Seguros e ilegales
La violencia en Am¨¦rica Latina es end¨¦mica como la desigualdad social, la injusticia y los buenos deseos
Y m¨¢s temprano que tarde, como dijo Salvador Allende en su despedida: ¡°Se abrir¨¢n las grandes alamedas por donde pasee el hombre libre¡±.
La violencia en Am¨¦rica Latina es end¨¦mica como la desigualdad social, la injusticia y los buenos deseos.
Una vez desaparecido el elemento catalizador de la divisi¨®n entre la derecha y la izquierda, los golpes militares y la instauraci¨®n del nuevo mapa de Am¨¦rica, sobre una era del fin de la impunidad ¡ªcoincidiendo con la justicia universal propugnada por Baltasar Garz¨®n en Espa?a¡ª, Latinoam¨¦rica va volviendo a un limbo entre su seguridad y sus garant¨ªas jur¨ªdicas.
En un momento en el que se tiene la posibilidad del coro universal de la protesta y de la investigaci¨®n a trav¨¦s de Internet y las redes sociales, es curioso que los pa¨ªses latinoamericanos no tengan un modelo de seguridad capaz de defender la integridad f¨ªsica y el sistema de libertades de sus comunidades.
En M¨¦xico, cerca del monumento del ?ngel de la Independencia, a espaldas de las puertas de los leones del Parque de Chapultepec, en la base de la Estela de la Luz que es signo de la oscuridad corrupta mexicana, se pueden leer mensajes desgarradores de familiares de mexicanos desaparecidos.
Hay madres que buscan a cuatro hijos; hijas que claman por sus padres. Todos los esperan de vuelta; los esperan vivos.
Refiri¨¦ndome a otro pa¨ªs de Am¨¦rica Latina, es innegable que en Venezuela se tortura. El informe del Human Rights Watch, respecto a las manifestaciones del 12 de febrero de 2014 revela que m¨¢s de 150 personas fueron v¨ªctimas de abusos graves y en 45 casos no estaban participando en las protestas cuando las fuerzas de seguridad venezolanas actuaron contra ellas.
Desaparecida la lucha ideol¨®gica que represent¨® la izquierda y la derecha (el marxismo y los gobiernos de derecha de Estados Unidos), no hay raz¨®n para que tengamos gobiernos que desbordados por la realidad, pierdan la sensibilidad que tuvieron.
Ejemplo de ello es Dilma Rousseff, quien pas¨® de guerrillera contra las juntas militares a presidenta constitucional de Brasil. Ella, que viene de toda la cascada de libertades en Latinoam¨¦rica, la cual permiti¨® enjuiciar a los Videla en Argentina, terminar con los Pinochet en Chile y limpiar la conciencia sucia de Am¨¦rica, es a quien le est¨¢ tocando administrar una situaci¨®n que significa desde limpieza si no ¨¦tnica, s¨ª limpieza de pobreza en las favelas, hasta mandar a sus polic¨ªas a tratar de defender sus calles, en un sistema en el que las conquistas que permitieron que Rousseff llegara a ser presidenta se olvidan por la administraci¨®n del d¨ªa a d¨ªa.
Por su parte, que el (des)gobierno de Maduro no aprendiera la lecci¨®n de que Ch¨¢vez nunca mat¨®, no legitima que ahora su lucha se traduzca en la tortura sistem¨¢tica contra el pueblo venezolano.
Hablando nuevamente de M¨¦xico algunos piensan que el expresidente Calder¨®n hizo bien tratando de recuperar los espacios perdidos por la corrupci¨®n y los narcotraficantes. Pero, cuando un gobernante desencadena una guerra tiene la obligaci¨®n de saber c¨®mo ganarla y ¨¦l no ten¨ªa un plan de victoria. Todav¨ªa hoy sacado y cumplido el peor precepto de todos, lo f¨¢cil no es haber sacado a los militares de los cuarteles, lo dif¨ªcil es regresarlos a ellos.
No se sabe d¨®nde est¨¢ el punto final de la guerra contra el narcotr¨¢fico en M¨¦xico. Los desaparecidos a¨²n se cuentan por miles. De 2006 a 2012 se reportaron m¨¢s de 27.000; de 2012 a 2014 se disminuy¨® a 16.000 y ahora se tienen 8.000 seg¨²n el Secretario de Gobernaci¨®n.
Augusto Pinochet no tuvo m¨¢s de 5.000 desaparecidos. La dictadura argentina, bald¨®n y verg¨¹enza moral de Am¨¦rica, tuvo 33.000 El Gobierno de Calder¨®n hered¨® al de Pe?a Nieto 27.000 y aunque la cifra ha disminuido, un a?o y medio despu¨¦s de estar en el poder los desaparecidos ya no son s¨®lo de Calder¨®n.
El fr¨¢gil sistema latinoamericano de libertades y seguridad naufraga frente a lo inmediato: terminar los estadios de f¨²tbol en Brasil, hacer cruzadas contra la pobreza en M¨¦xico y torturar a civiles en el camino de ver qui¨¦n manda en Venezuela.
Me pregunto: ?para qu¨¦ sirve la OEA? Desaparecido el referente del enemigo del Norte y fracasado el populismo chavista en los pa¨ªses del ALBA, ?hacia d¨®nde nos dirigimos?
?Qui¨¦n cuidar¨¢ ¡ªen un sistema caracterizado por la ausencia de ley¡ª, el orden que permitir¨¢ encontrar a los desaparecidos en M¨¦xico, no seguir torturando ni asesinando a los j¨®venes en Venezuela, ni tener que limpiar lo que huele mal de la sociedad en las favelas brasile?as o destruir en la Avenida Paulista las respuestas que los gobiernos no saben dar?
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