Un juzgado suspende una ejecuci¨®n a dos horas de cometerse por motivos m¨¦dicos
Russell Bucklew deb¨ªa morir en la madrugada de este mi¨¦rcoles en Misuri pero una rara deficiencia en los vasos sangu¨ªneos de la cabeza logra frenar su ejecuci¨®n
Russell Bucklew deb¨ªa ser ejecutado cuando pasase un minuto de la medianoche de este martes pero una corte de apelaciones cancel¨® a poco m¨¢s de dos horas de su muerte la ejecuci¨®n al tener en cuenta una enfermedad que sufre el reo y que le hubiera asegurado una muerte dolorosa. Bucklew deb¨ªa morir por inyecci¨®n letal en Misuri y todo en el corredor de la muerte estaba preparado para que el preso tomase su ¨²ltima cena debido a que d¨ªas antes un juzgado de rango inferior hab¨ªa rechazado las apelaciones de los abogados del condenado.
El secretismo con el que el Estado de Misuri iba a llevar a cabo la ejecuci¨®n, sin informar de qu¨¦ ingredientes se compone la inyecci¨®n de pentobarbital que se le iba a administrar de forma intravenosa ni de d¨®nde proced¨ªa, y la rara enfermedad que el preso sufre desde ni?o en los vasos sangu¨ªneos de la cabeza y el cuello, que podr¨ªa hacer que el medicamento que debe de acabar con su vida circule incorrectamente por su cuerpo, fueron ambos argumentos rechazados con anterioridad por una juez federal de Kansas City.
Hasta que el Octavo Circuito de Apelaciones se pronunci¨® in extremis, concediendo que la condici¨®n m¨¦dica de Bucklew podr¨ªa hacerle sufrir un dolor que violara sus derechos constitucionales, EEUU se dispon¨ªa a esperar y ver si la primera ejecuci¨®n en EE UU desde que el pasado 29 de abril Clayton Lockett tardara casi 45 minutos en morir en Oklahoma se convert¨ªa en otra terrible puesta en escena de la barbarie que es la pena de muerte.
Beth Phillips, la misma juez federal que no hab¨ªa visto inconveniente en el oscurantismo que rodea a la inyecci¨®n letal ni a la condici¨®n m¨¦dica del reo, tampoco hab¨ªa considerado necesario acceder a la petici¨®n de grabar lo que esta madrugada deb¨ªa suceder entre los muros de la c¨¢mara de la muerte del correccional de Bonne Terre en Misuri.
Su enfermedad cong¨¦nita, un hemangioma cavernoso, pod¨ªa suponer un verdadero problema a la hora de su ejecuci¨®n
"Si los funcionarios de Misuri tienen la suficiente confianza como para ejecutar a Russell Bucklew, deber¨ªan tenerla tambi¨¦n para grabar la ejecuci¨®n en v¨ªdeo", indic¨® uno de los letrados del reo, la abogada Cheryl Pilate, en un comunicado. "Es momento de correr la cortina que cubre las inyecciones letales", a?adi¨® Pilate antes de que se conociera la primera decisi¨®n judicial.
En la demanda, de 15 p¨¢ginas, los abogados del condenado ped¨ªan que se filmase la ejecuci¨®n con?el objetivo de "preservar una prueba crucial" de que el procedimiento viola la Octava Enmienda de la Constituci¨®n de EEUU, que proh¨ªbe castigos crueles.
Seg¨²n el doctor Joel Zivot, testigo de la defensa en el caso contra Bucklew por asesinato y violaci¨®n, el condenado tiene "un tumor en continuo crecimiento en su cara que le ocupa la nariz, la garganta y parte de su laringe, lo que le causa dolor continuo y dificultad para respirar". Su enfermedad cong¨¦nita, un hemangioma cavernoso, pod¨ªa suponer un verdadero problema a la hora de su ejecuci¨®n.
Despu¨¦s de que recientemente el doctor revisase al preso lleg¨® a la conclusi¨®n de que los funcionarios que deb¨ªan de acabar con la vida de Bucklew no estaban preparados para el caso m¨¦dico que enfrentaban, lo que conducir¨ªa en su opini¨®n, a otra ca¨®tica ejecuci¨®n similar a la de Oklahoma.
El fiscal del Estado respondi¨® hace una semana con una carta de 12 p¨¢ginas a los problemas de salud que sufre Bucklew y que, en opini¨®n de los abogados del preso, hacen imposible que la ejecuci¨®n no sea "cruel". Una p¨¢gina y media del documento estaba dedicada a exponer con detalle el asesinato por el que Bucklew fue condenado, cuando su crimen nada tiene ahora que ver con su actual condici¨®n m¨¦dica.
En opini¨®n del m¨¦dico del preso, ahora refrendada por una corte superior, sin duda su paciente "sufrir¨¢ una terrible asfixia mientras muere", apuntaba Zivot, que argumentaba -imitando a los m¨¢s fervientes defensores de la pena de muerte- que "al fin y al cabo eso es lo que se pretende cuando se permite que el Estado asesine, arrancarle la vida al condenado".
Hasta el momento, y desde que EEUU comenz¨® a sufrir desabastecimento de uno de los tres medicamentos que componen el c¨®ctel mortal de tres f¨¢rmacos que conforman la inyecci¨®n letal, Misuri ha ejecutado a seis personas con pentobarbital sin que en principio ninguna de ellas experimentara signos visibles de sufrimiento.
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