Obama ve en el canje de prisioneros una oportunidad para estabilizar Afganist¨¢n
EE UU recibe con cautela la liberaci¨®n del sargento Bergdahl tras media d¨¦cada de cautiverio
La liberaci¨®n del sargento Bowe Bergdahl ¡ªel soldado norteamericano canjeado por prisioneros talibanes el s¨¢bado tras cinco a?os de cautividad entre Afganist¨¢n y Pakist¨¢n¡ª est¨¢ demasiado llena de claroscuros, y sus consecuencias parecen demasiado inciertas, como para ser motivo de celebraci¨®n en Estados Unidos.
No ha habido expresiones patrioteras tras el intercambio de Bergdahl por los cinco reos talibanes en la prisi¨®n de Guant¨¢namo. Nadie considera una victoria digna de festejos su regreso a EE UU. Las circunstancias de su desaparici¨®n todav¨ªa son objeto de discusi¨®n. En Washington empiezan a o¨ªrse cr¨ªticas por una operaci¨®n que, seg¨²n voces destacadas en el Partido Republicano, podr¨ªa comprometer la seguridad nacional y haber vulnerado la ley que obliga a informar al Congreso con treinta d¨ªas de antelaci¨®n de cualquier traslado desde Guant¨¢namo.
El canje de prisioneros facilita, al mismo tiempo, un di¨¢logo m¨¢s amplio con los talibanes para poner fin a m¨¢s de una d¨¦cada de guerra. Los contactos con el grupo que aloj¨® a Osama bin Laden antes de los atentados de 2001 se prolongaron durante m¨¢s de tres a?os y contaron con la mediaci¨®n de Catar. Pueden ser un proleg¨®meno para un acuerdo que permita la retirada ordenada de Afganist¨¢n que busca el presidente de EE UU, Barack Obama.
"Por todo el norte de ?frica, Al Qaeda recauda dinero con los rescates. Ahora hemos puesto un precio", se quej¨® el domingo a la cadena CNN el republicano Mike Rogers, presidente de la comisi¨®n de Inteligencia de la C¨¢mara de Representantes.
La mediaci¨®n de Catar fue clave en la operaci¨®n que permite salir de Guant¨¢namo a cinco talibane
"Con independencia de qui¨¦n retenga a un prisionero de guerra americano, debemos hacer todo lo posible para que recuperarlo o recuperarla", replic¨® la consejera de seguridad nacional de la Casa Blanca, Susan Rice, en la misma cadena. La Administraci¨®n Obama niega que Bergdahl fuese un reh¨¦n m¨¢s: es un prisionero de guerra.
La liberaci¨®n de Bergdahl, de 28 a?os, revela m¨¢s que cualquier discurso del dem¨®crata Obama o documento oficial de estrategia sobre la realidad de lo que su antecesor, el republicano George W. Bush, llam¨® guerra contra el terrorismo.
El s¨¢bado, a las 19.00 hora local, en un lugar secreto de Afganist¨¢n, cerca de la frontera con Pakist¨¢n, 18 jefes talibanes entregaron al soldado a un grupo de fuerzas especiales de EE UU. Fue un episodio ins¨®lito: las fuerzas que llevaban catorce a?os mat¨¢ndose se encontraba cara a cara y sin violencia.
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Unas horas despu¨¦s, Obama compareci¨® en Washington ante la prensa junto a Jani y Robert Bergdahl, los padres del soldado liberado. La palabras de bienvenida que Robert Bergdahl pronunci¨® en ¨¢rabe ("en el nombre de dios, el misericordioso, el compasivo") y past¨²n sonaron como un raro momento de autenticidad en un lugar, la Casa Blanca, donde son m¨¢s frecuentes los discurso vac¨ªos y los mensajes prefabricados. El padre explic¨® que el hijo tiene dificultades para hablar ingl¨¦s.
El encuentro cerca de la frontera con Pakist¨¢n ¡ªtenso pero pac¨ªfico¡ª y la evidencia de un soldado norteamericano que ha olvidado el ingl¨¦s y se ha asimilado parcialmente a la cultura de los captores proyectan un retrato lleno de matices en una guerra que empez¨® como una historia en blanco y negro, de buenos y malos. Pero los h¨¦roes aqu¨ª son figuras multidimensionales lejos de las simplificaciones de la propaganda, los enemigos de entonces se han legitimado ahora como socios en una negociaci¨®n, y acabar una guerra ¡ªuna guerra sin victoria¡ª obliga al Gobierno de EE UU a asumir males menores.
La liberaci¨®n de Bergdahl "podr¨ªa abrir la puerta a discusiones m¨¢s amplias entre los afganos sobre el futuro de su pa¨ªs, reforzando la confianza en que es posible encontrar un terreno com¨²n entre todas las partes", dijo Obama en un comunicado. El canje del s¨¢bado no impulsa de forma autom¨¢tica el di¨¢logo pero s¨ª crea las condiciones para que avance.
Obama anunci¨® la semana pasada su plan de retirada. La misi¨®n de combate acaba al final de 2014. EE UU quiere dejar unos 10.000 soldados en el pa¨ªs centroasi¨¢tico en 2015 dedicados a adiestrar a las fuerzas afganas y a participar en operaciones antiterroristas. El plan ¡ªpendiente de la aprobaci¨®n del vencedor en la segunda vuelta de las presidenciales afganas, el 14 de junio¡ª prev¨¦ completar la retirada a finales de 2016.
Un Afganist¨¢n lo m¨¢s estable posible es necesario para que el repliegue pueda realizarse en los plazos previstos. EE UU no quiere tener que regresar porque Al Qaeda, ahora debilitada en este pa¨ªs, haya vuelto, ni porque la guerra entre facciones se haya recrudecido. Para evitarlo, la contribuci¨®n de los talibanes es decisiva.
Los intentos de negociar un acuerdo con los talibanes han ido paralelos con las negociaciones por la liberaci¨®n de Bergdahl, desde los primeros contactos a finales de 2010. En 2012 se suspendieron los contactos y se reanudaron brevemente en el verano de 2013, cuando los talibanes abrieron una oficina en Doha, la capital Catar. La disputa con el gobierno afgano de Hamid Karzai por el estatus diplom¨¢tico que los talibanes pretend¨ªan otorgar a esta oficina abort¨® el di¨¢logo.
Unos meses despu¨¦s, los talibanes hicieron saber que estaban dispuestos a negociar la libertad del sargento Bergdahl, pero s¨®lo con la mediaci¨®n de una tercera parte. Las negociaciones finales de desarrollaron en Doha. El martes Obama ultim¨® los detalles del canje ¡ªincluida la condici¨®n de que los talibanes no puedan salir de Catar en el pr¨®ximo a?o¡ª con una conversaci¨®n telef¨®nica con el emir catar¨ª, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, informa la agencia Reuters.
En una entrevista con la cadena NBC desde Afganist¨¢n, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, otorg¨® el m¨¦rito de la operaci¨®n a Catar. Hagel dijo que desde que se rompieron las negociaciones en 2012 EE UU no ha mantenido ning¨²n contacto formal con los talibanes: el ¨²nico ocurri¨® en los ¨²ltimos para organizar la entrega de Bergdahl.
"Quiz¨¢ esto ser¨¢ una oportunidad que pueda producir un acuerdo", a?adi¨® Hagel.
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