir medias que vend¨ªa la cadena ALDI y los grandes almacenes Kaufhof, Hertie y Karstadt, en la Rep¨²blicaFederal
¡°Solo la firma Quelle compraba productos por m¨¢s de 250 millones de marcos al a?o¡±, dijo Wunschik quien tambi¨¦n descubri¨® en los archivos de la Stasi que Volkswagen se dej¨® abastecer de componentes que eran fabricados por prisioneros pol¨ªticos. ¡°La RDA, vista desde un punto de vista empresarial, era un pa¨ªs barato. Geogr¨¢ficamente era un pa¨ªs vecino, no hab¨ªan problemas de comunicaci¨®n y nadie se preocupaba de que los productos que compraban hubieran sido confeccionados por prisioneros pol¨ªticos¡±.
La cr¨®nica falta de divisas oblig¨® a los jerarcas de la RDA a buscar caminos poco ortodoxos y re?idos con la filosof¨ªa marxista para alimentar las vac¨ªas arcas del r¨¦gimen. Para subsanar la falta de los codiciados marcos occidentales, el r¨¦gimen no tuvo reparos en vender a Bonn varios miles de prisioneros, una compra-venta que se realiz¨® al m¨¢s alto nivel en los dos pa¨ªses. M¨¢s de 38.000 presos pol¨ªticos lograron obtener su libertad y abandonar la RDA, un negocio que les report¨® a los jerarcas comunistas 3.500 millones de marcos, unos 1.700 millones de euros
Hace un a?o, y gracias a dos periodistas que nacieron en Leipzig, el pa¨ªs se enter¨® de que el r¨¦gimen de Erich Honecker tambi¨¦n hab¨ªa alentado a su ¨¦lite m¨¦dica para que traficara con seres humanos. Estos eran ofrecidos como conejillos de indias humanos a las empresas farmac¨¦uticas de la odiada RFA y de Suiza. A partir de 1983, varios cientos de enfermos cr¨®nicos fueron utilizados por empresas como Sandoz y Hoechst para probar f¨¢rmacos que a¨²n no hab¨ªan recibido una autorizaci¨®n para su comercializaci¨®n.
Honecker, despu¨¦s de escuchar las quejas de los m¨¦dicos de su pa¨ªs y de leer los informes que le hac¨ªa llegar la Stasi sobre las carencias en los centros m¨¦dicos y la inquietud y descontento de la poblaci¨®n, orden¨® a los miembros del comit¨¦ central que dise?aran un programa que hiciera posible captar divisar para modernizar los centros m¨¦dicos.
Seg¨²n el historiador de la universidad de Marburg, Christoph Friedrich, en el oto?o de 1983, un grupo de m¨¦dicos de cl¨ªnicas escogidas recibieron la autorizaci¨®n para utilizar a sus pacientes para realizar test cl¨ªnicos con medicamentos no autorizados. Seg¨²n los periodistas Stefan Hoge y Carsten Opizt, autores del documental Test und Tote (Test y muerte) emitido en diciembre de 2012 por la primera cadena de televisi¨®n p¨²blica, ARD, los cl¨ªnicas ofrec¨ªan a sus conejillos por la suma de 3.800 marcos alemanes de entonces (m¨¢s de 2.000 euros actuales).
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