Disparar al pueblo
Gobiernan en nombre del pueblo, pero si hace falta disparan contra el pueblo. No es una decisi¨®n f¨¢cil para los reg¨ªmenes que se apoyan en el mito de un pueblo erigido en se?or absoluto de su destino. Los soldados del pueblo reciben la orden de disparar sobre los obreros, los estudiantes u otros soldados, elementos tambi¨¦n mitificados de este pueblo elevado a los altares de la religi¨®n de la historia. Pero quienes dan la orden son los carism¨¢ticos y adorados caudillos del pueblo.
Ha ocurrido en muchas ocasiones durante el siglo XX. La primera de ellas en Kronstadt, cuando la rebeli¨®n del consejo o s¨®viet de los marineros fue reprimida a sangre y fuego por los propios s¨®viets. Fue en 1921, con Trostki al frente del Ej¨¦rcito Rojo y Lenin en la presidencia del r¨¦gimen. Para el fundador de la Uni¨®n Sovi¨¦tica aquellos hechos ¡°iluminaron la realidad como un rel¨¢mpago¡±. Tras la brutal represi¨®n empez¨® la Nueva Pol¨ªtica Econ¨®mica, que reintroduc¨ªa la empresa privada despu¨¦s del comunismo de guerra.
La ¨²ltima fue hace 25 a?os, en Tiananmen, junto a la tumba de Mao Zedong, en d¨ªas cruciales para el futuro del bloque comunista. Pocos meses despu¨¦s de la matanza, los reg¨ªmenes comunistas europeos ca¨ªan pac¨ªficamente uno detr¨¢s de otro, entre otras razones porque nadie quiso o pudo dar la orden de disparar contra el pueblo como hab¨ªan hecho los dirigentes chinos poco antes y los sovi¨¦ticos en abundantes ocasiones anteriores.
Todos los reg¨ªmenes que secuestran la voluntad del pueblo para mandar en su nombre se confrontan un d¨ªa u otro con esta sangrienta paradoja. Quien no es capaz de disparar al pueblo no vale para esa tarea. Incluso para los dictadores es una tragedia, pero no porque corra la sangre del pueblo por los disparos de los soldados del pueblo, sino por su sentido griego, su car¨¢cter fat¨ªdico, guiado por el destino, que conduce, a falta de democracia y de Estado de derecho, a resolver los conflictos internos y las reivindicaciones populares con el viejo instrumento de la represi¨®n y del crimen de Estado.
De Tiananmen sali¨® un r¨¦gimen purgado de dirigentes blandos y dubitativos, pero reafirmado en la v¨ªa capitalista: pu?o de hierro para las libertades p¨²blicas y m¨¢xima libertad para quienes quieran prosperar en la econom¨ªa de mercado. A pesar de la incomodidad inicial y de las protestas occidentales, el mundo entero se conform¨® pronto con el olvido. Tiananmen se convirti¨® en un tab¨² dentro de China y en una referencia inc¨®moda para quienes mantienen estrechas relaciones con Pek¨ªn. Hemos canjeado la libertad de los chinos por la prosperidad de todos dentro de la econom¨ªa globalizada. Eso es Tiananmen.
Una decisi¨®n de tal envergadura y dramatismo tiene car¨¢cter fundacional, y por tanto de irreprimible rememoraci¨®n. Cabe extender sobre ella un espeso silencio, como han venido haciendo los dirigentes chinos desde hace 25 a?os, pero todo el mundo sabe que est¨¢ presente y es incluso visible en el vac¨ªo ayer en la plaza, desalojada de p¨²blico por la polic¨ªa. No conmemora hechos del pasado, sino que celebra un futuro en el que hechos como aquellos no puedan repetirse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.