Las aulas ¡®feas¡¯ producen menos estudiantes

?Te gustaba ir a la escuela? Si asistir a clases no era tu actividad preferida, tal vez hoy lo ser¨ªa. Desde televisores de plasma hasta pan casero reci¨¦n horneado y mucho espacio para juegos, las escuelas latinoamericanas ofrecen cada vez m¨¢s incentivos ¡°extra curriculares¡± a sus alumnos para atraerlos al aula y crear las condiciones ideales para la ense?anza.

Caracter¨ªsticas tales como pocos espacios recreativos, aulas peque?as, pobre iluminaci¨®n y control de la temperatura ambiental afectan a los estudiantes a lo largo y ancho de Latinoam¨¦rica. El mayor problema, de acuerdo a la encuesta, son los sistemas de calefacci¨®n y acondicionamiento. Costa Rica y Brasil, dos de los pa¨ªses m¨¢s c¨¢lidos, dicen tener m¨¢s de la mitad de sus alumnos en aulas con sistemas de control de temperatura inadecuados. El porcentaje es del 40% en Chile y el 43% en Per¨², seg¨²n reportan los directores.

El informe plantea que todos los pa¨ªses muestran amplias deficiencias en las condiciones f¨ªsicas de sus escuelas, especialmente en relaci¨®n con el nivel socio-econ¨®mico de sus alumnos. Chile es el que cuenta con mejor infraestructura escolar de la regi¨®n, seguido por Brasil, Argentina, M¨¦xico y Uruguay. Costa Rica y Colombia est¨¢n entre los cinco ¨²ltimos del ranking, de un total de 65 pa¨ªses encuestados en todo el mundo. Por ejemplo, el gasto acumulado en educaci¨®n en Chile es de 32.250 d¨®lares por alumno, menos de la mitad del promedio de 83.382 d¨®lares por alumno en la OCDE, que agrupa los 20 pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo.?

Soluciones prometedoras

Varios pa¨ªses de la regi¨®n han empezado a implementar mejoras significativas en la infraestructura de sus escuelas p¨²blicas. Con sus llamadas Escuelas de Tiempo Completo, Uruguay ha optado por ampliar los espacios y reducir el n¨²mero de estudiantes en escuelas primarias.

De acuerdo a ley, ¡°son edificios flexibles, que pueden adaptarse a nuevos procesos educativos y tambi¨¦n crecer. Las aulas tienen una dimensi¨®n generosa, que permite diferentes din¨¢micas educativas, y al menos algunas de ellas son accesibles para personas con capacidades diferentes¡±. Las escuelas no deben tener m¨¢s de 250 estudiantes.

Mejoras en la infraestructura de los centros educativos en Argentina y Bolivia est¨¢n dando resultados alentadores. En los lugares m¨¢s alejados, la reparaci¨®n y ampliaci¨®n de las escuelas han mejorado las condiciones y atra¨ªdo a m¨¢s alumnos.

Todas las ma?anas, el aroma a pan casero y a mate cocido, y el sonido de un televisor encendido, se mezclan en la entrada de la escuela rural Mar¨ªa Luisa L¨®pez en Tolomb¨®n, en Salta, 1.400 kil¨®metros al norte de Buenos Aires.

Asombrosamente, los estudiantes llegan todos los d¨ªas media hora antes para ver un rato de sus programas favoritos en el televisor de la escuela. El tiempo se pasar¨¢ r¨¢pido antes de que una de las chicas de sexto grado haga sonar la campana que anuncia el comienzo de la jornada escolar.

"Nuestros chicos siempre tienen entusiasmo, pero se ha potenciado con el acceso a elementos nuevos: la televisi¨®n, las computadoras, los DVDs. Tenerlos es fundamental para las escuelas rurales", explica Lydia Arganar¨¢z, quien trabaja hace m¨¢s de 10 a?os como maestra de sexto y s¨¦ptimo grado.

Podr¨ªa darse por descontado en muchos pa¨ªses, pero una infraestructura s¨®lida y acorde a las necesidades escolares marca un mundo de diferencia a la hora de ofrecer una educaci¨®n de calidad.

No es poca cosa para estudiantes que hace unos pocos a?os estaban a acostumbrados a sentarse en el suelo de tierra. Tampoco para sus padres, que tambi¨¦n vivieron esa experiencia.

Julio C¨¦sar Casma es productor online del Banco Mundial