La voz del descontento europeo
Los populistas han conectado con los votantes ignorados por la ¨¦lite pol¨ªtica Los expertos vaticinan mayor unidad en la Euroc¨¢mara de los grandes partidos
A los populistas les ha llegado la hora de cosechar el descontento que ha echado ra¨ªces en Europa. A una semana de la primera cita electoral tras la debacle financiera que ha sacudido a la Uni¨®n y sus cimientos, las fuerzas euroesc¨¦pticas se sit¨²an en una posici¨®n privilegiada para sintonizar con una poblaci¨®n a cuyas ansiedades y preocupaciones los pol¨ªticos tradicionales no han sabido dar respuesta. El desempleo, la inmigraci¨®n, las pulsiones nacionalistas frente a la inmensidad del mundo globalizado y la falta de empat¨ªa de una ¨¦lite pol¨ªtica ensimismada han sido convenientemente explotadas por el pu?ado de partidos populistas y euroesc¨¦pticos, convertidos en las estrellas indiscutibles de las elecciones europeas.
Los partidos populistas podr¨ªan obtener en torno a un cuarto de los esca?os de la Euroc¨¢mara. Las predicciones var¨ªan enormemente seg¨²n a qu¨¦ partidos se incluya en el heterog¨¦neo saco euroesc¨¦ptico, pero todos los sondeos anuncian un crecimiento desbocado de estas formaciones protesta. En Reino Unido (UKIP), en Holanda (Partido de la Libertad) y en Francia (Frente Nacional) encabezan por ejemplo las encuestas, mientras que pa¨ªses como Espa?a o Portugal constituyen la excepci¨®n al no existir este tipo de fen¨®meno. Su mejunje ideol¨®gico, envuelto en una ret¨®rica chillona y pegadiza, ha prendido en casi toda Europa.
Un pu?ado de grupos explotan el paro, la inmigraci¨®n y el nacionalismo
Las razones que explican su ¨¦xito var¨ªan de un pa¨ªs a otro, pero pese a las enormes diferencias, hay hilos conductores, que permiten englobar a estos partidos ¡ªla mayor¨ªa de extrema derecha, alguno de izquierdas¡ª y aspirar a traducir los resultados en un grupo pol¨ªtico paneuropeo. Quieren frenar la llegada de inmigrantes y refugiados a Europa. Quieren que Bruselas devuelva competencias y que los pa¨ªses miembros sean soberanos para decidir su pol¨ªtica econ¨®mica y monetaria. Quieren, sobre todo, erradicar la correcci¨®n pol¨ªtica que se respira en el ecosistema bruselense y que en ocasiones interfiere con los usos y costumbres nacionales. Quieren que los pol¨ªticos que han llevado a Europa al desastre se vayan.
Puede que la crisis financiera haya sido un catalizador en muchos pa¨ªses, pero no basta para explicar un fen¨®meno que seduce a izquierda y derecha. ¡°La gente padece el llamado s¨ªndrome Tina [acr¨®nimo de ¡®no hay alternativa¡¯ por sus siglas en ingl¨¦s]. En el norte de Europa les dijeron que o rescataban al sur o el euro se hund¨ªa. En el sur, que o se ajustaban a la austeridad o colapsaban. La incapacidad de los pol¨ªticos para ofrecer soluciones alternativas ha sublevado a los europeos¡±, interpreta Janis A. Emmanouilidis, director de estudios del think tank bruselense European Policy Centre.
"La incapacidad de dar soluciones subleva a la gente", dice un experto
Los partidos tradicionales temen a los populistas porque son conscientes de su tir¨®n al tiempo que tratan de emularles, porque saben que sus programas reflejan las preocupaciones de millones de europeos. Por ¨²ltimo, se han empleado a fondo en las ¨²ltimas semanas en utilizar el desembarco populista como arma asustadiza, en un intento desesperado de frenar su sangr¨ªa de votos. ¡°V¨®tenos a nosotros si no quiere que venga el lobo feroz (populista)¡±, vienen a decir.
El brillo de las estrellas populistas corre, sin embargo, el riesgo de eclipsarse en la Euroc¨¢mara cuando pasen las elecciones y llegue la hora de ponerse a trabajar de verdad, de luchar por destrozar la Europa en la que no creen, como han prometido a sus electores. Primero, porque el resto de los partidos, los europe¨ªstas, seguir¨¢n dominando el hemiciclo y los populistas no tendr¨¢n capacidad de bloquear iniciativas, pero sobre todo, porque las diferencias que dividen entre s¨ª a los partidos populistas son grandes y el peligro de implosi¨®n de un futuro bloque euroesc¨¦ptico, elevado.
Los grandes partidos euroesc¨¦pticos se esfuerzan por acercar posiciones con el objetivo de crear un grupo en el Parlamento Europeo despu¨¦s de las elecciones. Se llamar¨¢ la Alianza Europea para la Libertad. Un grupo significa financiaci¨®n, capacidad para presentar enmiendas, m¨¢s personal y en definitiva, poder. ¡°Vamos a ser un n¨²mero de euroesc¨¦pticos mayor que nunca. Ser¨ªa antidemocr¨¢tico ignorar nuestras posiciones¡±, advierte Philip Claeys, eurodiputado del Vlaams Belang, el partido de extrema derecha belga. Claeys explica que adem¨¢s de su partido, los Dem¨®cratas Suecos, el Frente Nacional franc¨¦s, el Partido por la Libertad de Geert Wilders y el Partido de la Libertad de Austria ya se han puesto de acuerdo para sumar fuerzas y que adem¨¢s est¨¢n en conversaciones con otros posibles socios europeos, entre ellos la Liga Norte italiana.
Partidos como el de Le Pen en Francia marcan la agenda de sus pa¨ªses
Juntos o por separado, el ascenso del euroescepticismo y de la extrema derecha propiciar¨¢ casi con certeza una sacudida del Parlamento Europeo tras las elecciones. Porque aunque la mayor¨ªa de la Euroc¨¢mara siga siendo proeuropea y centrista y los partidos protesta por s¨ª solos no podr¨¢n bloquear iniciativas, se producir¨¢n cambios tal vez m¨¢s sutiles, pero de enorme calado. ¡°La presencia populista forzar¨¢ a los grandes partidos no s¨®lo a rebajar sus planes de integraci¨®n europea por ejemplo en temas de inmigraci¨®n, sino que sobre todo se sentir¨¢n forzados a cooperar m¨¢s entre ellos¡±, reflexiona Pavel Pawel Swidlicki, del centro de pensamiento brit¨¢nico Open Europe.
El voto un¨ªsono de los partidos mayoritarios es precisamente uno de los puntos d¨¦biles de un Parlamento Europeo acusado, como otras instituciones comunitarias, de ignorar las inquietudes de los votantes. En el periodo entre 2009 y 2014 por ejemplo, socialistas y conservadores votaron en la misma direcci¨®n en el 70% de las veces en las sesiones plenarias, seg¨²n los datos de VoteWatch Europe, una organizaci¨®n que vigila la C¨¢mara.
Los socialistas y los conservadores votaron igual el 70% de las veces
¡°Supone un gran peligro que los grandes partidos defiendan el mismo nivel de integraci¨®n europea. Especialmente si se unen a¨²n m¨¢s para bloquear a los antieuropeos. Eso s¨®lo contribuir¨¢ a que los partidos protesta sigan engordando en la oposici¨®n, porque parte de la poblaci¨®n sentir¨¢ que sus inquietudes son de nuevo ignoradas¡±, concluye Swidlicki.
M¨¢s all¨¢ de las paredes de la Euroc¨¢mara, la tromba populista ejerce un impacto europeo a¨²n m¨¢s decisivo. Partidos como el Frente Nacional franc¨¦s o el UKIP brit¨¢nico marcan la agenda en sus respectivos pa¨ªses y esa influencia tiene un reflejo directo en el Consejo Europeo, el lugar donde se re¨²nen los jefes de Estado y de Gobierno para pactar el rumbo de Europa. ¡°Los euroesc¨¦pticos han conseguido bloquear la toma de decisiones en el Consejo¡±, alertaba hace meses Guy Verhfostadt, candidato liberal en estas elecciones.
La ausencia de verdaderas pol¨ªticas comunes de asilo y de inmigraci¨®n ¡ªlas grandes bestias negras de las fuerzas populistas¡ª pese a la fuerte presi¨®n migratoria ¡ªalentada por la guerra en Siria¡ª supone un gran peligro y es tal vez la prueba m¨¢s evidente de la inseguridad pol¨ªtica y el miedo que mantiene agarrotados a los Ejecutivos europeos.
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