La elevada abstenci¨®n cuestiona el futuro gobierno de Al Sisi en Egipto
Las primeras estimaciones apuntan a una amplia victoria del candidato oficialista La participaci¨®n rondar¨ªa el 44% del electorado
Zarandeados por el tur¨ªstico camello que los llevaba de los arrabales de Giza a las pir¨¢mides con el transistor a todo volumen, dos j¨®venes egipcios daban palmas este mi¨¦rcoles al ritmo de canciones que llaman a votar en las presidenciales. Pie en tierra, el estudiante Ahmed Nassar segu¨ªa la broma antes de admitir que ¨¦l no votar¨ªa en la tercera jornada electoral. Ni al mariscal retirado Abdelfat¨¢ al Sisi, hombre fuerte del r¨¦gimen que derroc¨® al islamista Mohamed Morsi hace 10 meses, ni a su ¨²nico adversario, el izquierdista Hamd¨ªn Sabbahi.
Entre sus conocidos y amigos votaron pocos, seg¨²n contaba el joven cairota de 23 a?os entre las docenas de gu¨ªas, vendedores ambulantes y charlatanes que compet¨ªan por los favores de los escasos turistas junto a los monumentos m¨¢s famosos del mundo. Abajo, en las catastr¨®ficas callejas de Giza, los polic¨ªas, soldados y funcionarios de los colegios electorales persist¨ªan en su in¨²til espera.
Los dos primeros d¨ªas solo vot¨® el 40% del censo, 15 puntos menos que en 2012
Un joven militante de los ilegalizados Hermanos Musulmanes de Morsi ped¨ªa anonimato para explicar por qu¨¦ cree que muchos j¨®venes se mantienen alejados de las urnas. Contaba que un estudiante de 20 a?os, que seg¨²n sostiene es ajeno a la cofrad¨ªa islamista prohibida, llevaba detenido desde el lunes ¡°por fotografiar un colegio electoral vac¨ªo¡± en el suburbio cairota de Hadra Helwan. La polic¨ªa habla en cambio de ¡°actos vand¨¢licos¡±.
Tras el primer impulso del lunes, la afluencia de votantes cay¨® hasta forzar al Gobierno a a?adir una tercera jornada a las elecciones, las m¨¢s largas de la historia egipcia. Aunque nadie duda de que ganar¨¢ Al Sisi, los Hermanos Musulmanes y otros grupos opositores celebran la fuerte abstenci¨®n como un ¨¦xito propio. Seg¨²n fuentes judiciales citadas por la agencia Reuters tras el recuento de 3.000 colegios electorales, Al Sisi obtuvo el 89% de los votos, mientras que Sabbahi se hizo con el 5%. Estas mismas fuentes informaron este mi¨¦rcoles de que la participaci¨®n fue del 44,4%.
El equipo de campa?a del candidato oficialista, con datos de 2.000 colegios, mantiene que? el 93,4% de los votantes optaron por su aspirante, y un exiguo 2,9% se decant¨® por su rival.
Descalza sobre el sof¨¢ de su amplio apartamento en un barrio acomodado de El Cairo, la periodista Shahira Amin insist¨ªa unas horas antes en la necesidad de boicotear los comicios. La c¨¦lebre presentadora cree que la ola represiva tras el golpe contra Morsi, ¡°ha roto el espinazo a la sociedad civil egipcia¡±. Habla de ¡°un n¨²cleo de gente que aguanta en Facebook o en Twitter¡±, pero ella ya no cree que haya levantamientos sociales ¡°en los pr¨®ximos 10 a?os¡±. Por el miedo al actual aparato y por el cansancio de tres a?os de revueltas, primero contra el aut¨®crata Hosni Mubarak en 2011 y, despu¨¦s, en contra o a favor de Morsi, en 2013. Amin no espera nuevas protestas contra el r¨¦gimen militar que, seg¨²n cree, ¡°est¨¢ a punto de instaurar Al Sisi¡±.
El analista econ¨®mico Angus Blair, que dirige el think-tank regional Signet, achaca parte de la abstenci¨®n al ¡°cansancio electoral¡± de los egipcios, que desde la revoluci¨®n contra Mubarak ¡°han votado una y otra vez, en elecciones y referendos¡±. Cree Blair que la clave de este hast¨ªo es ¡°el extra?amiento de los j¨®venes¡± de un sistema pol¨ªtico que hace de Egipto una gerontocracia. Esta fractura generacional es, seg¨²n cree, uno de los mayores problemas sociales del pa¨ªs. Ofrecer oportunidades a los j¨®venes es un pilar obligatorio para cualquier estabilidad. Con o sin militares.
Cuando en 2013 vio los tanques que derrocaron a Morsi pasar por la esquina de su casa en el centro burgu¨¦s de El Cairo, el periodista egipcio Hisham Kassem se acord¨® de ¡°los reg¨ªmenes militares de la literatura suramericana¡±. El martes, sin embargo, ironizaba en su sal¨®n sobre ¡°el flaco favor que le hicieron a Al Sisi sus amigos de los medios¡±. Al retratarlo como un h¨¦roe casi infalible, ¡°lograron que mucha gente crea que no hace falta ir a votar¡±, aunque apoyen al nuevo hombre fuerte.
La revoluci¨®n contra Mubarak fue un levantamiento de la gente sin comida y sin trabajo ¡°contra las ¨¦lites¡±, recuerda Kassem. Tambi¨¦n las protestas contra Morsi antes de su derrocamiento ¡°se debieron al desastre econ¨®mico¡±. La misma vara, cree, servir¨¢ para medir a Al Sisi y, llegado el caso, para castigarlo. Algunos ya se lo temen, como el vendedor ambulante cairota Hossin Ismail, de 38 a?os. Desconf¨ªa del mensaje de austeridad de Al Sisi, que ha augurado ¡°tiempos de trabajo duro¡± en Egipto. Nadie, dice Ismail en su ingl¨¦s callejero, ¡°va a ayudar a los pobres¡±.
La tonadilla electoral que aplaud¨ªan los j¨®venes de Giza quiere animar al voto juvenil pregunt¨¢ndoles por qu¨¦ guardan silencio ante las urnas. No les faltan razones a los millones de miserables, ni a las decenas de miles de encarcelados ni a los m¨¢s de mil muertos desde el golpe.
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